Al morir Ricardo Espinosa, "El viejo Richie" como le decían algunos, deja una sensación de nostalgia y motivos de recuerdos para quienes fuimos compañeros de trabajo en el diario El Tiempo y Tolima 7 Días. 

Tenía 77 años pero era un hombre vital, jovial, con la chispa del buen humor a flor de labios para echar un cuento o una historia que lo hiciera reír y sacarlo de la monotonía. 

Aunque era pensionado del desaparecido Telecom, su pasión fue la fotografía y su cámara, el juguete preferido. Por su lente paso parte de la historia de la vida cotidiana de Ibagué y el Tolima, paisajes, personajes, acontecimientos políticos, sociales y de toda índole, incluyendo sucesos violentos no lejanos de la vida de un reportero gráfico.

 Deja un registro de parte de la historia contemporánea de nuestra región que se convertirán en imágenes que refrescarán la memoria sobre hechos y acontecimientos, pero además de eso, a sus amigos y compañeros nos deja gratos recuerdos de vida, de profesión que se debe practicar con amor y pasión, como única forma de de plasmar en nuestro trabajo nuestra impronta que al decir de Albert Camus, "es el oficio más bello del mundo". 

Era un hombre muy responsable y concentrado en su familia y esposa. No se le conocieron vicios diferentes al trabajo, y una de sus últimas luchas fue rescatar a un loro que le quitó la policía ambiental de Cortolima, el que había rescatado de pichón en un paraje abandonado de Prado en una de sus trabajos periodísticos de fotógrafo.

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Nos unimos a un perfil que hizo en su cuenta de Facebbok la periodista Esperanza Páez, por reflejar parte de la personalidad del viejo Ricardo, nuestro amigo, nuestro compañero.    

  "Viejo querido"         

"Él me llamaba "Panchuela". Yo le decía con cariño, "Richie", "viejo querido", "viejo sabrosón".  Siempre creí que era uno de esos seres eternos, que nunca iba a morir. Es que lo ayudaba mucho su sonrisa, sus chistes infinitos, (casi siempre verdes), su desparpajo,  toda su maravillosa humanidad. Pasaba uno, dos o tres años sin vernos, y cuando nos encontrábamos, Richie estaba igualito. Parecía una fotografía. De esas que por décadas tomó para periódicos, revistas, semanarios de todo el país. Los dos vivimos muchas historias maravillosas. "Richie, nos vamos", le decía siempre, apurada. "Pa'onde usted diga, mija", era lo único que me contestaba. Tomaba su equipo de fotografía, su chaleco de prensa y me seguía. Hoy quiso emprender el viaje solo. No lo culpo. Estos días aciagos, seguramente le resultaban pesados. Sí, pesados. Funestos para un hombre como él que siempre estaba feliz con la vida, con su familia, con su amada Alba, sus hijos, nietos. Me da tristeza, me da mucha pena su partida. Era un hombre maravilloso, un buen amigo, un gran compañero. Hace apenas un par de años nos embarcamos en una hermosa aventura. Recorrimos el país en busca de bellas historias de agricultores juiciosos, emprendedores, apasionados por la tierra. Lo hicimos de la mano de Massey Ferguson Limited., lo disfrutamos. El resultado fue una espectacular revista, con imágenes que nunca voy a olvidar. Las tomó mi "viejo sabrosón". Como esas hay muchas en medios impresos o álbumes privados, porque esa era la pasión de Ricardo Espinosa, la fotografía".
¡Paz en su tumba!