Gente
El logro de un buen profesor
Un profesor y tres libros lo llevaron por el camino de la literatura. Ese profesor y tres libros lo volvieron escritor.
Entonces, el agradecimiento es mutuo, cada uno por su lado exterioriza su fervor, sin distinguir quién lo hace con más devoción, si el profesor o el exalumno.
El profesor, 28 años después, dice que aún recuerda el sitio en el salón donde se ubicaba ese estudiante y lo recuerda porque era sencillamente brillante, y “los alumnos brillantes, adelantados, juiciosos, que saben para dónde van, nunca se olvidan”.
Año: 1992.
Colegio: Instituto Técnico Industrial.
Municipio: Líbano.
Profesor: Freddy Guzmán de Lengua Castellana.
Alumno: Leonardo Monroy Zuluaga.
El profesor Guzmán, recién graduado de la Universidad del Tolima, apenas con 20 años de edad llegó al Líbano en 1979 procedente de Ibagué, y llegó con el objetivo de ser un excelente profesor. Y lo fue.
Leonardo Monroy Zuluaga es Doctor en Literatura Colombiana y Magíster en Literatura Hispanoamericana.
Permaneció 35 años en el magisterio y hoy todavía recibe llamadas de algunos de sus alumnos, para agradecerle por el aporte brindado. Dentro de esos reconocimientos destaca uno en particular, que el profesor Guzmán enaltece como el mejor regalo que ha recibido en su vida.
El profesor inquieto
En el libro ‘Ensayos sobre literatura y educación literaria” en el capítulo ‘Ensayo sobre tipologías de lectores de literatura y su presencia en la educación’, su exalumno de 28 años atrás en el Líbano, Leonardo Monroy Zuluaga cita y de qué manera al profesor Guzmán “…creo que el mío es un caso particular, en tanto no recuerdo haber leído en la infancia historias de los hermanos Grimm o de Perrault, o en general textos de literatura infantil, como confiesan haberlo hecho quienes se precian de ser incorregibles buscadores de la palabra escrita. Ese primer avistamiento de la imaginación se generó cuando, cerca de mi graduación de colegio, ese profesor inquieto llamado Fredy Guzmán me puso en contacto con clásicos, antiguos y contemporáneos, de la literatura universal…”
Hoy, este libanense, a los 45 años de edad, no deja de recordar ese momento y esos tres libros recomendados que serían determinantes para el giro que tomaría su vida. Serían las obras literarias que como él lo describe, lo convertirían en “devorador de libros” con avidez inusitada. Iban a ser los libros que le trazarían el camino del cual nunca se apartaría: la literatura.
Fue tan arraigada esa conexión con todo lo que tuviera que ver con literatura que cuando asistía a la biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá para investigar sobre trabajos académicos relacionados con la carrera de ingeniería de sistemas, la cual cursaba en la Universidad Distrital y a la que ingresó por haber obtenido uno de los mejores puntajes del Icfes en el Líbano y el Tolima, terminaba metido de lleno en las salas de literatura universal y colombiana.
Entonces, al cabo de cuatro semestres no aguantó más y recurrió a su mejor cómplice, su mamá, la también docente de inglés de toda la vida en el colegio comercial ‘Alfonso Arango’, en el Líbano, Aura María Zuluaga. A ella le dijo sin rodeos que esa no era la carrera para él.
Ibagué
Su destino fue Ibagué y como la música ha sido otra de sus pasiones, lo primero que hizo fue hacer un curso de guitarra, el rock que lo había vivido con intensidad en su época de adolescencia, también dejó su huella. Quería ser músico.
Entró al Conservatorio, pero era consciente que llegaba tarde para la música, “Ahí hay que entrar temprano y ya veía que mi edad no me ayudaba”, y como ya era hora de poner los pies en la tierra, se presenta a la Universidad del Tolima y estudia Lenguas Modernas.
“En la UT tengo el primer contacto en firme con la literatura, tuve una muy buena orientación de algunos profesores”.
Fue como haber llegado al paraíso. “En la UT tengo el primer contacto en firme con la literatura, tuve una muy buena orientación de algunos profesores”, entonces recuerda a Libardo Vargas Celemín y a Jorge Castro Lima, después llegaron Jorge Gaitán, Carlos Gamboa y el poeta mayor Nelson Romero, quienes lo condujeron para que se volcara de manera definitiva por las letras. Se despertó la vena literaria que venía calentando motores desde cuando el profesor Guzmán le decía “lea carajo que usted tiene madera de escritor”, y le recomendaba qué leer y ahí estaban los clásicos.
Como estudiante universitario se gana el concurso de minicuento que organiza el Colegio Champagnat, esa participación y ese reconocimiento le reconfirmó que no había escapatoria. Era la literatura.
La influencia de escritores como Borges, Humberto Eco y de los profesores Castro y Vargas Celemín con su taller para noveles literatos, y las lecturas que solidariamente le compartían, resultaron concluyentes “para mi vida de escritor”.
Magíster y Doctor
Obtiene el grado en la UT en la licenciatura de Lenguas Modernas y se gana una beca para cursar una maestría en el Instituto Caro y Cuervo sobre ‘Literatura Hispanoamericana’. Permanece dos años en Bogotá y en el 2005 ya con el título de magíster se convierte en catedrático de la Universidad del Tolima. Desde el 2010 hace parte del Departamento de Español e Inglés en el programa de Licenciatura en Lengua Castellana de la UT. Orienta las áreas de literatura colombiana, juvenil y literatura latinoamericana. Después, se hace doctor en ‘Literatura Colombiana’, título que le concede la Universidad de Antioquia.
Líbano
Es en la cátedra de literatura del Tolima, que dimensiona lo que significa haber nacido en el Líbano, un municipio especial no solo en el Tolima sino en el país, por el alto número de escritores e intelectuales en distintos campos que de allí han salido, empezando por su fundador que llegó a esas tierras a lomo de mula acompañado solo de libros y un piano. “El Líbano es como una máquina de hacer escritores”, escuchó algún día. Y entonces tiene el convencimiento que la influencia de profesores del estilo de Freddy Guzmán ha cumplido también un papel sustancial para que esa circunstancia se presente en el LíbanoLo cierto es que el nombre de Leonardo Monroy Zuluaga contribuye a enaltecer esa extensa lista de escritores nacidos en este municipio situado en el norte del Tolima.
Ya tiene listo el primer libro para ser publicado, prepara el segundo y tiene en borrador su primera novela.
Durante los estudios realizados con sus estudiantes y los profesores Celemín y Castro y el poeta Nelson Romero, entre otros, ha tenido la oportunidad de conocer en profundidad la producción y calidad literaria de sus paisanos escritores, Eduardo Santa, los hermanos Pardo, Alberto Machado, Alirio Vélez, Germán Santamaría, Elías Castro, Alexander Prieto, Flaminio Rivera, Manuel Giraldo, Magil, Celedonio Orjuela, y la lista sigue.
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Palmarés
Leonardo Monroy Zuluaga es integrante del Grupo de Investigación en Literatura del Tolima clasificado en C en Colciencias. Ha publicado ‘La literatura del Tolima. Cuatro ensayos (2008). Tiene los siguientes libros en coautoría: La novela del Tolima. Bibliografía y Reseñas Críticas (2008); Cien años de Novela en el Tolima (2010); Cuentos del Tolima (2011) (mención de honor en el concurso internacional Juan José Manauta realizado en Argentina); Aproximación crítica al cuento de Ibagué y del Tolima. Tomo I (2016) (ganador del Premio Municipal para la Investigación en Patrimonio de la ciudad de Ibagué). Aproximación crítica al cuento de Ibagué y del Tolima. Tomo II (2018). Artículos suyos aparecen en revistas nacionales y extranjeras. En la actualidad es par evaluador reconocido por Colciencias. Y el reconocimiento más reciente fue haber ganado con el libro de cuentos ‘La difusa vida de la palabra’, la convocatoria de estímulos artísticos y culturales 2020 que entrega la secretaría de Cultura de la Alcaldía de Ibagué.
El género literario con el que más se siente a gusto trabajar es el cuento. Ya tiene listo el primer libro para ser publicado, prepara el segundo y tiene en borrador su primera novela.
Es el homenaje que hoy Leonardo Monroy Zuluaga, ya en la orilla de profesor, le rinde a su mentor Freddy Guzmán y a los tres libros recomendados en aquel lejano 1992 y que terminaron por marcarle un rumbo lleno de aciertos: La Ilíada de Homero; El señor de las moscas de William Golding y Madame Bovary, de Gustave Flaubert.
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