La semana que termina fue catastrófica para muchos de los usuarios del servicio de vuelos en el trayecto Bogotá – Ibagué – Bogotá. 

La frecuencia que antes estaba programada para cerca de las 9 de la mañana volvió al horario antes de pandemia, 6 de la mañana y otra vez la misma historia, retrasos o cancelaciones en los vuelos, todo por el factor clima. 

De acuerdo con  Edwin Arbeláez, taxista de la ciudad, o se demoraban o los cancelaban, teniendo entonces que repetir la historia de años atrás, aunque ahora la diferencia está en el número de viajeros. 

Para el viernes 22 de abril se esperaban en el vuelo de la mañana más de 110 pasajeros que llegaron al aeropuerto El Dorado cerca de las 5 de la mañana, abordaron la aeronave, pero las condiciones meteorológicas los condujo a retornar a la capital. Al final designaron una aeronave más pequeña y con ello muchos pasajeros no pudieron abordar hacia Ibagué. 

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Al llegar a Ibagué muchos de los pasajeros no les llegó la maleta, generando así mayor malestar en los propios y extraños que aún no entienden cómo este trayecto de 20 minutos es más caro que Bogotá – Miami. 

Los que estaban en Ibagué

La odisea para los que estaban en el aeropuerto Perales es otra, un lugar en donde ni cafetería hay para pasar el largo tiempo de espera hace que genere impotencia y rabia. Al final tenían que abordar la aeronave que venía de Bogotá cerca de 20 pasajeros que no cabían en el avión enviado. 

La promesa que serían los primeros en las horas de la tarde los hizo esperar. Como estará la carretera Ibagué – Bogotá de fea que es mejor hacer ese viacrucis.  El vuelo de la tarde fue cancelado. 

Y así pasó toda la semana, el mal tiempo no permitió el aterrizaje a la hora que les prometieron a los pasajeros,  frente a un hecho de sentido común donde es más fácil llegar a las 9 con cielo abierto, pasó a un segundo plano. 

Para no alargar más la historia, no hablemos de esa vuelta tan tonta que tienen que dar los taxistas para otras rutas, todo por cuenta de la falta de administrador y dolientes que piensen en los pasajeros. 

Pero como ahora dicen los pasajeros, amanecerá y veremos.