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Estoy que me bebo 

Estoy que me bebo 
[LetraCapital Letra="D"]esde la intimidad de una alcoba, ojalá bien acompañado, de la sala de la casa, apartamento o cualquier lugar privado, la persona siente la sensación de cobrar su libertad individual y hacer de su conducta personal lo que le parezca. Beber en vísperas o la noche de elecciones es un grito de libertad.

Por eso, no es extraño, que muchas licoreras y tiendas agoten la existencia de bebidas embriagantes en un día como hoy. El deporte es mamarle gallo a la bendita ley seca y que todo sea por la patria.

En estas condiciones, el decreto que establece que a partir de las seis de la tarde de  este sábado 01 de octubre queda prohibido la venta de licor en cualquier establecimiento comercial, se convierte en un mero canto a la bandera. Y no es para menos, de acuerdo a Camilo Valverde, tendero de tradición de Ibagué, horas antes de decretada la ley seca se vende todo tipo de licores tres veces más de lo comercializado en el mes.

“Pareciera que el mundo se fuera a acabar”, dijo Valverde.  Entran como locos, desesperados, a surtir sus casas para las rumbas o encuentros que se convierten en los más familiares de todo el año. La  víspera de elecciones en ocasiones se convierte en toda una parranda, donde hasta los gotereros se la gozan. Esos que nunca fallan cuando huelen a metros el alcohol en la casa de sus amigos.

La mala hora es para los establecimientos públicos que por decreto cierran sus negocios. Sin embargo, todo no es alegría, en algunos casos la policía tiene que intervenir en ciertas parrandas donde se pasan de tragos.

Pero sea cual fuere la situación, la ley seca es la más violada de nuestras leyes, porque pocos la cumplen. Los únicos que se benefician, son los tenderos y licoreras; ellos están felices, porque hacen su agosto en unas elecciones atípicas donde se define el futuro del país. Salud.

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