Viviana Upegui tenía lo que muchos llamarían una vida plena. Además de ser profesional en administración hotelera, tenía dos hijos y un esposo a los que ama con todo el corazón. Pero un día, comenzó a sentir un fuerte hormigueo en las piernas; acudió al médico, y al no encontrar nada decidió continuar con su vida, convencida de que se trataba de algo pasajero e irrelevante.

Los primeros síntomas

Después de vivir varios años en la capital con su familia, Viviana se trasladó al Tolima “Yo vivo en Ibagué hace 11 años y aproximadamente en ese tiempo comenzaron los primeros síntomas, pero mi diagnóstico solo se dio hasta el año 2022”, cuenta.

Con el tiempo se había acostumbrado a los hormigueos, pero los síntomas comenzaron empeorar, su pierna izquierda parecía no querer responderle. En ocasiones debía ayudarse con las manos para alzarla y realizar tareas tan simples como subirse a un vehículo.

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Con dos hijos pequeños y una vida ocupada, fue posponiendo las consultas médicas hasta que los dolores se volvieron insoportables. Su familia comenzó a preocuparse y, en busca de respuestas, recorrieron distintos centros médicos y se sometió a múltiples exámenes, hasta que finalmente recibió el diagnóstico: esclerosis múltiple, una enfermedad conocida como “la de las mil caras” por presentarse de manera distinta en cada paciente.

El caso de Viviana

En su caso, la enfermedad le genera dolores crónicos que le impiden desempeñarse en trabajos que requieren movilidad constante o cumplir con horarios estrictos, ya que a veces su pierna izquierda simplemente no responde. Los tratamientos, que debe recibir debilitan su sistema inmune y esto sumado al dolor crónico, también ha desencadenado episodios de depresión.

Sin embargo, Viviana ha encontrado en la Casa de la Mujer un refugio de apoyo emocional, un espacio donde se siente acompañada y motivada a seguir adelante “Nadie, aparte de quien lo vive, sabe lo duro que es enfrentar dolores tan intensos. Hay días en los que siento que no puedo ni moverme, pero aquí me siento bien, me distraigo y he conocido gente valiosa”, expresó.

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En la Casa de la Mujer actualmente se encuentra realizando la Formación Técnica en Panificación dictada por el Sena y sueña con emprender un proyecto propio que le permita trabajar desde su hogar, a su ritmo y de acuerdo con sus posibilidades.

Viviana Upegui es sin duda, una mujer valiente que, gracias al respaldo de su esposo e hijos, ha aprendido a sobrellevar los dolores que nunca desaparecen del todo, pero veces ceden por unos días y otras veces regresan con fuerza. Ella ha querido dejarle un mensaje a todas aquellas personas que viven a diario con dolor crónico.

“Vivir con dolor crónico no significa resignarse. Siempre hay caminos para sobrellevarlo: desde la medicina, lo social y lo espiritual, hasta las pequeñas cosas que nos hacen felices. Compartir con quienes nos aman, abrirnos a nuevas personas y escuchar lo que les ha funcionado a otros nos ayuda a encontrar fuerza. El dolor está, pero no tiene por qué definir nuestra vida”.