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Dejar hacer, dejar pensar

Dejar hacer, dejar pensar

Por Carlos Alberto Estefan Upegui

Sorpresa me causa saber que amigos y conocidos por quienes he profesado especial respeto, no van a  participar de la consulta anticorrupción.

Pero además, que pretendan que otros tampoco lo hagan.

En principio, cualquiera podría creer que no les interesa el tema, mientras se llenan de motivos jurisprudenciales o políticos para convencer a los demás; siendo que para lograr su aprobación es indispensable una concurrencia superior a los 12 millones de sufragantes.

"Engañabobos" la llamó Mauricio Vargas en su columna del diario el Tiempo hace algunas semanas, tildándola de"populista", y de "mucho ruido y pocas nueces".

Pero lo lamentable es que esa y otras voces disonantes, a la hora de la verdad van a terminar haciendo mella en la mente de muchos colombianos, convirtiendo la no participación en un fenómeno nacional, que obviamente no nos deja bien parados.

Me pregunto, cuál es realmente su interés al proponerse influir en las personas que si piensan salir a votar? Político, obviamente.

No soy abogado, como tampoco lo son muchos colombianos; por consiguiente, las dudas sobre la interpretación de las normas invocadas para oponerse, quedan para ser resueltas por parte de la autoridad competente, en este caso la Registraduría,  encargada  de ilustrar al electorado; y hasta el momento no ha dicho nada.

El debate esta planteado sobre la supuesta inconstitucionalidad de por lo menos dos de las preguntas.

Es un asunto netamente jurídico que obviamente, no puede quedar en manos de la  charlatanería de los  ociosos, ni mucho menos esperar que lo reselva el ciudadano del común, respetuoso de la democracia y dispuesto a concurrir a las urnas.

Además, porque si el Presidente Duque anunció que participará, con mayor razón la consulta se supone válida.

Ésta se autorizó y su organizacion ha
tardado casi 20 meses. Se presupuestaron 300 mil millones para su realización y ningún  organismo administrativo o de control los objetó.

Entonces, si es inconstitucional, porqué la realizan? Quien es el culpable?

Y si realmente reune los requisitos de ley, cuál es en realidad el propósito de sabotearla o impedirla?

Porqué no  pensar más bien en participar, así sea como un ejercicio pedagógico de protesta?
Lo más vergonzoso es tener que aceptar que que los enemigos de la consulta logren su cometido.

Esos que se oponen, qué bueno fuese oírlos hablar con el mismo talante sobre la indebida conducta de los  funcionarios y las autoridades que manejan recursos públicos; o acerca de lo indecorosos que son los sobornos, el tráfico de influencias, las extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, y demás conductas criminales.

En consecuencia, el domingo 26 de agosto de 2018, no puede pasar a la historia como otro hecho más que la comunidad internacional tenga a su haber para argumentar en contra nuestra y calificarnos como un país de bárbaros, donde aparentemente no queremos la paz, y como si fuera poco, también somos indiferentes ante la corrupción.

El desinterés y la indolencia, nos convierten tristemente en cómplices pasivos por aquello de  "Dejen hacer, dejen pasar, el mundo va solo» frase de Vincent de Gournay, fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.

Sinembargo, la gestión debe ir incluso más allá de la consulta, como lo manifestó la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez.

La lucha contra la corrupción está por encima de las ideologías y de los partidos políticos.

El asunto es de fondo, de ética, de moral, de solidaridad y por la dignidad de los colombianos de bien.

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