Como se sabe después de una comparsa que incluyó huelga de hambre, mítines, manifestaciones, declaraciones del sector mayoritario de la Asamblea del Tolima que apoya a la actual administración y una presión indebida de Barreto, para cambiar al anterior rector José Herman Muñoz, como responsable supuesto del desorden y ‘caos’ de la universidad, lograron el objetivo; empero, se comprometieron a desburocratizar al principal centro de enseñanza superior del departamento, a sanear las finanzas y a normalizar el funcionamiento académico y administrativo.

En los escasos cuatro meses, que lleva el actual rector (e) Omar Mejía Patiño, se hecho todo lo contrario y la situación de la UT empeora. Este funcionario no tiene carácter y en la práctica se convirtió  en estafeta que lleva y trae y que firma todo lo que le llega del 10º piso de la gobernación del Tolima, a través de Olga Lucía Alonso, secretaria de Planeación de la gobernación y delegada del gobernador en el Consejo Superior de la universidad,  quien ejerce el poder real en el alma mater. La autonomía universitaria se perdió.

En nuestra anterior nota denunciamos los nombramientos que no se requerían como el del famoso Asistente del Asistente de la rectoría; ahora nos ocuparemos de los nombramientos de personas que no cumplen con los requisitos para ejercer sus cargos.

Nombraron a la abogada Ehtel Margarita Carvajal Barreto, como Jefe de la Oficina de Control Interno. No tiene experiencia en este campo que expresa el parágrafo 1º del artículo 8 de la ley 1474 de 2011, que exige experiencia específica frente a este cargo de Control de Gestión. Ella había desempeñado otros en la UT pero ninguno relacionado con su nueva responsabilidad, según nuestra fuente Garganta Profunda, la abogada Ethel es ampliamente conocida por ser la compañera sentimental de Carlos Andrés Perdomo, hombre de confianza de Barreto y quien está vinculado a la gobernación.

El nombramiento de Fabián Giovanny Peña Rojas, como Jefe de la Oficina de Control Interno, también se hace al margen de la ley, pues se requiere experiencia y el propio abogado fue consciente de eso y reconoció en varios corrillos de la universidad que no sabía por qué lo habían nombrado en ese cargo.

El Vicerrector de Desarrollo Humano, profesor Carlos Alberto Ramos Parracín, no cumple con el perfil del cargo por no tener cinco años de experiencia; solamente acreditó cuatro como profesional adscrito a la a la Dirección de Deportes de Neiva, pero no tenía el cargo de directivo, además le homologaron un año de experiencia como director de una escuela deportiva en el Caquetá que en este año no se puede acreditar como experiencia para ser Vicerrector. Muy reforzada la acreditación de este profesor.

En esta lista continúa el nombramiento de Esteban Lara, como profesional grado 17, como Jefe de la Oficina de Desarrollo Tecnológico. En la resolución de nombramiento no dice explícitamente que es el jefe de esa oficina; sin embargo, en el día a día de su trabajo funge como tal, firma documentos en esta condición y ha realizado reuniones con todas las personas adscritas a esta oficina en condición de jefe. Debe resaltarse que este cargo era de profesional grado 18 en la planta de personal de libre nombramiento y remoción, por lo tanto, nombraron a una persona en un cargo inferior para desarrollar funciones que venía desempeñando una persona de nivel superior; lo que implica que Lara, más adelante, si a bien lo quiere, podría demandar a la universidad para que lo nivelen salarialmente. Según nuestra fuente, Garganta Profunda, en este nombramiento se cometió otro error, por no haberse tenido en cuenta al personal de carrera que tiene formación y competencia para este tipo de cargos, además de tener la prioridad para encargarse de estos puestos cuando hay vacantes.

Y por último se encuentran los ya conocidos casos de los abogados Óscar Iván Cortés, como Vicerrector Académico que según los círculos universitarios no cumplen con los requisitos y el de Nidia Yurany Prieto Arango, como Secretaria General de la UT. Ambos no acreditan sino experiencia como abogados litigantes no como académicos, y además por ejercer estos cargos no se requiere de funciones de asesores jurídicos.

Estos dos funcionarios, son considerados en el ámbito universitario, la entronización de la politiquería del gobernador Barreto, puesto que ambos pertenecen a los lomitos del mandatario desde su pasada administración (2007-2011), son de su confidencialidad  y la abogada Nidia Yurany, dentro del ingrediente nepotista de las administraciones de gobernador actual, es la esposa del gerente de la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo del Tolima (EDAT), John Jairo Sánchez Escobar, cargo de confianza  del mandatario.