Por: Oscar Viña Pardo

Durante su visita a Venezuela, Petro planteó la idea de una "integración energética" entre ambos países, proponiendo que Ecopetrol se convierta en socia de Pdvsa. Según sus palabras, esta colaboración garantizaría suministro eléctrico a Venezuela y materias primas fósiles a Colombia. Además, sugirió la posibilidad de un plan de producción de combustibles fósiles destinado a Colombia, abriendo la puerta para que Venezuela exporte hacia Asia a través del Pacífico.

Las reacciones a favor y en contra no se hicieron esperar. Carlos Asturio Sáenz, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, considera que la propuesta implica un intercambio de beneficios. Sin embargo, plantea la incertidumbre sobre si Colombia busca que Ecopetrol realice exploraciones en suelo venezolano.

El exministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, cuestiona la lógica detrás de la propuesta, preguntándose si la capacidad de inversión de Ecopetrol es infinita. Critica la paradoja de prohibir la exploración de hidrocarburos en Colombia mientras se busca asociarse con Venezuela para realizar actividades que están restringidas en su propio país.

Otro exministro de Hacienda, Juan Manuel Restrepo, opina que la propuesta carece de fundamentos sólidos y destaca las incoherencias en la política energética. Sugiere que, para lograr una verdadera integración energética, se debería involucrar a más países, como Panamá, Ecuador y Brasil, en lugar de limitarse a una asociación bilateral.

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En medio de estas opiniones divergentes, el anuncio del presidente Petro genera incertidumbre en un país que respalda la transición hacia energías limpias. La propuesta, percibida como contradictoria, plantea interrogantes sobre la coherencia de trabajar con energías renovables en el ámbito nacional mientras se busca asociaciones para la explotación de hidrocarburos en el extranjero.