Aunque muchos sostienen que la candidata a la Cámara de Representantes Olga Beatriz González, patrocinada por Mauricio Jaramillo, lleva las de ganar, nadie puede decir que Gentil Gómez o Camilo Delgado, la tengan perdida.

El hecho político es que la suerte del jefe mayoritario del partido Liberal del Tolima, está ligada al resultado final de cuántos votos y quién salga elegido en la lista a la Cámara de Representante por esa colectividad política, en las elecciones del 13 de marzo de 2022. 

La situación es simple. Para nadie es un secreto que esta lista se integró más por aliados de conveniencia que por verdaderos militantes de ese partido. Es una lista salpicón como lo dijimos en nota anterior cuando se estaba conformando este listado. 

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Aquí la única que le copia al pie de la letra y está a disposición de Mauricio Jaramillo, es Olga Beatriz González, porque Gentil Gómez y Camilo Delgado, han mostrado más independencia de las directrices de Jaramillo tanto al interior del partido como en la campaña. Esto significa que de salir elegida una persona distinta a Olga B., Jaramillo simplemente contará con un aliado en la Cámara y no con una persona que pueda manejar dócilmente.

De hecho, en las correrías que se han realizado hasta el momento dentro de la campaña Liberal, Jaramillo solo ha acompañado a Olga B. y fue claro en manifestar desde un principio, que la candidata de su grupo era la empresaria de juegos de azar. 

Y para que no quedaran dudas, al comentar en su cuenta de Facebook sobre la gira que se cumplió el pasado fin de semana con el candidato al senado José Luis Correa dice que “A la correría se sumaron, el Representante a la Cámara Ángel María Gaitán, Olga Beatriz González, candidata a esta misma dignidad,  los diputados Carlos Reyes y Julio Morato, concejales, ex alcaldes y líderes liberales representativos”.

Pero además, esta situación, traería como consecuencia otro hecho político, y es que quién saque las mayorías en esa lista distinto a Olga B. se convertirá en el nuevo jefe rojo por haber obtenido las mayorías, lo que dejaría a Mauricio Jaramillo, en una difícil situación para seguir proclamándose “Jefe de mayorías”, aunque se le podría reconocer ese nobiliario título de “Jefe natural del partido”, como llaman a ciertos dirigentes que han permanecido por décadas entre los cuadros directivos de un partido político. 

Otra arista que se desprende de la elección en la lista a la Cámara de Representantes Liberal, es que debe sacar más de 50 mil votos, como una cifra aceptable para pasar el umbral y como plante para negociar una candidatura a la gobernación del Tolima, eso, de ser ciertos los rumores de que M. Jaramillo aspira a repetir candidatura. En las elecciones regionales (2015) recordemos que perdió frente a Óscar Barreto, por escasos 4.500 votos.

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En política todo puede suceder, incluso situaciones de no te lo puedo creer, pero también tiene su lógica y una de ellas es este contexto, donde el hasta hoy jefe de las mayorías Liberales del Tolima, se juega los restos en una campaña en que la diezmada colectividad roja trata de sobrevivir o de acabarse de hundir. Y donde Mauricio Jaramillo pone los últimos cartuchos, en una actividad que en los actuales momentos exige y reclama a gritos cambios en la dirigencia política en todos los partidos y movimientos en todos los niveles.   

Esta es la disyuntiva que afronta el exsenador M. Jaramillo, en unas elecciones que piden cambio y renovación no solo de tradicionales cuadros de partidos y movimientos, sino de la forma de hacer política, o al menos, eso se desprende de los estudios y análisis los movimientos sociales permeados por la pandemia y el paro nacional que aún resuena.   

Pero como dijo alguien: en política no existen muertos, o los que lo están resucitan, es mejor esperar que los hechos reales nos digan si o no, tenemos la razón.