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Luz Estela Cortez: Aquí me liberé
Luz Estela Cortez
Con solo dos clases, una participante del programa de la Casa de la Mujer, Luz Estela Cortez, encontró un espacio para hablar de su dolor y transformar su tristeza en aprendizaje. El tejido se convirtió en una terapia para el alma y una herramienta de conexión con otras mujeres.
A veces, el aprendizaje más profundo no está en lo que se teje con las manos, sino en lo que se desata en el corazón. Así lo expresa una participante del curso de trapillo de la Casa de la Mujer, quien, tras asistir solo a dos clases, descubrió que llevaba tiempo viviendo un duelo sin reconocerlo.
“Yo no pensé que tenía un duelo. Mi nieto se fue a vivir a otra ciudad, y eso me dio muy duro. No se lo había contado a nadie, pero aquí lo entendí, lo saqué y me liberé”, mencionaba Luz Estela.
El curso no solo le permitió expresar sus emociones, sino también recuperar la alegría de compartir con otras personas. “Aquí uno charla, se desestresa, aprende, y siente que la vida sigue. Esto le sirve a cualquiera que esté pasando por estrés laboral o familiar”.
Su historia también es una invitación para quienes aún dudan en acercarse a los programas sociales del municipio. “Un día pasé, vi el letrero y entré. Fue fácil, no necesitaba intermediarios, y eso es lo bueno. Ojalá estos cursos nunca se acaben porque son muy buenos”.
Antes de despedirse, deja un mensaje para las nuevas generaciones: “A las mamitas jóvenes, les diría que no se queden quietas. Que se acerquen, aprendan algo, que hagan algo por ustedes mismas. Aquí uno encuentra paz y propósito”.
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