Por: Humberto Leyton

Como una paradoja de las tantas que tiene la vida, escuche una y otra vez "Tolima Mío", ese sanjuanero fiestero escrito por Alberto Santofimio Botero, interpretado por las diversas agrupaciones musicales y en altoparlantes que desfilaban tercera abajo en las fiestas del folclor acabadas de terminar, donde narra magistralmente nuestra vocación musical, la altivez y la grandeza de nuestra tierra.

Puede escuchar:  "Tolima Mío"

Y en medio de este jolgorio, colorida y abigarrada procesión de carrozas alegóricas, reinas, comparsas, danzas y trago, mientras la multitud gozaba y se divertía con una canción que pertenece al inventario natural de nuestro folclor, pentagrama y cultura, pienso en el compositor que desde hace cerca de 20 años, con valor y estoicismo afronta una tragedia que ningún político en la historia  contemporánea de Colombia ha vivido. Independientemente de lo que quieran pensar sus enemigos y contradictores, compartimos el pensamiento y la posición de aquellos especialistas en derecho penal, columnistas de prensa y periodistas, entre otros, que consideran que Santofimio fue víctima de un proceso político, más que jurídico, donde primaron claramente intereses  de una poderosa familia que acude en cada campaña electoral a recordar el magnicidio de Luis Carlos Galán, como instrumento de captar votos.

Eso de condenar a una persona después de 22 años del asesinato del líder liberal, con base en las declaraciones de un sicario como Popeye, a 24 años de cárcel, a los más de 64 años, como en el caso de Santofimio, es prácticamente una cadena perpetua; donde además, se escoden o desaparecen las pruebas de la defensa, que había tenido en cuenta el Tribunal de Cundinamarca para absolverlo, pero que la Corte Suprema desconoció para condenarlo.

Lo planteado en los dos párrafos anteriores, es tratado con meridiana claridad por el periodista Felipe Zuleta, en una entrevista realizada a Santofimio en el mes de septiembre de 2011, en el Radar de noticiero de TV de Caracol.

Puede ver y escuchar la entrevista de Felipe Zuleta

Esta contradicción plateada en un caso de la vida real, nos hace regresar a la jarana, donde los parranderos gozan las melodías y composiciones de una persona que quizá no conocen ni han oído hablar de ella, pero que aparece enredada en esa maraña o telaraña kafkiana que significa la ley: un hombre, Josef K. perdido en un proceso sin principio ni fin, donde hay de todo menos justicia.

Este absurdo nos puso de frente con otra canción que llegó a nuestras manos escrita por Alberto Santofimio, fechada en Ibagué, el pasado 31 de mayo de 2019, cuya letra es de una temática antagónica a los sanjuaneros o bambucos fiesteros que le conocemos al mismo autor. Ahora nos ubica en un plano casi premonitorio de viajar al cielo para su encuentro con Dios. Una canción que aunque se encuentra en producción y arreglos musicales por parte del compositor e intérprete Arnulfo Moreno Osorio, del dueto Los Inolvidables, nos dice: "Voy a subir al cielo a mi encuentro con Dios, limpia el alma de escoria y de resentimientos, pleno de gratitudes, en paz con mi conciencia, a encontrar la justicia que la infamia negó".

En nuestro entender, la nueva composición de Santofimio, es un canto de recuerdos y nostalgias, de perdones y olvidos, una declaración de paz consigo mismo y con los demás, pero a la vez de desprecio a la falsedad y de condena a las hipocresías.

¿Es una despedida anticipada? Juzguen ustedes lectores, no somos agoreros ni pitonisas, pero presentimos que es un mensaje de advenimiento de un acontecimiento que está por descubrirse en medio de tanta injusticia, también puede ser interpretada como una despedida al cansancio, al sufrimiento y al hastío de una vida ignota y cruel.     

"A mi encuentro con Dios"   

Letra: Alberto Santofimio Botero.

Musica: Arnulfo Moreno Osorio.

Voy a marchar al cielo para encontrar a Dios, ligero de equipaje, en las alas del viento y con un claro sol.

Voy a viajar al cielo, con mis amores fieles, con mis sueños intactos, con un ramo de ocobos del suelo ibaguereño, con saludos del pueblo ,y en mis ojos llevando la visión encantada de un Tolima de honor.

Añorando el Combeima, el Nevado y el llano, llevando con nostalgia lo que siempre se amó.

Voy a subir al cielo a mi encuentro con Dios, limpia el alma de escoria y de resentimientos, pleno de gratitudes, en paz con mi conciencia, a encontrar la justicia que la infamia negó.

Seré libre en el cielo, habitaré una nube que será mi consuelo, en medio de luceros, con las estrellas jóvenes, en ambiente sereno, recitando los versos y evocando canciones que dictó el corazón.

Viviré ilusionado, desnudo de rencores, cantando en alegría, lejos de sinsabores, todo un himno de amor.

Viviré eternamente, gozando tu presencia y a tus pies mi Señor.

Ibagué, mayo 31 de 2019.

Otras canciones de autoría de Alberto Santofimio:

"Ambalema", "Morena del Espinal", "La tienda de la vecina", "Honda", " Tolima Mío", "El silencio se cubre de palabras", "Lejos de mi Tolima", "Las flores de la esperanza"," El regreso a mis brazos", "Te digo que te quiero", "Único amor", "Niégame", "Mi viejo", "Este idilio imposible", entre otras.

Las anteriores canciones con música de los grandes artistas tolimenses como: Darío Garzón, Pedro J. Ramos, Arnulfo Moreno, Rodrigo Silva Ramos, Jairo Alberto Bocanegra, entre otros. Y la canción a Ibagué, dedicada a doña Clarita Botero de Santofimio, con música del maestro César Augusto Zambrano.