Historias
¿Qué está pasando?: El desplazamiento en los ojos de una niña

Según el Registro Único de Víctimas, el acumulado histórico con fecha corte a 31 de diciembre del 2023 es de 8.578.124 víctimas de desplazamiento forzado.
Por Jhenifer Rodríguez Morales
Mi papá es un hombre fuerte, siempre lo ha sido, cuando afuera de la casa se escuchaba un ruido extraño salía con el machete a “ponerle la cara al que fuera”, también trabaja muy duro; desde niño le ha tocado y por eso tiene manos rasposas, pero mi mamá parece que no se da cuenta, lo digo porque le gusta que él la acaricie, no es que ella lo diga, pero yo la noto sonreír cuando en las mañanas ella está cocinando y él llega con la leña, la descarga en el rincón, se para junto a ella y le acaricia la espalda; algunas tardes, cuando él sale del tajo, se sientan en la banca del jardín a tomar café, y mientras hablan, él le acaricia la cara, yo creo que si no estuviéramos nosotras se besarían como en las novelas.
Él nos carga a mi hermana y a mí, cuando toca subir caminando la vereda, pero como yo soy la pequeñita, a mí me carga más, por eso me molesta mucho que él no nos acompañe en este viaje tan extraño y tormentoso. No entiendo por qué anoche se fue con los hombres de camuflado que se quedan en la finca del Español y nunca regresó, siendo que mi papá siempre dice que nos alejemos de esa gente. Cuando se fue, mi mamá quedó llorando; antes de irse lo abrazaba y le decía “déles lo que quieran, pero vuelva, por favor vuelva” repetía lo mismo abrazada a él “vuelva por, favor vuelva”. Yo pensé “Tan tonta mi mamá, él nos quiere mucho, cómo no va a volver”.
El Español que antes era un desconocido, ahora tenía muchas tierras, las que eran de otros vecinos, mi mamá no quería venderle, mi papá le hace caso a ella siempre, entonces le dijo a ese señor que no, pero desde que comenzaron a llegar los hombres de camuflado que prometieron cambiar en el pueblo todo lo que estuviera mal, mi mamá habla como si nos fuéramos a ir, ella, que tanto ama su jardín, ya no lo cuida.
Cuando me desperté esta mañana ella seguía llorando, me gritó muy feo por preguntarle si mi papá ya había llegado, mi mamá nunca es así y lo más raro es que me gritó otra vez cuando le pregunté por el desayuno, “!No hay!”. Mi hermana me explicó que mi mamá estaba preocupada porque mi papá no llegaba y era mejor no preguntarle nada, entonces sentí miedo, pero recordé que él es fuerte, nadie podría lastimarlo.
Acostadas en la cama que compartimos, mi hermana y yo pudimos escuchar fuertes golpes en la puerta y luego a mi mamá emitir un gritó que me estremeció todo el cuerpo. Mi hermana y yo nos miramos y salimos corriendo de la habitación, para encontrar a nuestra madre arrodillada en el suelo. Un amigo de mi papá la estaba abrazando y diciendo “Tienen que irse ya” mi madre, actuando como loca, repetía “Yo no puedo dejarlo por ahí, tengo que ir a recogerlo, él no me dejaría tirada, él iría por mi” … “Él habría querido salvarlas” dijo el amigo, quien tenía una maleta grande en la espalda como si se fuera de viaje, pero las botas de caucho y el machete al cinto me hacían pensar que tal vez no iba para lejos.
El joven y rústico campesino que se hizo amigo de mi papá rompiendo la tierra a punta de azadón y se caracterizaba por ser de expresión dura y pocas palabras, se le bajaron las lágrimas, cuando soltó a mi mamá, salió casi corriendo y dijo con voz entrecortada “Váyanse, ya vienen".
Mi hermana, le preguntó llorando “¿Qué pasó?”, pero ella no le respondió, sólo nos pidió que nos pusiéramos zapatos y empacáramos toda la ropa que pudiéramos cargar porque nos íbamos a la ciudad.
Cuando estábamos en la puerta solté la mano de mi madre y le dije “¡Acaso no vamos a esperar a mi papá!, él siempre carga las maletas pesadas”.
“Él no viene con nosotras” me respondió mi madre.
“¡Pues yo no voy si no lo esperamos!” le grité, pero mi madre me dio una cachetada tan fuerte que me dejó palpitando la mejilla, me tomó la mano con violencia y jalándome, me obligó a salir.
Mi mamá llora, mi hermana llora y mientras caminamos apresuradas entre los cafetales me sigo preguntando ¿Qué está pasando?
NOTA. Esta es solo una historia de los miles que existen sobre el conflicto en Colombia. Los hechos ocurrieron en Antioquia, pero tienen incidencia en el Tolima porque la familia desplazada de la historia tuvo que radicarse obligadamente en este departamento. El desplazamiento forzado es una tragedia que no cesa en el país.
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