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Una larga historia de periodismo

Una larga historia de periodismo

Por Edgardo Ramírez Polanía


Se ha dicho en distintas épocas de la civilización humana, que las voces y escritos como expresiones del espíritu que expresan belleza y admiración a través de los siglos, es el arte que no muere, sino que permanece porque es la identidad de las personas y la sociedad.

El periodismo ha sido una de esas expresiones que requiere para su ejercicio de condiciones especiales como la lectura, ortografía, redacción y práctica para ser descriptivo y preciso en plasmar los hechos, según se trate del género literario que se utilice, que exige reglas imprescindibles, que sería extenso mencionar y han sido utilizadas por quienes han ejercido ese oficio.

La contribución del periodismo ha sido benéfica para que los ciudadanos se conozcan mejor y puedan ver claro o entrever siquiera, el caos de las almas que gobiernan el mundo, que les ofrecen a las gentes como excelencia, discriminar los sentimientos en la audaz y tremenda explosión de los instintos para cambiar las emociones hacia los conflictos sociales de manera imprudente y repentina.

 Todo esfuerzo del espíritu humano debe tender hacia el conocimiento, la verdad, y el bien común. No importa que esos conceptos aterren, cuando tratamos de explorar esa oscura parte del alma, y ver de esas profundidades, cuando llega la luz de la información para ofrecer a las personas un poco de verdad, a las soterradas capas de la pasión y del instinto, en ocasiones peligrosas que se brindan como desarrollo eficaz de la sociedad a las almas incautas y desprevenidas.

El periodismo debe brindar una información veraz y comprobada, con respeto de los derechos de los demás. De lo contrario, se desnaturaliza su función de defensor de las falsas noticias y la claridad que debe existir en los distintos géneros periodísticos que deben reflejar una pluralidad de los distintos rangos sociales en la defensa de los principios democráticos que sirven de base a la existencia de la libertad de las naciones.

 El verdadero periodismo de la provincia colombiana, ha tenido que enfrentarse a los fantasmas de la desinformación elaborada por las perversas bodegas de las redes sociales y los desafíos de los grandes medios de comunicación, que obedecen a líneas editoriales de los grandes conglomerados económicos que deben contenerse con la ética, la verdad y la independencia.

El periodismo ejercido por los periodistas de El Cronista, ha sido veraz e imparcial,  y por eso, ha permanecido en varias etapas desde su fundación por Don Aníbal Quijano Gómez en 1911, y sufrir persecuciones en la segunda y tercera época bajo la dirección de Enrique Vélez y Alberto Castilla, con sus colaboradores Enrique Isaac, Segundo Santofimio, Carlos Carvajal  y Fabio Lozano Torrijos, quienes no solamente fueron excomulgados algunos de ellos, sino que desde los púlpitos se ordenaba a los fieles: “...botar los perros muertos cerca a las casas de esos masones de los demonios, para aburrirlos.”

Las Hojitas Sueltas, del Pbro. Jesús E. Calvo que se imprimía en la imprenta diocesana fueron deshonrosas contra El Cronista y decían afirmaciones como esta muestra:  “Es bueno que sepan los católicos, que no se puede leer El Cronista sin pecar. aún más, los católicos no se pueden enterar de los cables de la guerra (Primera Guerra Mundial) y de sus noticias. Si quieren leerlas, pues véanlas en El Debate periódico serio que sí se puede leer. Un periódico prohibido como El Cronista no se debe leer”.

No obstante, sus dificultades por su posición de defensor del libre examen y la verdad, continuó ejerciendo su misión y una de sus épocas más importantes fue en 1966, bajo la dirección de Rafael Caicedo Espinosa y Alberto Santofimio Botero, que estuvo al servicio de los tolimenses con la misma objetividad y precisión requeridas por el público lector que seguía con ojo crítico la noticia, el comentario, la opinión, la información o el debate público.

 Esos principios han hecho que El Cronista permanezca como medio de difusión en varias épocas que se funden en una sola, con la finalidad de dejar escritos los acontecimientos y opiniones como testimonio del periodismo veraz del departamento del Tolima, para que las futuras generaciones tengan una referencia cabal de los hechos que han marcado la vida política, social y económica de nuestro departamento, plasmados en cada crónica o análisis de sus periodistas.

 Actualmente bajo la dirección del periodista Humberto Leyton, viene cumpliendo una tarea enaltecedora para registrar opiniones y hechos del departamento, que son reproducidos por otros medios de difusión por la importancia de sus juiciosas crónicas y comentarios de carácter regional y nacional.

 Los escritores y periodistas de este medio informativo que han fallecido, siguen viviendo en los corazones de los tolimenses por el legado que han dejado en sus escritos, para el análisis de la futuras generaciones sobre el estilo y densidad de la argumentación, como formas de expresión cultural necesarias para el desarrollo social.


Los periodistas de El Cronista lo forman una lista de amigos entrañables que aparecen registrados en volúmenes de Pijao Editores y la Academia de Historia del departamento, en que se destacan las excelsas calidades intelectuales y personales de aquellos que ejercieron ese oficio y el de escritor, que merecen nuestra admiración por la calidad de sus escritos.

Bienvenidos quienes deseen participar en la expresión libre de las ideas y la verdad, en este medio informativo veraz e independiente, como un aporte al análisis crítico de nuestro país, en los actuales momentos de incertidumbre política y social.

 

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