Por: Martha Alfonso - Representante a la Cámara

Desde el 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre del presente año, se desarrolla en Dubái la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, más conocida como COP-28. Este evento marcará la pauta sobre los compromisos de las grandes potencias mundiales, así como de las denominadas economías emergentes, para enfrentar la crisis climática.

En este marco, se ha conformado el grupo de Parlamentarios por un futuro libre de combustibles fósiles, en el que confluyen congresistas de más de 30 países, al cual pertenezco, y que presentará una propuesta de diagnóstico y hoja de ruta sobre la transición energética denominada “Colombia, hacia un futuro libre de combustibles fósiles”, en que se plantea un escenario sobre los pasos que debe seguir nuestro país para llevar a cabo una transición energética justa, que tenga en cuenta los condicionamientos sociales de la crisis climática y que permita la participación de las organizaciones sociales en la lucha contra el cambio climático.

Lo anterior reviste especial importancia, si tenemos en cuenta que la crisis climática está estrechamente relacionada con la crisis social. Los actuales retos que se enfrentan en materia de combate al cambio climático y la necesidad de desarrollar una transición energética, están atravesados por las dinámicas del sistema económico que ha dejado profundas huellas en materia de pobreza, exclusión y desigualdad, a la par que ha promovido una dinámica extractivista y de consumo acelerado de recursos fósiles, dejando una huella ecológica irreversible y que genera hoy catástrofes ecológicas, hambrunas, escasez de agua, incertidumbre, pero también una obligación de reflexión global para combatir este problema de manera colectiva.

En el más reciente informe de OXFAM sobre el asunto, titulado “Climate Equality: A planet for the 99%”, se muestra que mientras el 10% de la población más rica del planeta es responsable del 50% de las emisiones de CO2, el 50% de la población más pobre es responsable del 8% de estas mismas emisiones; además, el informe señala que el 1% de la población más rica del mundo quemó el doble del presupuesto de carbono que la mitad de la población mundial más pobre desde 1990 y, para rematar, ese mismo 1% más rico producirá, en el año 2030, 22 veces más emisiones de CO2 de las permitidas para evitar que la temperatura promedio del planeta aumente por encima de 1.5 grados. 

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Es el modelo económico neoliberal el responsable de las profundas desigualdades sociales y está detrás de la desigualdad climática. Por eso el documento de la Red Parlamentaria plantea al menos seis cuestiones centrales para la transición energética en Colombia como aporte a la mitigación de los efectos del cambio climático:

a) La diversificación de la economía y de las exportaciones.

b) El desarrollo de políticas para la entrada masiva de energías renovables como eólica, solar, geotérmica, entre otras en las que debe, además, potenciarse la investigación científica para el aprovechamiento energético.

c) Una política de transición energética en el transporte que se combine con la promoción de la movilidad activa, el uso de la bicicleta y la desestimulación del vehículo particular mejorando los sistemas de transporte masivo.

d) Una política de cooperación internacional que gestione recursos para apalancar esa transición cuyos recursos nacionales serán insuficientes, que no pase por más endeudamiento público y que insista en la propuesta del presidente Gustavo Petro de canje de deuda por acción climática efectiva.

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e) Detener la expansión de la frontera extractiva en la región amazónica y en áreas de especial protección ambiental por su importancia y fragilidad ecosistémica.

f) Promoción y fortalecimiento de comunidades energéticas autónomas para transformar hábitos de consumo y aprovechamiento energético desde las comunidades de base.

Así, la transición energética para la mitigación de la crisis por cambio climático requiere de una combinación de políticas sociales y económicas que vayan instalando nuevos dispositivos para repensar nuestra sociedad desde la raíz.