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Crónica de un pésimo servicio en un restaurante con propietario ausente
Hay lugares donde la buena fama no se corresponde con la realidad. Este es el caso del restaurante visitado esta semana que, para no perjudicar el propietario, nos abstenemos de nombrarlo, pero que sirva esta experiencia para mejorar el servicio, la debilidad que presentan muchos establecimientos en Ibagué.
Bienvenidos a manteles. Mi única intención es que este relato, que he solicitado a El Cronista.co hacer llegar al propietario del restaurante que en esta ocasión me abstendré de dar su nombre, para no perjudicar el sitio y el dueño sirva para que se percate de la grave situación por cuenta del pésimo servicio que se presta.
A los amables lectores les pido que, con los hechos narrados, saquen sus propias conclusiones, emitan su calificación y decidan si un servicio así es tolerable. Lo haré de la forma más sencilla y directa, exponiendo una cadena de fallas que, en pleno horario de almuerzo, no se puede justificar.
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“Antes de continuar, reitero un extracto de mi columna del 18 de julio de 2025: La supervisión, control y las mejoras deben ser una constante del día a día para lograr óptimos resultados y ganancias. Si el propietario no está en el día a día, es decir, frente al "timón" del negocio, y solo aparece de vez en cuando, es un negocio que le instaló o montó a los empleados y no puede esperar resultados. Esa trillada y obsoleta frase: "Para eso tengo a los empleados", ¡qué distante está de la realidad! Es un camino expedito al fracaso o a ser un restaurante más, sin éxito”.
Y como dice la famosa frase, haciendo alusión a la responsabilidad de la crítica: "Cuando el enemigo lo apoya es porque uno la está embarrando", y esa no es la misión de esta casa periodística.
(El desarrollo de los hechos): Mi estadía de 45 minutos se puede resumir en los siguientes puntos, todos ellos reveladores de una gestión ausente:
LLEGADA: Saludé a los dos empleados sentados a la entrada con un "buenas tardes". Su respuesta fue un escueto "Siga y suba las escaleras", sin levantarse ni acompañarme, e inmediatamente retomaron su conversación.
AMBIENTE Y PERSONAL: El comedor estaba vacío. Solo los dos empleados en el primer piso; dos meseras (una atendiendo mesas y otra el bar); tres personas en la cocina y una empleada del aseo.
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PRESENTACIÓN DE LA CARTA: Volví a saludar con un "buenas tardes" que recibió un "Buenas..." como respuesta. Al pedir la carta, la mesera se volteó, me la trajo sin modular palabra, y se regresó. No hubo ninguna pregunta de cortesía o para comenzar la orden. Buena presentación, de la carta, full color y variedad de platos.
TOMA DEL PEDIDO: Después de 8 minutos de espera, la mesera se acercó con un "¿Qué va a pedir?". Solicité una sodificada de frutos rojos y de plato fuerte (de la molestia que tenía, no recuerdo el nombre). Sopa con trozos de pasta para lasagna, albóndigas de chorizo, salsa roja y algo de crema blanca con hierbas. Tardó 25 minutos en llegar. Las albóndigas (tres unidades) demasiado fritas, deben estar tiernas, la pasta al dente.
ERROR Y REPLAY: Apenas 5 minutos después de ordenar, la mesera regresó con un plato que no era el mío. Le indiqué: "No es mi pedido". Su respuesta fue un simple "Ah, verdad...", y se retiró con el plato en mano, bajando las escaleras.
ENTREGA DE LA ORDEN: La sodificada llegó diez minutos más tarde. El plato fuerte fue entregado por uno de los meseros que me recibió a la entrada. Tuve que pedirle los cubiertos: "Me presta cubiertos, por favor?". Se volteó y los trajo, sin mediar ni una sola palabra.
CALIDAD Y TEMPERATURA: Los 25 minutos de espera no valieron la pena. El plato estaba totalmente frío. Las tres albóndigas de chorizo, por su parte, estaban demasiado fritas, lejos de la textura tierna que deberían tener, y la pasta, dura, no al dente.
DEVOLUCIÓN Y COCINA: Llamé al mesero: "Por favor, retíreme el plato". Sin ninguna cortesía ni pregunta, se lo llevó. Desde mi mesa, pude observar la cocina: ninguno de los empleados indagó por qué se devolvía el pedido. Mi plato pasó completamente inadvertido, ignorando el feedback crucial.
LA CUENTA Y EL MÉTODO DE PAGO: Pedí la cuenta al mesero. Me la entregó con una advertencia: "Solo efectivo o Nequi". Le respondí que solo manejaba tarjeta de crédito/débito. Después de 10 minutos, regresó con un datáfono que visiblemente tuvo que sacar del bar, conectar y habilitar para la transacción.
DESPEDIDA Y OCUPACIÓN: La salida fue tan desabrida como la entrada. En mis 45 minutos de estadía, no se ocupó ni una sola mesa más.
MÁS "DETALLES" DE GESTIÓN: Mientras comía, la empleada de la barra se sentó en ella a almorzar, y la del aseo entró dos veces a sacar elementos de limpieza de un cuarto pegado a mi mesa, mostrando un total desconocimiento de las áreas y momentos para realizar estas actividades.
Conclusión y calificación
La evidencia es abrumadora: este restaurante tiene una plantilla que atiende "a la forma que les narré mi estadía". El dueño no puede esperar resultados si sus empleados operan con esta absoluta falta de protocolos y de interés.
Solo me queda preguntar lo de siempre:
"¿Cuál es el día para visitarlo y que lo atiendan como se debe y merece?"
CALIFICACION (1 a 5) ...
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