Por Humberto Leyton

El concejal Rubén Darío Correa, ha denunciado en algunas oportunidades ante las autoridades competentes presuntas amenazas e intimidaciones derivadas de sus funciones en el control político que ha realizado, especialmente a los actos de contratación y de gobierno del alcalde Andrés Fabián Hurtado. Ninguna de sus denuncias ha tenido respuesta por parte de los entes encargados en tramitarlas.

Independientemente de cualquier circunstancia de las verdaderas razones que hayan provocado su determinación de renunciar a su curul en el Concejo Municipal de Ibagué, lo cierto es que el principal beneficiado con la actitud del concejal del ADA (Alianza Democrática Amplia), es el acalde Andrés Fabián Hurtado, personaje blanco de reiterados cuestionamientos debido a su ineficiente gestión y escándalos que tienen que ver con abuso de poder.

El valor y el carácter de Correa hay que reconocerlo, así tengamos diferencias, incluso discrepancias, por la forma como realiza su trabajo de control político. Tiene su propio estilo, así no nos guste, pero ha sido el único concejal que ha puesto el dedo en la llaga de la podredumbre que corroe a la administración municipal de Ibagué.

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“Correa en su estadía en el Concejo, ejerció un riguroso y casi solitario control político al gobierno del alcalde de Ibagué, Andrés Hurtado. Denunció presuntos sobrecostos en los mercados que la Alcaldía entregó durante la pandemia del covid-19; cuestionó los cupos de endeudamiento que le aprobó fácilmente el Concejo; criticó los constantes viajes del mandatario; y fue el único que puso en tela de juicio la transparencia de los contratos adjudicados por el gobierno local. Además, de la denuncia sobre el supuesto uso indebido del estadio y que es un caso que en la actualidad tiene contra las cuerdas al mandatario de Ibagué”, dice la nota publicada por este portal al conocerse la renuncia Corea.

La verdad, es que la labor que cumplió el concejal del ADA, sobresalió muy por encima de la discreta y casi clandestina oposición que han ejercido otros, que se llaman independientes o de oposición como los llamados Verdes, los liberales, incluso el mismo representante de la Colombia Humana-UP.

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El lamentable retiro de Correa, deja al concejo local sin la golondrina que llamaba agua en pleno verano, y al sibilino alcalde Hurtado, sin la persona que le hacía control y denunciaba sus tropelías.

La ausencia de Correa, también descongestiona la lista de candidatos a la alcaldía, al retirarse un aspirante que obtuvo cerca más de 38 mil votos en las pasadas elecciones regionales y que quedó en el segundo lugar. No sabemos qué pasará con su capital electoral, pero si vamos a extrañar su voz independiente y de denuncia en el concejo de Ibagué.

Era lo único que brillaba en medio de una absoluta mayoría de concejales enmermelados y cómplices de una desastrosa administración.