Por Óscar Viña Pardo.

Llegaron los de la moto dice Cristina, cuando ve un par de hombres fornidos, no tan altos que llegan a cobrar el dinero prestado. El de atrás se baja con una libreta, un recibero, donde apunta quienes pagan los intereses de la plata que prestó su “patrón” y en casos fortuitos ya todo el capital. 

Son los chepitos que ya no visten de negro como a finales del siglo anterior. Ahora en un estereotipo creado por la misma sociedad son los de la “moto”, los que acompañan al prestamista cuando entregan incllusive hasta los 100 mil pesos que necesita el embolador de zapatos de la tercera, la peluquera, el que vende “lichigo en la plaza”,o, el tendero que por tanto fíar se quedó sin efectivo para comprarle a las grandes empresas. 

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El que acude a un gota a gota es porque no consigue que le presten en el sector formal de la economía, y ante la necesidad que tiene cara de perro, buscan en el mercado informal ese dinero que mueve al año más de 5 billones de pesos en Colombia. 

A los gota a gota como les decimos en nuestro territorio, son conocidos ya en otros países como “préstamo Colombia”, como sucede en Chile donde existe la misma modalidad manejada por los colombianos. De acuerdo a fuentes del Banco W“gran parte de las personas que usan el crédito informal desconocen la fuente de los recursos que estos prestamistas ponen a su disposición, los cuales probablemente provienen de actividades ilícitas como el contrabando, el narcotráfico, bandas delincuenciales y de crimen organizado, trata de personas, comercio ilegal de animales, entre otros delitos”.

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Pero, ¿cómo evitar caer en manos de los gota a gota?

De acuerdo al diario La República todo depende de la educación financiera que se debe impartir en los pequeños empresarios y trabajadores independientes como una primera medida de impacto real, induciendo a los mismos a bancarizarse y buscar apalancamientos financieros sin tantas trabas como las actuales. Lea 

La segunda, depende del Estado, donde genere bancos o empresas financieras que fomente las microfinanzas formales, accesible a la gente, sin tantos requisitos, para iniciar así una vida crediticia que permita en un mediano plazo acceder a los grandes bancos. 

En el mismo informe, indican que ya existen bancos de baja complejidad donde las personas pueden pagar sus obligaciones semanal o quincenalmente, cuotas de fácil manejo, de acuerdo a la cultura y vida cotidiana de quienes acuden a los gota a gota, que emplean un sistema similar de cobros, pero con tasas de interés leoninas.   

Carlos un estilista de la carrera segunda, espera solucionar sus problemas de plata. Siempre llega al trabajo acompañado y regresa temprano al hogar. Está atrasado en las cuotas con el prestamista y a pesar de las costantes visitas que le hacen al trabajo los de la moto, espera conseguir con bancos, o quizás otro gota a gota la plata que debe para así no seguir poniendo la vela por la vida.