Los vendedores ambulantes son las principales víctimas de la pandemia. El Covid-19 se ensaña contra miles de personas que viven del día a día. 
   
Las deudas económicas se han convertido en   pesadilla que le agrega más cargas a su ya calamitosa vida. La situación llega a tal grado, de empeorar aún más su existencia, de  sentir desesperación y tristeza por las circunstancias que pasan. Este es el caso de Pedro Antonio Yara, un vendedor ambulante que lleva alrededor de 10 años trabajando afuera de las instalaciones de la Universidad de Ibagué y comparte sus vivencias y sacrificios a lo largo del presente año.

Sin lugar a duda, uno de los problemas más relevantes que ha afectado a las personas de los estratos 0, 1, 2 y 3 son los ingresos económicos. La contingencia que se ha implementado por el Sars-CoV-2 ha generado múltiples afectaciones en todos los sectores financieros. Las empresas entraron en crisis y tuvieron que suspenderle el contrato a miles de trabajadores, los negocios locales tampoco pudieron afrontar la situación y muchos empresarios entraron en quiebra. 

Pedro Antonio comenta que “Con la pandemia de hoy día, la situación económica está muy dura, debo el arriendo y casi no tengo para comer; pensé que la pandemia iba a durar poquito, 15 días, 20 días pero no, y lastimosamente no recibí ninguna de las ayudas del gobierno. Simplemente recibí un mercado, que me lo dio la alcaldía”. Sin embargo, algunos funcionarios de la Universidad y amigos de Pedro Antonio, le han ayudado con una cantidad mínima de dinero para que pague principalmente las deudas con los gota a gota, ya que esta es una de las principales preocupaciones por las que pasa Antonio.

Las deudas que afronta Yara son alrededor de un millón de pesos. “En días pasados se realizó el examen del ICFES y me conseguí una plata prestada para comprar aguas, gaseosas, cigarrillos, papas y otras cosas. Pero todo se me venció, todo lo tengo vencido, tengo cuatrocientos mil pesos en maní y los tengo vencidos, FritoLay me reconoce no más 200 mil pesos”, momentos de desesperación y tristeza que vive Antonio y cientos de personas más que se ven afectadas por la pandemia al no hallar el dinero para comer o para pagar el arriendo.

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La pandemia, un verdadero calvario

Los días para Pedro han sido un verdadero calvario. Sale todos los días desde hace dos meses a las 6 de la mañana y se ubica afuera de la Universidad para vender sus tintos y una que otra galguería. Su jornada de trabajo termina alrededor de las 11 de la mañana, debido a que después de esta hora ya no hay personas transitando por el sector y no logra vender más de 20 mil pesos en tintos y dulces. 

Los famosos gota a gota han sido importantes para la vida de Pedro Antonio, así como le han ayudado a emprender con mercancía, también han sido rudos a la hora de cobrar. 
Yara, cuenta con la deuda de tres gota a gota, y diariamente tiene que cumplir con un valor de 4 mil pesos “Lo que más me asusta es que lo amenacen a uno, q’hubo, ¿es qué no me piensa pagar?, y yo les digo que sí, pero que miren lo que hago, ustedes no saben el sacrificio que estoy haciendo. Me ha tocado que cocinar un plátano con sal y ser esa la única comida del día, eso sí es mucha desgracia para uno de ser humano, en realidad es muy duro”. 

Pero la situación económica no ha sido el reto más difícil de afrontar para Pedro Antonio. El pasado viernes, 6 de Noviembre, recibió la dura noticia de que su padre había fallecido. Un suceso que le causó mucho dolor y tristeza, lo cual pone su vida aún más complicada de lo que está. 

Por último, Pedro Antonio pide la ayuda de todos los ibaguereños para suplir sus necesidades y poder vivir un poco más tranquilo “A todas las personas que me escuchan, esto es un llamado para que me ayuden con el arriendo, nada más. Yo con lo poquito que logro vender pago los gota a gota y ya. Así me sostengo hasta el año entrante y espero que esta situación mejore ya”.
*Estudiante de Comunicación Universidad de Ibagué