Dentro de la campaña mediática que desarrolla el rector de la Universidad del Tolima Omar Mejía, para mostrar supuestos cambios y resultados de su administración, se apropia de programas que trabajaron otros.

Es el caso de la acreditación de la maestría en Cuencas Hidrográficas que es la más antigua que tiene la universidad, y que ahora se adjudica como uno logro de su gestión, cuando la realidad es distinta.  

Los documentos para solicitar la acreditación de la Maestría en Cuencas Hidrográficas se radicaron el 02 de junio de 2015, ante el ministerio de Educación Nacional. La visita de los pares académicos (personas especializadas en las disciplinas que solicita la acreditación) del Consejo Nacional de Acreditación (CNA) se recibió en el segundo semestre del mismo año.

Inicialmente el concepto no fue favorable. Pero en el primer semestre de 2016, la universidad presentó solicitud respetuosa al CNA para que reconsiderara esta decisión. Y desde esta época estaba pendiente la respuesta del CNA que fue positiva como se sabe. 

De igual manera, los procesos de acreditación de las licenciaturas se iniciaron desde el 2015. En el primer semestre de 2016, se radicaron los documentos de estos programas en el CNA. Entre ellos, las licenciaturas de Matemáticas, Inglés y Ciencias Naturales.

Como se observa, la gestión de estos proyectos no fueron adelantadas por la actual administración de la UT, sino en la época de su antecesor  José Herman Muñoz, que si bien es cierto es criticado por algunos, por no sobresalir en el manejo de la parte administrativa, hay que reconocer que en la académica y de investigación, la situación fue a otro precio y, hoy, precisamente, se están recogiendo los frutos de los está gozando Mejía, sin reconocer la labor de su antecesor ni dar los respectivos créditos.

Infortunadamente, los avances en la investigación y la academia que se han logrado, corren el riego de desparecer con los recortes presupuestales en estos sectores impulsados por la rectoría y la gobernación del Tolima, como nombrar profesores de planta en cargos directivos y a estos reemplazarlos con catedráticos, el recorte de prácticas y bienestar estudiantil, bajo la premisa de solucionar los problemas financieros que históricamente ha vivido el principal centro de enseñanza superior del Tolima.

A falta de resultados concretos, Mejía acude a la vieja mañana de ganar indulgencias con camándula ajena, actitud  no extraña en nuestro medio de la que echan mano ciertos personajes y politiqueros muy conocidos en nuestra fauna.