Tal discusión debe abordar un análisis genuino y profundo. Hasta dónde los problemas de atraso y dejadez que hoy afronta la ciudad, en buena medida, son el resultado de un periodismo malsano ejercido por algunos medios de comunicación y periodistas. Por supuesto, con la anticipada aclaración que se trata de una situación con un acumulado de muchos años, sólo que hoy se ha agudizado.

Una herencia maldita heredada de grandes ‘maestros’, hasta converger en una desfachatez plena. Sin rubor alguno, se entró en la práctica de feriar uno de los  mandatos más sagrados del periodismo: la independencia. Medios y periodistas que encontraron en el sector público la gallinita de los huevos de oro, con el ingrediente adicional de volverse avaros incontenibles, en palabras más coloquiales, ‘traganiqueles’.

Recibir o pedir pauta publicitaria a cambio de volverse lavadores de imagen u ocultar escándalos de corrupción o en el peor de los casos, acomodar los hechos con tal de favorecer al anunciante, llámese funcionario o entidad, se volvió una práctica común en Ibagué. Ejemplo diciente ocurrió en el periodo del nefasto alcalde Andrés Hurtado y todo indica que se ha extendido a la actual Alcaldesa. Entrega de voluminosa pauta sólo para aquellos que hablen bien de la administración. Esa es la condición imperante. El chantaje en nuestro medio es de doble vía, cuando no chantajea el funcionario, chantajea el periodista. Flaco favor que le hace a la ciudad este tipo de práctica.

Insisto, este debate hay que ponerlo sobre la mesa, y qué buen punto de partida resulta lo que se dio recientemente con el medio de noticias digital El Olfato, después de que su Director hiciera serias denuncias sobre amenazas recibidas frente al informe que publicara con pruebas documentales relacionado con un presunto enriquecimiento ilícito de la Alcaldesa de Ibagué.

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Por la seriedad del informe y por la gravedad de las amenazas al medio y a su Director, un sector de la prensa ibaguereña y sociedad civil brindó apoyo (hecho inédito en Ibagué)  a través de comunicado en la que se exigían garantías para la libertad de prensa y protección a los periodistas. Quien esto escribe, firmante de ese respaldo, con el transcurso de los días, ha venido notando que el portal El Olfato dejó enfriar el tema, lo que produce una percepción de cierto tufillo de ambigüedad y suspicacia. Insto, la pauta publicitaria sí, pero dejando incólume la independencia. Hay que hacer respetar la independencia.

La alcaldesa Johana Aranda aprovechó el momento para enviar un mensaje de esos que se denominan ‘apaga incendios’, pero una cosa son las palabras y frases plasmadas en un escrito florido, y otra distinta ver la práctica. Oportuno, entonces,  recordar ese mensaje de la siempre sonriente alcaldesa y que ojalá sirva acicate para adelantar un profundo análisis que permita determinar si de verdad está facilitando las condiciones para que el periodismo en su administración se pueda ejercer libre de toda atadura. Por ejemplo, no responder los derechos de petición que por orden constitucional debe cumplir, significa que de entrada pone una traba gigante.

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“Siempre he sido profundamente respetuosa del trabajo de los periodistas. Valoro y exalto su compromiso con la verdad, porque su labor es esencial para una sociedad bien informada y democrática. Su papel es clave en la defensa de la transparencia y en dar voz a la ciudadanía. En nuestra administración, hemos brindado todas las garantías para que puedan ejercer su derecho a la libertad de prensa de manera plena, segura, sin restricciones. Seguimos creyendo en la importancia de un periodismo libre, valiente, que construye puentes entre el gobierno y la comunidad”.

Henry Rengifo Hernández