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Alcalde, no diga más mentiras

Alcalde, no diga más mentiras

“El casi sepulturero del Festival Folclórico Colombiano en cinco meses se va y ustedes señores empresarios siguen con sus empresas y negocios. En sus manos está también salvar el Festival Folclórico Colombiano”.

A toda costa el alcalde de Ibagué Andrés Hurtado quiere tapar el desastre que resultó el Festival Folclórico Colombiano en su versión número 49 que recién terminó. Para afirmar que Ibagué acaba de vivir “las mejores fiestas de toda su historia”, acude el Alcalde a un análisis carente de objetividad.

Escudarse en el argumento que la masiva presencia de público y que el balance económico para el sector del comercio y empresarial arrojó cifras halagadoras, es una apreciación ligera, que solo los incautos se la creen.

Lo primero para resaltar es que el Festival Folclórico Colombiano siempre ha sido una fiesta que atrae enorme cantidad de público. Además, de tratarse de un certamen de alcance nacional porque recoge toda la diversidad cultural del país, tiene una fortaleza mayor y es la ubicación estratégica de Ibagué y el departamento.

Estar cerca del centro poblacional más grande de Colombia, Bogotá con sus 10 millones de habitantes, garantiza que un número significativo de bogotanos lleguen a Ibagué a gozar de estas festividades. De ahí que el número de visitantes siempre será mayor en Ibagué que en Neiva donde también se realiza una fiesta nacional. Es más económico venir a Ibagué que ir a la capital del Huila.

Y toda esa multitud aparte de vivir la fiesta, llegan a consumir, por eso la ocupación hotelera es casi del ciento por ciento, (Cotelco ha informado que en esta oportunidad la ocupación hotelera estuvo entre el 91% y el 100%) y las ventas en todo el comercio se disparan. Por eso los buenos resultados económicos que acaba de dar la Cámara de Comercio de Ibagué.

Entonces, que quede claro. La presencia en grandes cantidades de público no sólo  fue exclusiva de esta versión del Festival Folclórico Colombiano, la afluencia masiva de gente deseosa de disfrutar de esta fiesta nacional viene de tiempo atrás.

Lo que se reclama es organización para evitar que el Festival Folclórico Colombiano se venga a menos y pierda el reconocimiento que hoy tiene. Lo que se acabó de ver fue un Festival desarticulado, convertido en colcha de retazos. El Festival es un todo, no hay que medirlo por partes. Permitir un solo lunar en uno de los tantos eventos, empaña todo el Festival y más cuando ese lunar se presenta en uno de los espectáculos emblemáticos como es el Desfile Nacional. 

Fácil le quedó al alcalde Hurtado disponer de más de 5 mil millones de pesos (aún la ciudadanía espera que se entreguen las cuentas, al fin y al cabo es dinero que sale de los impuestos que pagan los ibaguereños), para hacer este Festival hecho a la topa tolondra, sin el escenario central adecuado (Mientras en Neiva el Parque de la Música Jorge Villamil fue el escenario de la mayoría de actividades, con una infraestructura adecuada para encuentros de esta índole),en Ibagué la Concha Acústica se dejó en el abandono absoluto.

No es un alcalde la persona indicada para que asuma la organización directa del Festival Folclórico Colombiano, como ocurrió en esta oportunidad. El Festival no es solo contratar artistas de gran renombre, el Festival es organización, es la oportunidad de mostrarle al país en una sola fiesta, en una sola ciudad, toda la riqueza cultural del país.

¿Dónde dejaron a la Corporación Folclórica Colombiana?, no es acaso esta la entidad idónea para organizar el Festival Folclórico Colombiano. Señores empresarios esta fiesta es ante todo una oportunidad económica, cuídenla. El casi sepulturero del Festival en cinco meses se va y ustedes siguen con sus empresas y negocios. En sus manos está también salvar el Festival Folclórico Colombiano.

Henry Rengifo Hernández

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