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Agricultura de utilería: las cifras, el comodín de los android-burócratas

Agricultura de utilería: las cifras,  el comodín de los android-burócratas

Opinión

Por: Luis Orlando Ávila Hernández

La agricultura y sus cifras, la base de la economía para Ibagué y los municipios del Tolima, es desde las últimas tres décadas, el comodín de los burócratas y de sus más recientes vástagos: los, las y les android-burócratas.

Más sencillo y trágico, no puede ser: las cifras de producción, sus modos, sus medios y su capital de trabajo, en Ibagué y en el Tolima, se soportan en elucubraciones llamadas rimbombantemente estimaciones.  Es decir en mentiras.

Esporádicamente cualquier bachiller que osara preguntar a algún android-burócrata de las dos secretarias de agricultura  (la socialista y la de la seguridad democrática), por ejemplo, cuantos productores de tomate hortaliza o trucha existen a la fecha, simplemente estos, con rimbombancia propia de los ignorantes, les remitirían a los dudosos datos de un invento burócrata llamado EVAS, o acaso a la Encuesta del DANE (que es fragmentaria, no focalizada), o yéndole bien en su frustrada pesquisa, si acaso a la “precisa” contractual información de los gremios (Comité de Cafeteros, de Ganaderos, Fedearroz, CCI, ADT, etc.) o de cualquiera de los brazos corporativos de los políticos que desde los 90, secuestraron para beneficio propio y de sus castas, la información real de la producción agropecuaria ibaguereña y tolimense.

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Solo con revisar la historia de la burocracia en las dos secretarias (la socialista y la de la seguridad democrática), en los últimos 30 años, el, la o le bachiller investigador se percataría que éstas solo han sido una puerta giratoria para tomarse y rotarse el poder que otorgan unos cuantos millones de dólares de presupuesto local y de transferencias nacionales.

Repetir cada año la mentira de los datos agropecuarios, maquillados de proyección o estimación,  es la coartada perfecta para perpetuar su poder, el de sus castas y el de sus brazos corporativos que les posicionan para sus intereses privados.

Ellos, ellas y elles junto a su ejército de android-burócratas, saben bien que esos maquillajes no soportan tan siquiera un simple análisis de algebra elemental volcado a la estadística inferencial o a la descriptiva, por él, la o le bachiller no congresista.

Para pruebas: varios botones.

El primero, las dos cabezas que hoy dirigen la fábrica de cifras “estimadas” en las secretarias de marras, tienen como único mérito ser la cuota parte asignada de sus derechos herenciales de poder y junto a otros, otras y otres cabezas o jefes de despacho que les antecedieron, disfrutar de las mieles de sus haciendas, fundos o chacras a las que les sobran las carreteras, los distritos de riego, las obras civiles y los subsidios públicos de todo tipo, estos sí no estimados, sino reales como deberían ser las cifras “estimadas”.

El segundo, con el denodado esfuerzo del co-gobierno impuesto de la USAID gringa en Ibagué y el Tolima, para re-direccionar “estimando” nuestro constitucional derecho a la producción agropecuaria nacional, dieron en eliminar de tajo en el primer gobierno del antioqueño que tristemente co-gobernó a Colombia desde 2002, a las UMATAS (unidades municipales de asistencia técnica agropecuaria) la única garantía publica que se capturara información en tiempo real de una verdadera  producción agropecuaria incluyente, para darle el “contratico” publico de la captura selectiva de datos “estimados”, al otro invento de la burocracia de la confianza inversionista: las empresas privadas ESAPGROS.

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De invento en invento, la confianza inversionista y la seguridad democrática, junto a los android-burócratas, en casi dos décadas, lograron su propósito: privatizar y excluir.

Privatizar y excluir lo que constitucionalmente es un derecho de todos, todas y todes: la soberana producción agropecuaria de alimentos y de materias primas en Ibagué y el Tolima.

En el punto número 1 del Acuerdo por una Paz Estable y Duradera, se pactó, entre otros, el acceso incluyente a los modos, medios y capital de trabajo para la producción agropecuaria.

Este acceso empieza con un registro en tiempo real acerca de qué, cómo, donde, cuanto y quienes producen alimentos y materias primas agropecuarias en Ibagué y el Tolima.

En los 1,4 millones de hectáreas útiles para la agricultura en Ibagué y el Tolima (IGAC - Agrología, diciembre 31 de 2017) y no solo en las 397 mil hectáreas excluyentes, la recolección de ese registro habría  contado y debería contar con las decenas de miles de bachilleres campesinos no congresistas, que con o sin tecnología android, a punta de calculadora, libreta y lápiz pudieran ayudarnos a “desestimar” o “desproyectar” lo mentira anual que los android-burócratas nos repiten, para beneficio del corporativismo político y gremial.

De paso, si la Fiscalía General de la Nación quiere como dependencia del poder judicial, ayudar a proteger la Paz acordada, debería empezar, en Ibagué y el Tolima, por indagar a quien o quienes históricamente les sirvieron y sirve el maquillaje de cifras del sector agropecuario desde las secretarias de agricultura de Ibagué y del Tolima, por ejemplo, para re-direccionar presupuestos públicos y lograr para beneficio propio o el de su corporativismo político-gremial, una carretera, un distrito de riego, una obra civil, un subsidio o tal vez la creación de una ESAPGRO, en histórico detrimento de las más de 900 mil hectáreas que no existen para los android-burócratas, pues no aparecen en las App para el sistema operativo Android con el que repiten las “estimaciones” de la Corporación Colombia Internacional franquicia colombiana de la USAID gringa y participe del debacle que significó el excluyente Agro Ingreso Seguro, AIS.   

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