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'El J.J. Rendón' cucuteño, necesita siquiatra

'El J.J. Rendón' cucuteño, necesita siquiatra

 

Por: Humberto Leyton

Hacer un llamado a la sensatez sería lo ideal, pero ante la andanada irrespetuosa, de baja estofa, pendenciera y chisgarabís de ciertos áulicos del gobernador Óscar Barreto, como el señor Alexander Castro, es imposible. Es un incendiario a carta cabal. 

Prevalido de un supuesto poder, otorgado por el mandatario seccional se ha dedicado a cazar peleas, a calificar o descalificar, a repartir  condenas a todo aquel o aquella que no esté de acuerdo con las acciones o actitudes de su amo de turno. De allí, que se atreva hasta recomendar siquiatras a los contradictores del gobernador como el alcalde de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo, en un acto, ese sí, de locura extrema y de pérdida de cordura total. Además, cuando sugiere sutilmente que el mandatario local consume drogas psicotrópicas.

No es precisamente este personaje (Castro), quien tenga la autoridad moral y ética para irrespetar en forma grosera, vulgar y aleve a un alcalde que ha mantenido durante toda su vida coherencia política, lealtad a sus principios y no ha sido un trashumante como lo es el provocador que presume de 'asesor' de Barreto.

Desde siempre dedicado a cosas pequeñas, sucias y de menudeo de la politiquería  en los partidos y movimientos por donde ha trasegado,  como hacer montajes de pacotilla contra sus adversarios de momento; Castro ahora funge como conservador pura sangre al lado del sector barretista.

Tránsfuga de diferentes partidos y movimientos como el liberal, en la presidencia del directorio de ese partido de Mauricio Jaramillo y la vicepresidencia de Gustavo Ramos; se pega luego a la campaña de Juan Manuel Santos en el 2010; aparece más tarde en el partido de la U; pasa por el sector conservador del desparecido Senador Luis Humberto Gómez Gallo y se desliza fugazmente al uribismo. 

Es el mismo que llegó de Cúcuta con Beckenbauer Ortega, con el hoy desaparecido Politécnico Central, que al lado del cuestionado Alejandro Rozo, exsecretario de Educación de Fernando Osorio y favorecido de Luis H., conformaron el llamado Grupo Oro, donde supuestamente había dinero por montones, hasta para crear canales de televisión, según los comentarios. Y junto a Rozo, patinaban ciertos contratos en la administración de Osorio (liberal), entre ellos el convenio Andrés Bello, el que tiene hoy encartados con la justicia al exgobernador de aquella época y al actual  gobernador (conservador) y patrono de Castro.

A nuestro invitado en esta columna, también le gusta colarse a uno que otro coctel de cualquier Embajada para aparecer fotografiado con diplomáticos en las redes; se pelea los eventos sociales en los despachos públicos para posar en la foto con el exprocurador Alejandro Ordoñez o el exministro Alfonso Gómez Méndez. ¿Función de fina o vulgar lagartearía? Alguien nos dijo que se parecía mucho al falso Embajador de la India, aquel caso se produjo en Neiva.  

Castro, también ha aspirado en algunas oportunidades como candidato a las corporaciones pública resultando estruendosamente derrotado. Siempre ha salido con quemaduras de tercer grado y no coge experiencia, ahora aspira a quedar en la lista a la Cámara por el sector barretista en el conservatismo. El problema que tienen son los votos. No le aparecen por ninguna parte.

A este parlanchín también lo presentan en un noticiero local como comentarista, analista y estratega político plus ultra y no sabemos qué tantas cosas más; hasta el momento, no le conocemos el primer artículo, ensayo, estudio o libro de su autoría.  Simplemente hace referencias a cosas primarias y obvias de la política doméstica y hasta copia los comentarios de la noche anterior en los noticieros nacionales de la televisión.   

Don Alexander Castro, el camaleón  que confunde el carácter, estilo de actuar y la decisión de las personas con la esquizofrenia y las enfermedades mentales, y las sindica falazmente de consumir alucinógenos, es el mismo que en su interior tiene un conflicto de personalidad, de carácter y de ubicación política estable. Y si añadimos a esto el estado anímico que atrviesa, tendremos un cuadro clínico mental complicado del citado 'asesor'.  

Nos asalta el temor, que nuestro 'estratega', trastoca su activismo político con la profesión del venezolano Juan José Rendón, también conocido como J.J. Rendón, ese sí, especialista en la publicidad sucia y propaganda negra. Basta decir, que fue asesor de las campañas de Uribe y Santos, donde se destacó utilizando estos métodos contra sus adversarios.

Este trastorno de identidad de Castro, el cucuteño con J.J. Rendón, el venezolano, es el que tiene alterado al soplapitos del gobernador Barreto, y en la medida que avance la campaña electoral, seguramente sacará su arsenal de propaganda venenosa, incluyendo la ofensa personal, la provocación y la patanería.

Con algo tiene que descrestar nuestro J.J. Rendón cucuteño, el que necesita siquiatra.    

   

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