Política
Consulta popular: otras elecciones constreñidas en Cajamarca
Las elecciones de este domingo 26 de marzo, para definir la viabilidad o no del megaproyecto minero a cielo abierto La Colosa, que a todo costo piensa realizar la multinacional minera Anglo Gold Ashanti (AGA), es otra jornada que se cumple bajo la contaminación del dinero y el constreñimiento abierto al elector.
La cantidad de dólares que se encuentran en juego (más de 70 mil millones), dicen los entendidos en estos temas, no es como para dejar al azar que las elecciones se desarrollen normalmente dentro de los verdaderos cánones de ley, ni mucho menos dejar libre el elector para que escoja autónomamente el destino de su pueblo. Aquí hay enormes intereses regionales, nacionales e internacionales comprometidos sobre la mesa.
Un solo ejemplo: AGA ya compró predios con una extensión de más de seis mil hectáreas, equivalentes a tres veredas, cuando solo tiene licencia para 515, donde buscaría 35 mil onzas de metales preciosos.
Por eso, así las autoridades quieran presentar este evento como diáfano y transparente, la realidad es distinta y los hechos tozudos demuestran lo contrario.
La infinidad de obstáculos interpuestos por AGA en su propio nombre, a través de testaferros y de las autoridades municipales de Cajamarca desde el 2014, para impedir la consulta popular son recurrentes. La última es la tutela que instauró contra esta iniciativa de participación popular programada para este domingo. A ello, debe agregarse los medios y 'periodistas' a su servicio para manipular la información y engañar al elector y las comunidades. (Ver: Anglo Gold Ashanti entuteló consulta minera de Cajamarca).
La multinacional minera le teme a la participación popular en las decisiones que atañen con su futuro. En este sentido, no ha escatimado esfuerzos para elegir alcaldes de bolsillo como en las pasadas elecciones donde abiertamente intervino en la campaña y financió al ganador Pedro Marín. (Puede leer: Ganó la maquinaria en Cajamarca).
Dentro de este marco, no es raro que se preparen paseos al Milagroso de Buga con gastos pagos y regalos incluidos, el domingo, para evitar que pase el umbral de cerca de 5.500 votos; que AGA también financie comités de la abstención y del Sí, y de hacer todo lo que esté a su alcance para impedir el triunfo del NO.
Se agrega a lo anterior, la decisión, no modificada hasta el momento, de la Registraduría Nacional de reducir el número de mesas de votación de 35 a 18, que en la práctica restringe el libre ejercicio al sufragio, por la congestión que se presentará en las mesas y el tiempo que dispondrá cada persona de menos de dos minutos para depositar su voto. En las elecciones atípicas del 12 de marzo, el registró fue de menos de 500 personas por mesa y ahora será de 980. Este hecho ha preocupado a los ambientalistas y organizadores de la consulta en defensa del agua, quienes han elevado quejas y solicitudes de ampliar el número de puestos de votación sin tener respuesta de las autoridades electorales. Pese a que la Registraduría tiene su criterio para decidir cuántas mesas se necesitan, es necesario resolver el tipo de elección por la cantidad de aspirantes que se presenten y qué tan complicado sea el tarjetón, entre otras, para de esta forma, definir el número de mesas de votación.
Pero estos reclamos, como las denuncias que se hicieron en las pasadas elecciones y, en estas, como su convocatoria apresurada para organizar una campaña en menos de un mes, no tendrán eco. Las autoridades de control como la Procuraduría, Fiscalía y demás entes, al parecer son ciegas, sordas y mudas.
Las consecuencias
En la consulta popular del domingo, Cajamarca se juega el futuro y la vida de miles de tolimenses. La contaminación del agua con químicos venenosos también perjudicará a Ibagué, Espinal y Coello, entre otros. Los ríos Bermellón, Cuello y 161 nacederos de aguas serán los primeros afectados, más la transformación total del pasaje. El bosque natural protegido y las zonas de páramos desaparecerán. Serán reemplazados por enormes cráteres que removerá la infernal maquinaria de AGA en busca de metales preciosos. Se llevarán la riqueza a nosotros nos dejaran los destrozos ecológicos.
La seguridad alimentaria del departamento está amenazada, por las más de 36 mil hectáreas de cultivos, entre ellos el arroz, que colateralmente afectará la explotación de la mina.
A Cajamarca no solo se le quiere cambiar su vocación de despensa agrícola de Colombia, hacerla una población insegura con los delincuentes que leguen, sino llenarla de burdeles, prostitutas, rufianes, garitos, enfermedades venéreas y de todo el lumpen que llega tras el codiciado oro. Sin empezar la explotación del metal ya esa población pequeña en kilómetros cuadrados y número de habitantes, ya tiene 18 discotecas, que es en l único que ha crecido después de la llegada de AGA.
Ojalá el voto consciente prime sobre el oropel y el dinero y los cajamarcunos le digan NO al despojo de su territorio y a la contaminación de la tierra.
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