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Mareva: la ropa deportiva con alma tolimense de origen campesino

Mareva: la ropa deportiva con alma tolimense de origen campesino

Andrea Orozco y Christian Rico son una pareja con visión empresarial.

Andrea y Christian, con apenas 34 y 31 años, ya son exitosos empresarios. Ella, Andrea Orozco de Fresno y él, Christian Rico, del Líbano, han consolidado en la capital de la República una marca de ropa deportiva que hoy lucen ligas importantes del país. Por lo vistoso de sus diseños y la calidad de la confección, la ropa deportiva Mareva también ha cruzado fronteras: España, República Dominicana, Estados Unidos y Puerto Rico.

La marca Mareva se crea en Bogotá, pero sin duda se gestó en los cafetales de Fresno y el corregimiento de El Convenio en el Líbano, cuando Andrea y Christian desde su origen campesino, desde la escuela y luego desde el colegio, soñaban  “algún día tener su propia empresa”. En eso fantaseaban, desde luego sin la más remota idea de que con los años el destino los enlazaría y lo que habían soñado cada uno por separado, se convirtió en realidad. Pero primero tenía que encenderse la llama del amor para terminar de unir el talento, la inteligencia y las gamas de salir adelante. Ese fue el primer paso. Y Christian lo recuerda bien. Fue en 2019 cuando conoció a Andrea y sintió haber encontrado todo lo que estaba buscando. Pero Andrea también sintió que ese sería su mejor coequipero. Entonces lograron conectar, porque ahí se conjugaban las ganas de “comerse el mundo”.

Alguien por ahí le dijo a Christian que cuando se crece rodeado de carencias, no es fácil hacer cumplir los sueños. Nunca lo creía, porque “mientras haya fe, valor, arrojo y decisión, todo es posible”, cuenta. 

Christian Rico y Andrea Orozco siempre soñaron con construir algo propio y auténtico, pero que llevara en su esencia la raíz campesina, porque fue la que los convirtió en personas de convicciones fuertes. Haber nacido en el campo, los volvió  luchadores infatigables.

Christian evoca su niñez y adolescencia junto a 8 hermanos allá en la zona rural del corregimiento de El Convenio. “Mi padre se dedicó toda su vida a las labores del campo y mi mamá, como ama de casa. Tuve una infancia basada en las necesidades del campo, pero, a su vez, llena de valores y anécdotas felices”.

Cultivó café con su padre, crio pollos con un amigo y fundó ‘Los Hijos del Pueblo’, un pequeño negocio que, con el tiempo, se transformó en un grupo activista para promover la cultura, el turismo, el deporte y el trabajo social en la región.

 

Nace MAREVA

En 2018, Christian comenzó a trabajar con la Secretaría de Desarrollo Económico de Bogotá, donde conoció y acompañó de cerca a los emprendedores campesinos.

Fue durante la pandemia, que surgió la idea de Mareva. Comenzaron a soñar con tener hijos, y era tanto su anhelo que, sin haber un embarazo, ya planeaban los nombres: “Decidimos que, si llegásemos a tener dos hijos, uno se llamaría Mario y la niña Eva, por lo cual el nombre es MAREVA. Posterior a esto se complementa con la palabra Sport, dado que es una marca deportiva. Hoy en día ya nació Eva, nuestra primera hija, y tiene 3 años”, recuerda Christian con alegría.

Mareva Sport Empresarial S.A.S. arrancó con una colección deportiva inspirada en la cultura colombiana, con estampados autóctonos y un eslogan que destaca su objetivo: “Seguimos nuestra esencia”. Empezaron a llevar su marca a diferentes ferias empresariales.

La marca empezó a consolidarse como aliada de clubes deportivos y ligas. Hoy equipos de baloncesto, voleibol, fútbol, taekwondo, La liga de Tenis de Mesa de Bogotá, la Liga de Porrismo del Meta y la Liga de Arquería, lucen las prendas de Mareva. La necesidad de ampliar la producción los llevó a ampliar el taller, donde hoy trabajan siete personas y, además, a tener su sede principal en el barrio San Miguel de Bogotá.

Además, la marca Mareva también se ha convertido en símbolo de orgullo para el pueblo natal de Christian: Convenio FC, un equipo infantil, luce las prendas diseñadas por Mareva.

No ha sido fácil. Emprender sin conocimiento técnico en el sector textil, encontrar mano de obra estable y superar la incertidumbre del inicio ha sido todo un reto. Pero también ha sido gratificante ver la marca crecer, generar empleo y representar a Colombia en escenarios deportivos internacionales”, relata Christian.

Mareva no sólo es una marca de ropa deportiva. Es el testimonio vivo de cómo la esencia campesina, el amor por las raíces y la determinación pueden convertirse en una empresa con alma, que inspira y deja huella más allá de las fronteras.

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