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Proyecto de la quebrada Corazón amenaza una reserva natural en Ibagué

La quebrada Corazón está ubicada en el Cañón del Combeima, en la zona de Villa Restrepo.
El pasado 25 de febrero la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado (IBAL) informó que la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima), después de mucho insistirle, por fin le aprobó la concesión que le permitirá captar agua de la quebrada Corazón, ubicada en el Cañón del Combeima.
El IBAL celebró esta decisión que les permitirá captar 231 litros por segundo, lo que convertirá a la quebrada Corazón en una fuente alterna del río Combeima. “Nos permitirá dejar de ser Combeima-dependientes, especialmente en la temporada de lluvias, cuando se complica la captación en la fuente principal”, manifestó la gerente del IBAL, Érika Palma.
Sin embargo, residentes de la zona de Villa Restrepo y vecinos de la quebrada Corazón, se comunicaron con El Cronista.co para denunciar presuntas irregularidades que existen con relación a este proyecto del IBAL. La principal de ellas, es que el proyecto de captación podría afectar una reserva natural de la zona, protegida por una resolución de Parques Nacionales Naturales de Colombia.
Una reserva… desprotegida
Se trata de una zona de casi 40.000 hectáreas declaradas como reserva natural de la sociedad civil en el año 2023, debido a su importancia para la conservación y restauración del ecosistema.
La presencia de fauna silvestre y de una exuberante vegetación llevó a la declaratoria. Ahora dicha reserva sería vecina del punto de captación del IBAL y hasta tendría que ser intervenida para sacar adelante el proyecto.
“Es una microcuenca sana, un sumidero de dióxido de carbono, con dos bosques de galería que rodean los cuerpos de agua que hay, que son el río Combeima y la quebrada Corazón; y por supuesto que hay mucha biodiversidad, plantas, diferentes clases de animales. ¿Cómo la administración va a dañar todo eso?”, cuestionó un residente del sector, quien pidió reserva de su identidad.
La misma comunidad admite que el punto de captación estaría por fuera de la reserva. No obstante, también sostienen que el proyecto intervendría la reserva con la instalación de un tunnel liner, necesario para la conducción del agua. Asimismo, el proyecto de concesión le permitiría al personal del IBAL desplazarse por la reserva, gracias a la figura de servidumbre que pretenden imponerles a los propietarios del predio.
“Pretenden captarla en un predio del Municipio, pero después pasan el tubo por debajo de la reserva. Ellos dicen que no van a utilizar máquinas, pero es mentira porque los documentos hablan de usar retroexcavadoras. Todo eso en una zona con grave riesgo de remoción en masa porque tiene dos cuerpos de agua a los lados, que son la quebrada Corazón que a su vez desemboca en el río Combeima”, remarcó.
En ese sentido, El Cronista.co también accedió a un concepto de Cortolima del año 2024, en el que la entidad admite que la zona se encuentra bajo amenaza media y alta por la inestabilidad del terreno. Lo que representa un alto riesgo de deslizamientos.
“Esa tierra es frágil, tiene problemas de remoción en masa. Uno lo siente y sabemos que cuando todo eso empiece, la zona se va a volver una nada”, advierte el campesino.
Concepto de ambientalista
A propósito, el abogado ambientalista Juan Felipe Rodríguez reveló que el proyecto contempla una presa de 12 metros de ancho, para lo cual Cortolima debió exigir el trámite de una licencia ambiental, y no solo de la concesión de agua y ocupación de cauce. En ese mismo sentido se pronunció en su momento el Procurador Ambiental y Agrario del Tolima.
“Existe una clara irregularidad ya que el proyecto quebrada Corazón se tramitó a través de permisos menores (ocupación de cauce, concesión de aguas y aprovechamiento forestal), los cuales, claramente, no están al nivel de exigencia de la licencia ambiental”, explicó Rodríguez.
Asimismo, el profesional del derecho remarcó que es indispensable la autorización de los dueños del predio para que Cortolima otorgue los permisos al IBAL, lo cual estaría siendo ignorado por la autoridad ambiental.
“En estos casos es estrictamente necesario contar con el consentimiento previo del titular de las reservas, lo cual se echa de menos en los trámites adelantados por Cortolima, pues se reitera que, al momento de otorgar los aludidos permisos, desconoció totalmente la figura de reserva de la sociedad civil que actualmente recae sobre la propiedad privada en cuestión”, arguye el abogado.
Según el IBAL, ya cuenta con dos permisos de ocupación de cauce y la concesión de agua, que podrían ser apelados por los dueños del predio donde se ubica la reserva natural. Ahora bien, les falta el permiso de aprovechamiento forestal, lo que también causa preocupación entre los lugareños.
“Hablan de talar por lo menos 13 árboles nativos, algunos de ellos muy grandes y hermosos. Además, hay muchas orquídeas y flora que, aunque no es veda, también es importante, como musgos, helechos, que se llevarían por delante. Dicen que no la afectarían, pero, ¿cómo piensan hacer un túnel, tumbar árboles, sin tocar todo eso?”, preguntan los habitantes de Villa Restrepo.
Agua hasta para regalar
En la actualidad, Ibagué cuenta con concesiones de agua para captar más de 2.000 litros por segundo, de los cuales, puede tratar menos del 20 %. Por esto, expertos sostienen que el problema de Ibagué radica en el tratamiento y pérdidas del agua, antes que en la captación.
A los residentes de esta zona del Cañón del Combeima les resulta extraño la persistencia del IBAL en este proyecto de la quebrada Corazón; en el que han insistido desde la administración del exalcalde Andrés Hurtado y costaría por lo menos $5.600 millones.
“La gerente Palma dice que el proyecto es necesario para cuando se enturbie el río Combeima, pero cuando esto ocurre, lo mismo pasa más arriba en la quebrada Corazón. En el punto donde sería la captación de la quebrada también baja el agua turbia. ¿Entonces cuál va a ser la solución que ofrece el proyecto?”, se preguntan.
Con relación a esto, el abogado Rodríguez también recordó que, para el Procurador Ambiental y Agrario, el caudal aprobado con el que cuenta a la fecha el IBAL es más que suficiente para la población ibaguereña. La ciudad capta agua para unas 1.400.000 personas, aunque su población apenas se acerca a las 600.000. Por tanto, lo que debería hacer la empresa es invertir para disminuir las pérdidas en las líneas de conducción hasta las viviendas.
“La solución al problema de abastecimiento de agua en Ibagué no es seguir afectando nuestras fuentes naturales sino resolver la situación de fondo, y es que más del 50 % del agua captada se está perdiendo en los tubos de acueducto del IBAL, ya sea por la obsoleta infraestructura o por las conexiones ilegales”, concluye Rodríguez.
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