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¿Se acaban los ‘refrigerios’ en las campañas políticas del Tolima?
Hasta hace dos años, campaña política que se respetará en el Tolima tenía que dar refrigerio. Y no cualquier refrigerio. Hoy, todo indica que esa práctica ha entrado en vía de extinción.
Esta forma de hacer las campañas políticas apareció en el Tolima desde los tiempos en que el clientelismo y la politiquería afloró con furor.
Seguramente a aquellos candidatos que se aferran a la vieja forma de hacer la política, les aterroriza que esta práctica desaparezca, pues a falta de ideas y de propuestas, qué mejor que seguir convenciendo a sus electores a punta de un emparedado y un jugo, o en el mejor de los casos, un suculento tamal o plato de lechona.
Cuentan que quienes supieron aprovechar la idea de los ‘refrigerios’ en las campañas políticas en el Tolima, fueron los líderes de los barrios y de las comunas.
En su afán de hacer reuniones grandes y así demostrarle poder al candidato que apoyaban, se valían de la estrategia de ofrecer un buen refrigerio. Con esto se garantizaba la presencia masiva de gente en la reunión y el candidato, además de quedar satisfecho, salía convencido que había asegurado un buen número de votos.
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De reunión en reunión por un refrigerio
El ‘refrigerio’ llegó a alcanzar tanta importancia en las campañas, que el rubro destinado para financiarlo era el más alto. Pero al mismo tiempo la mayoría de las personas asistentes a estas reuniones se fueron ‘profesionalizando’, y más que escuchar al candidato, el interés lo despertaba el refrigerio. Incluso, se han dado casos en el que algunas campañas en el pasado descubrieron a personas que saltaban de reunión e reunión solo por el refrigerio.
Una reunión de 50 personas con un refrigerio económico, de 5 mil pesos unidad, en la campaña a la Alcaldía de 2018 costaba 250 mil pesos, y si durante el día y la noche se hacían diariamente un promedio de 5 reuniones, serían 1 millón 250 mil pesos en solo refrigerios. Pero contando que fueran a ese precio, porque había ‘líderes’ que exigían refrigerios de mayor valor. Y si el candidato no accedía, lo amenazaban con quitarle el apoyo.
Lo cierto es que en asuntos de refrigerios para las jornadas políticas hay de todo como en botica. Está el que da solo una tajada de ponqué y el jugo, hasta el que eleva la oferta con tamal o lechona.
Como esa especie de ‘líderes’ ha ido desapareciendo, también ha empezado a desaparecer el refrigerio. Por supuesto, que aún quedan políticos-candidatos que siguen fieles a esta práctica, pues insisten que es la mejor manera de cautivar a los electores, tal vez con el convencimiento de que con un ‘refrigerio’ es suficiente para lograr el voto anhelado.
Los candidatos alternativos
Los que sí definitivamente siempre han descartado esta práctica, son los que se denominan candidatos alternativos. Incluso, son los que critican de manera severa esta práctica, pues en el fondo consideran que se trata de una forma de comprar conciencias. Hoy el consejo que dan a las personas que van a este tipo de reuniones, donde les dan de todo, es que ‘reciban y coman´, pero no voten por ese candidato’.
Dentro de los candidatos alternativos ni siquiera se da agua. Por ejemplo, la candidata a la Cámara de Representantes por el Pacto Histórico, Martha Alfonso, a finales del año 2021 convocó a una reunión política en el Líbano. Allí asistieron 80 personas, y ni siquiera se dio un tinto. “Tenemos que cambiar la forma de hacer la política. Las campañas costosas envilecen el proceso electoral y ahí es de donde se desprende la corrupción, además resulta oprobioso comprar conciencias a punta de entregar algo, así sea un refrigerio”, señala Alfonso.
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