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Ibagué, una ciudad embotellada
Ibagué enfrenta un atraso profundo en infraestructura vial. Es una problemática que año tras año ha ido creciendo al punto que hoy está a un paso de hacer crisis. El deterioro de la malla vial ha tomado mucha ventaja.
Los trabajos de recuperación vial que han empezado a ejecutarse y los que seguramente vendrán en el resto de lo que queda del periodo de la administración Hurtado, no serán suficientes para dejar una malla vial avanzada en su recuperación.
Hay barrios de la ciudad que están hoy intransitables, situación que nunca antes se había presentado, para no hablar de corredores viales importantes como el tramo desde la Fiscalía hasta la glorieta de Mirolindo, y qué decir del tramo frente a Panamericana hasta llegar a El Salado.
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Con respecto a la obra del repartidor vial de la 60, El Cronista.co recogió algunas voces sobre lo que opinan de este proyecto. Por ejemplo, David Mediana dice que “Construir una glorieta en un área tan pequeña, tendrá esta un diámetro mínimo, el cual obliga a transitar a una mínima velocidad; el viaducto traslada el trancón 100 metros más abajo sobre la Ave El Jordán y otro tanto igual, sobre la calle 60”.
Agrega que “El semáforo de la calle 60 no está coordinado con el semáforo de la calle 64, estos dos semáforos son el verdadero dolor de cabeza que presenciamos a diario en este sector. ¿Dónde están los estudios de tráfico y demás sobre este sector?”.
Por su parte el exalcalde de Ibagué, Jorge Tulio Rodríguez dice que el problema de Ibagué radica en que tiene un mayor número de vías longitudinales, pero no hay vías transversales. Por eso cree que el repartidor de la 60 no va a solucionar nada y que lo que se debe hacer es quitarle flujo, de lo contrario así se haga este repartidor, el trancón va a continuar.
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El exsecretario de despacho de la Alcaldía de Ibagué, César Picón en El Nuevo Día escribió con respecto a esta obra, lo que llamo ‘Dudas razonables sobre el viaducto de la 60’. En ella hay similitudes con relación a lo expresado por el exalcalde Jorge Tulio.
Dentro de los varios argumentos que plantea Picón, destaca que “si acaso en lugar de insistir en construir un cruce del que nadie se queja, no conviene invertir en las obras estratégicas que están proyectadas en la ciudad. Si ya iniciaron con un pequeño tramo de la calle 103, ¿Por qué no continuarla hasta dónde los recursos lo permitan?”.
Enfatiza César Picón que con la construcción de la calle 103 se lograría conectar la Av. Ambalá con la autopista de salida hacia Bogotá, algo que ayudaría a descongestionar la Av. Pedro Tafur que es quizás la principal pesadilla en términos de movilidad.
Ciertamente justificar la construcción del repartidor vial de la calle 60 con cra 5ª solo porque hace ya buen tiempo en Ibagué no se construye una obra civil de gran calado, y también porque una obra de esas características pone a la ciudad en el pináculo de la modernidad, no es una razón de peso.
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Sobre todo, cuando se trata de una obra que además de su cuantiosa inversión no garantiza que va a ser la solución de la movilidad en el sector donde se construirá, tal y como lo adviertes voces autorizadas con argumentos sólidos.
Por lo pronto no se sabe hasta cuándo Ibagué dejará de ser una ciudad embotellada, y más cuando la próxima administración se encontrará con una ciudad sobre endeudada.
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