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Lanzamiento de ‘Somos Ciudad Musical’, la investigación de las músicas que fuimos y las que podemos ser
¿Somos, realmente, la Ciudad Musical de Colombia?, es una pregunta frecuente entre los ibaguereños, sobre todo, los más jóvenes, quienes vieron con recelo el nombramiento de Bogotá como ‘Ciudad Creativa de la Música’ por la Unesco en marzo de 2012, y que ante el sin número de conciertos y eventos que se realizan allí, dudan sobre la propiedad del título que ostenta Ibagué desde hace muchos años.
El escritor Carlos Pardo Viña, a través de una ardua investigación de 30 años, responde, desde el título de su obra la tan recurrente pregunta: ‘Somos Ciudad Musical’. Pardo Viña es el más reciente ganador del estímulo ‘Ciudad Musical un viaje sonoro por la historia y cultura de Ibagué’, del PME 2024 de la Alcaldía de Ibagué. La investigación será presentada este martes 26 de noviembre al público general en el Complejo Cultural Panóptico de Ibagué a las 6:30 p. m.
A lo largo de los años, el escritor ha investigado la historia de la música en la ciudad y su importancia en la construcción de la identidad ibaguereña. En su tarea, ha leído con detenimiento los periódicos publicados en la ciudad desde la primera mitad del siglo XIX y conversado con algunos de los protagonistas que han vivido esta historia. Producto de ese trabajo ha publicado libros como Itinerario de una hazaña, historia del Conservatorio de Música del Tolima (Pijao Editores, 1997) y Memoria de una identidad: Ibagué Ciudad Musical (Universidad del Tolima, 2022), este último, Premio Municipal de Investigación Cultural Ibagué 2020, basado en el trabajo Configuración de la memoria colectiva en la ciudad de la música Ibagué 1850-1950, con el cual optó por su grado de Magister en Territorio, conflicto y cultura.
“He investigado sobre el tema desde el siglo pasado, y aunque he publicado varios libros académicos sobre el tema, de este es el que me siento más orgulloso porque reúne mi trabajo de tres décadas y aporta nuevos elementos para la permanente construcción de nuestra identidad regional”, asegura Pardo Viña.
El libro, además, cuenta con fotografías e imágenes inéditas sobre la construcción de la identidad musical en nuestro territorio desde los Pijaos, hasta los tiempos modernos, pasando por momentos álgidos del siglo pasado.
Apuntes del autor sobre su obra
En El Cronista.co, dialogamos con Pardo Viña, momentos previos al lanzamiento de su obra para conocer un poco más sobre ‘Somos Ciudad Musical’, la pertinencia de su investigación y el trasfondo de la misma.
—Si bien son 30 años de investigación, la obra abarca un periodo mucho más amplio, ¿Qué épocas podemos encontrar en el libro?
—Yo parto desde la música indígena. ¿Cómo sabemos la música indígena?, lo sabemos por las historias de los cronistas de indias, los instrumentos musicales encontrados arqueológicamente como una flauta de venado del siglo 1. Reconstruí la música de los indígenas, luego pasé a la época de la colonia, es decir que pasaba en 1781, cuando estaba el convento de Santo Domingo y se hacían conciertos y obras de teatro para la gente, las academias. La primera academia de música que existió en Ibagué fue en 1575, 25 años después de la fundación. Luego paso al siglo 17, 18 y 19 con la conformación de las academias de música, narrado también desde los escritores y cronistas que consignaban las practicas musicales y culturales. Este libro arranca desde la música indígena hasta el Ibagué Ciudad Rock.
—En esta tarea tan difícil de escudriñar en el pasado, ¿hubo algún momento emocionante que encaminó el rumbo de la investigación, por fin, después de mucho buscar?
—Uy, muchos momentos. Por ejemplo, alguna vez Fabio González Pacheco habló de que había un cura que había creado una academia de guitarra y se llamaba Antonio Segura y yo estaba obsesionado con Antonio Segura y no lo encontraba, hasta que descubrí que se llamaba era Antonio Sequeira. Después encontré en el archivo de indias un proceso penal del capitán Francisco del Pulgar contra el párroco de Ibagué, Antonio Sequeira, y encontré ese juicio porque decía el capitán que el cura había pinta un poco de graffitis y había empapelado con unos papeles en los que aparecía el capitán pegándole a la suegra y eso era increíble. Casi muero de la dicha cuando veo que en el proceso se menciona a una dama de alta sociedad, miembro del coro que el cura había fundado. También encontrar las crónicas de Gabriel García Márquez sobre los coros del Tolima en el diario La Marina de la Habana Cuba. Fueron varios momentos mágicos de la investigación.
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—El libro arranca con la afirmación ‘Somos Ciudad Musical’, ¿Por qué arrancar por esta respuesta?
—Estuve con unos estudiantes del colegio la Sagrada Familia. Todos sabían que éramos ciudad musical, pero solo tres creían que aún éramos ciudad musical, de ahí una preocupación. Pareciera que es una cosa que nos identificaba antes, pero ya no. Yo quiero esculcar sobre esa identidad porque a partir de ella, nosotros podemos crear un plan de desarrollo económico, social, humano y político, porque es lo que nos diferencia. El turismo cultural es importante y aquí con la gran fuerza musical que tenemos no lo hemos consolidado como un eje desarrollo y esa es mi apuesta.
—Los periódicos y los medios juegan un rol muy importante en su investigación, ¿Qué pasó con los medios de comunicación que hoy en día relegaron de la primera plana a la cultura?
—Aquí había un orgullo por la cultura, ahora los medios de comunicación casi ni sacan notas culturales, las páginas culturales de los medios desaparecieron, y en la medida en que desaparecieron, la gente ni siquiera se entera de los eventos. Los medios creen que la cultura no vende, pero la cultura sí vende. Hay cierto analfabetismo cultural, como que no les interesa. Aquí solamente hablan de política y de contratos, temas muy importantes, pero la promoción de los valores locales también lo son. Aquí los gestores culturales trabajamos con las uñas y no somos reconocidos en ninguna parte.
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