Los manejos de dinero y cuentas no aclaradas en las pasadas elecciones regionales, más un embargo a la diputada y excandidata a la gobernación Rosmery Martínez Rosales, causaron la tensión en las relaciones personales y políticas, entre el jefe del grupo mayoritario liberal del Tolima, Mauricio Jaramillo, y los hermanos Martínez Rosales.

Las discrepancias surgieron por la forma como se manejaron los recursos de la campaña a la gobernación del 27 de octubre de 2019, cuando en una coalición entre el partido Liberal y Cambio Radical, entre otras fuerzas políticas, que apoyaban a la señora Martínez, perdieron las elecciones frente al actual gobernador Ricardo Orozco.

En aquella oportunidad, surgió una estrecha alianza entre los hermanos Martínez Rosales, entonces de Cambio Radical, y M. Jaramillo, que se decía iba más allá de esas elecciones, y se perfilaba un trabajo conjunto a futuro.

Pero esos anhelos solo llegaron hasta cuando llegó la rendición de gastos de la campaña, y aquí hubo un desacuerdo entre la empresaria Olga Beatriz González, quien gerenció esa campaña y los hermanos Martínez, suceso que terminó en los juzgados y con embargos contra la excandidata a la gobernación.

Este desacuerdo financiero, más la demanda instaurada por una interpuesta persona, que se considera orientada por los diputados liberales Carlos Reyes y Julio César Morato,  contra la elección en la primera vicepresidencia de la Asamblea Departamental a cargo de Rosmery Martínez, caldeó los ánimos en la familia Martínez, quienes dieron por canceladas las relaciones políticas con el sector liberal de M. Jaramillo, y de inmediato, entraron en contacto con el gobernador Ricardo Orozco, en busca de acuerdos políticos y burocráticos.

Esta situación, de hecho, fortalece al mandatario seccional pues sumaría a su coalición de gobierno en la Asamblea, a los dos diputados de Cambio Radical: Maxjonny Alexander Barrios Betancourt, Carlos David Ñustes, y a la señora  Rosmery, quien ocupó el segundo lugar en la elección a la gobernación y por derecho de la Ley de Oposición, ocupa un escaño en la Asamblea Departamental.

Pero además de eso, le aseguraría a Orozco, y por ende al barretismo, tener injerencia fuerte en el nombramiento del próximo Contralor del Tolima, pues los rumores que existían de una nueva coalición política en la Asamblea para elegir a este funcionario, prácticamente se desvanecieron con la nueva actitud que han tomado los diputados cercanos a los Martínez.

A esta situación, se añade la indecisión manifiesta de algunos integrantes de la lista liberal a la Cámara de Representantes, para promover la candidatura de José Luis Correa López al Senado. Se sabe que en almuerzo realizado el 19 de noviembre pasado, todos sus integrantes, excepto Gentil Gómez, que no asistió a esta convocatoria, se comprometieron a votar por el caldense, pero en la práctica, solo Olga Beatriz González, se ha puesto esta camiseta en forma seria.

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Gentil Gómez, quien no pertenece el redil jaramillista, al final de esta semana dará a conocer el candidato que acompañará al senado, que será distinto a Correa, mientras que el resto, o son muy discretos o están comprometidos con otras candidaturas como ya se ha comenzado a rumorar o definitivamente no le copian a Mauricio Jaramillo.

Estas situaciones, además de dejar en vilo la autoridad y capacidad de mando de Mauricio Jaramillo en el partido Liberal del Tolima, también le complican sus aspiraciones de ser candidato a la gobernación en las elecciones de 2023.

Pero como en política nunca se dice la última palabra, lo mejor es esperar al desarrollo de los acontecimientos, esperar que las aguas se decanten y que pase el tiempo a ver que nuevas historias nos trae en este terreno tan movedizo.