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Generación Z: puros descendientes "probeta" de la derecha.

Generación Z: puros descendientes "probeta" de la derecha.

Por Johan Mendoza Torres

*Sociólogo. Dr. en Ciencias Sociales


La fachada consiste en atraer jóvenes como impulsadores, no tanto de un inconformismo político, (producto de una conclusión histórica, teórica y racional) sino impulsadores de un descontento orgánico, más visceral (emocional, pasajero, sin contexto), a la par que grandes monopolios de medios informativos capitalizan tragedias o magnicidios; la batalla cultural da un nuevo paso hacia un escenario que la izquierda jamás vio posible: la cooptación de la juventud por parte de la derecha.

La autodenominada generación Z es la práctica del experimento desarrollado por la Usaid y la fundación Soros (Open Society) con la juventud de Europa oriental, Taiwán y medio oriente. Es importante que, antes de creer que los jóvenes salen a la calle porque desean más democracias liberales que defiendan a "los buenos de los malos", se estudie lo que sucedió en la falsa primavera árabe, en Serbia, en Georgia, en Ucrania antes del inicio de la guerra en 2014, así como en el levantamiento juvenil en Taiwán.

Si se sigue una línea lógica de lo que ha hecho esa tal generación Z, verá que la falsa primavera árabe tenía como objetivo el asesinato de Gadafi en Libia, en Taiwán impulsó el movimiento independentista anti China, en Serbia impulsó (y sigue impulsando) el movimiento estudiantil pro OTAN-Unión Europea, en Georgia impulsó el movimiento de desconocimiento del presidente electo que es anti Unión Europea (OTAN), en Ucrania promovió un golpe de Estado que terminó en la actual guerra, en Bielorrusia lo intentó pero fracasó en las calles.

Lo más coincidente, es que todo se realizó con el mismo método: ongs pro democracia eurogringa que financiaron violencia contra las instituciones vigentes, consolidando el nuevo manual de golpes de Estado formato siglo XXI. Ojo, de allí la polémica sobre la ley de agentes extranjeros aprobada en Bielorrusia y Georgia.

Ahora bien, esas fueron las primeras pruebas, el paso siguiente es América Latina. En Colombia y en el mundo, la tradición cultural es que la juventud por lo general sea de izquierda. Pero hoy la derecha, en un doble movimiento, contradice dicha tradición cultural y desarrolla a la vez una impensable ganancia de jóvenes para sus filas. Pensaron..."Si los jóvenes solo quieren expresar algo en la calle, se puede utilizar esto a nuestro favor".

Hay que estar atentos, porque por ejemplo, las elecciones juveniles en Bogotá las perdió la izquierda contundentemente; en México se levantaron contra la presidenta, en Venezuela hace años hubo guarimbas, etc. Y ahora que recuerdo, cuando Álvaro Uribe y sus paramilitares eran gobierno, estaban tan desesperados por no poder controlar la juventud que fundaron la universidad ELITE, además de meter informantes en las universidades, llevar presos o matar profesores. Y es que hasta el último día del último gobierno uribista (Duque) la política del garrote fue la única que les interesó ejecutar contra los jóvenes en Colombia. Hoy Agustín Laje y otros tantos han botado línea, han llamado a una "batalla cultural" lee bien "batalla cultural", apréndetelo: "batalla cultural".

La derecha occidental ya lo pudo evaluar; entre más garrote, entonces más de izquierda se vuelve la juventud, en cambio, entre más placeres disgregados como pequeñas dosis de bienestar que les entregues a la juventud, más moldeable y manipulable se vuelve.

Confusa pero determinada situación se ha comenzado a desenvolver en Latinoamérica. Yo insisto, esto ya se vio, por supuesto con intereses tácitos diferentes, pero estructuralmente muy alineados, en Taiwán, en Serbia, en Ucrania, en Bielorrusia, en Georgia, Venezuela, y ahora es el turno de México. Por supuesto, como este nuevo método de control de masas incluye redes sociales, hay variables particulares que determinan el éxito de la manipulación; número de likes sean falsos o verdaderos, popularidad inflada, mensajes de amor y democracia mientras queman gente viva, banderas de tonos pastel mientras se fomentan golpes de Estado, un discurso superfluo de "no más políticos", "no más casta", "no más corrupción" mientras Estados Unidos y Europa perfilan a su antojo cambios de régimen.

De África ni hablar, allí funciona el mismo interés estructural, pero bajo la miserable sevicia con la que Europa ha tratado a los hermanos africanos, promoviendo matanzas, grupos armados extremadamente violentos para mantener guerras internar en los países que no les obedezcan. Pues como decía el presidente Macron hace un tiempo en una reunión con presidentes de África occidental, "sin Francia ustedes no habrían logrado nada".

¿Y Colombia? Lo de las elecciones de los consejos juveniles en Bogotá puede ser una muestra. Pero también lo es el término "jóvenes Cabal", o los jóvenes que borraban los murales de "las cuchas tienen razón" o lo que publicó Caracol Radio como un gran titular "más de mil jóvenes piden a Vargas Lleras que sea presidente". Pfffff puede sonar absurdo, pero todo esto viaja en el orden metódico de lo que se podría denominar figuradamente como el nuevo manual de la retoma del poder por parte de las élites occidentales.

Finalmente, la filosofía política y la ciencia política ante la inutilidad de la verdad, están mutiladas, no son suficientes para entender esta vaina; es necesario volcarse a la sociología política, pero sobre todo a la psicología política para hacer frente como una izquierda intelectual y menos reaccionaria a lo que se viene.

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