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Adaan Li, la mente maestra detrás de Frailejón Ernesto Pérez
Por: Juan Sebastian Giraldo
“Hola, mi nombre es Frailejón Ernesto Pérez. Te quiero saludar. No me conoces, pero yo a ti sí, sí, yo soy tu amigo”, son las primeras palabras con las que muchos conocimos a uno de los personajes más entrañables de 2022, Frailejón Ernesto Pérez, una planta sin mucho color y con cinco ojos, que invitó a millones de colombianos a cuidar el agua.
El frailejón más querido de Colombia hace parte de todo un mundo maravilloso, lleno de personajes, moralejas, historias y sobre todo mucha música, ‘Cuentitos Mágicos’.
‘Cuentitos Mágicos’ es una serie televisiva que se transmite por Señal Colombia, tiene dos temporadas que suman 76 capítulos juntas, y más de 85 personajes, cada uno con al menos una canción. Su objetivo es hacer felices a los niños mientras aprenden. Por medio de la música crear historias a partir de sus cotidianidades y las cosas que los afligen, por ejemplo, el miedo de ir al baño.
Detrás de creaciones maravillosas, siempre existen personas maravillosas, y esta no es la excepción, Adaan Li Guampé o Dulce de Rata, como es conocida artísticamente, es la creadora de ‘Cuentitos Mágicos’. En El Cronista.co conversamos con ella para conocer un poco más de su historia, y de paso preguntar si en el futuro podríamos ver a un lechón tolimense en ‘Cuentitos Mágicos’.
Una infancia con bichitos y cucarrones
Adaan Li es bogotana de nacimiento, pero gran parte de su infancia la vivió en Garagoa – Boyacá, La Sultana del Valle de Tenza, un municipio ubicado a 136 km de la capital colombiana y con una población no mayor a los 20 mil habitantes.
Su infancia la pasó especialmente en el campo. Jugaba todo el tiempo con su hermano. Agarraban los bichitos que encontraban en la tierra y disfrutaban molestar a los cucarrones. Se les veía constantemente en la copa de los árboles, ya fuera bajando guayabas o sacando los plátanos que empezaban a madurarse.
Frecuentemente visitaban a su abuela y la ayudaban con una vaca que tenía. Ambos despertaban desde muy temprano para ir corriendo a ordeñar la vaca y conseguir el primer vaso de leche del día. Los animales, la naturaleza y el juego caracterizaron sus días de infancia.
A pesar del juego y la buena relación con lo que le rodeaba, no estuvo exenta de problemas con sus padres. Adaan Li, al igual que muchos niños, tuvo que lidiar con una educación cuadriculada y poco entretenida.
Muñequitos con vida propia
Por ese entonces, cuando Adaan aún era una niña, en Garagoa muy pocos poseían un televisor propio, y mucho menos alguna forma de ver películas en casa, por lo que las personas debían ir a unas salas donde rentaban cintas en Betamax si querían ver alguna película.
Cierto día, su padre la invitó a uno de estos sitios. Las paredes estaban repletas de títulos distintos para elegir. Tras una minuciosa elección, hubo uno que llamó su atención, La Sirenita de Disney, una película que marcó su vida.
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Cuando vi que los muñecos se movían me pareció la cosa más asombrosa del mundo. Fue como ¿¿Qué?? ¿Los muñecos se pueden mover? ¿Tienen vida?; cuando salí de ahí empecé a dibujar a ver si mis muñecos se movían, pero obviamente no.
En aquel momento inició una nueva pasión en la vida de Adaan, se la pasaba dibujando muñequitos. Trazaba en las esquinas de las hojas de sus cuadernos y después las pasaba muy rápidamente para crear la ilusión de que sus monigotes tenían vida propia. La idea de crear mundos a partir de la animación la impactó mucho, tanto así que decidió estudiar diseño gráfico.
Como en Colombia no existía la carrera de animación, el diseño gráfico se convirtió en la opción más viable, ya que en último semestre se veía animación; sin embargo, Adaan no terminó. — me desesperé y no terminé. Lo que hice fue mirar qué instituciones tenían materias de animación y fui entrando a varias universidades, tomando solamente los cursos que me interesaban.
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A sus 17 años, junto a un amigo, decidió montar una empresa Piragna. Sus conocimientos eran básicos, así que se dedicaban a hacer tarjetas, calendarios, y páginas web; posteriormente se arriesgaron con los videojuegos.
Sin tutoriales y a punta de ensayo y error con el Flash, terminaron creando su primer videojuego, producto que les haría acreedores una beca de MTV para estudiar realización de videojuegos en Argentina. Lamentablemente, la beca no pudo ser aprovechada debido sus escasos recursos económicos, por lo que en su viaje a Argentina se dedicaron a comprar muchos libros afines al tema.
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El primero que desarrollamos era un juego injugable. Era un muñequito estilo Mario, pero eso no andaba ni para atrás ni para adelante. Lo importante es que nos dimos cuenta que estamos aprendiendo animar a través de los videojuegos.
Cuentitos Mágicos
Con el pasar de los años, Piragna creció como empresa y desarrolló contenidos para diferentes públicos. En su recorrido han creado videojuegos como El gran tanque (2010), Toritos (2013), Mi señal Robot para RTVC (2016), entre otros. Además de series y cortometrajes como Tooko (2019), Rey sapo (2016), El pescado (2017), y por supuesto, Cuentitos Mágicos (2020).
Todas sus creaciones surgieron de una misma pregunta “¿Qué podemos comunicarle al mundo?”. Actualmente desarrollan lo que será su próxima serie, Chica Cartón, una historia que abordará las problemáticas de las jóvenes entre los 13 y 21 años, tocando temas como: la búsqueda de la identidad, la depresión y la felicidad.
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¿Cómo surgió Cuentitos Mágicos?
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Fue algo muy de mamá. Veía a los niños y las rondas infantiles que escuchaban. Me di cuenta que seguían cantando las mismas canciones que a mí me cantaron. Esas canciones no son acordes a la época en la que estamos.
Con la plena convicción de que los niños y niñas de este milenio tienen preocupaciones distintas a querer casarse y ser una señorita de la capital, o a llorar de pena por la partida de Mambrú a la guerra, decidió crear nuevas canciones que se ajustaran a las preocupaciones de los niños de hoy en día.
Al ritmo de tangos, bachatas, merengues, rocks, skas y otras músicas, surgieron personajes como: “Sana zanahoria, una zanahoria aposionada por el deporte; Morita, una mora intrépida capaz de investigar cualquier cosa; Monet, un niño artista que le gusta imaginar; la Princesa Mitocondria, que de princesa no tiene nada; Lombriceta que es el personaje que enseña a cómo cultivar las plantas; tenemos a Neumococo que es una bacteria malvada. Hay una diversidad impresionante”.
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¿Podríamos ver algún día a un personaje del Tolima? Quizás un lechón con raboegallo…
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Yo creería que sí. Se podría desarrollar a más personajes que estén enfocados a la cultura colombiana. Principalmente lo hemos hecho con las cosas que los niños tienen a su alcance, es más probable que tengan un tomate a un tamal, pero sí podríamos llegar a desarrollar un icono para cada región, quedaría súper lindo para una tercera temporada.
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