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“Madrugamos a tapar los huecos de la 37, entre carreras Sexta y Quinta”
Por Henry Rengifo Hernández
La muestra de la ineficiencia con la que se ha administrado a Ibagué se refleja en el desastre que presenta la malla vial.
Vale aclarar que no es sólo en el gobierno de la alcaldesa Johanna Aranda que la ciudad presenta este lunar. Esta problemática acumula varias administraciones. Esto se volvió recurrente, lo que pasa es que tenemos mala memoria. Tan mala memoria acusamos, que se nos olvida que tapar huecos en Ibagué se convirtió en la gran obra de la mayoría de los alcaldes. Por supuesto, la alcaldesa Johanna Aranda no va a ser la excepción, con su estilo rocambolesco, va camino a batir récord.
Ahora con el lema que utilizó el expresidente Andrés Pastrana en la época de alcalde de Bogotá, ‘Diciendo y Haciendo’, la alcaldesa Aranda les pide a los ibaguereños que le indiquen qué otros sectores de la ciudad se deben intervenir con urgencia. La respuesta en tono sarcástico, pero con razón, ha sido unánime: toda la ciudad.
Seguramente alguno de sus ingeniosos asesores le recomendó a la señora Alcaldesa que consultara a sus gobernados y de esa manera apareciera como un acto de sublime ejemplo de participación comunitaria. Más que jactanciosa esa errada salida. Eso de que “Madrugamos a tapar los huecos de la 37, entre carreras Sexta y Quinta”, porque se escuchó el clamor de la ciudadanía, es señal fehaciente del más puro y rampante populismo.
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Ahora con la manoseada palabra de moda, ‘histórico’, porque histórico se les volvió todo, al punto que tapar un hueco tiene que llevar ese rótulo, la Alcaldesa acaba de anunciar, con bombos y platillos, la inversión de $100 mil millones para la recuperación de la malla vial de Ibagué. Así de mal estamos en Ibagué con estas ineficientes administraciones municipales.
Sería interesante conocer cuánto dinero se ha malgastado en la fallida recuperación de la malla vial de la ciudad a partir de la segunda alcaldía de Rubén Darío Rodríguez Góngora, es decir hace 21 años. Por lo menos, durante ese lapso se han destinado cerca de $600 mil millones, sin contar los $100 milque vienen en camino. Y cuál es el resultado: una malla vial que siempre está destruida, pero que sí ha servido para convertirse en fábrica de votos e incluso para la reelección de uno que otro concejal. No se puede dejar pasar de lado que muchos votos en Ibagué se depositan con la promesa de pavimentar una cuadra o una entrada a un barrio.
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Lo cierto es que las calles y avenidas de la ciudad siguen siendo un tormento para la movilidad y obviamente para la calidad de vida de los ibaguereños, y una vergüenza que padece Ibagué frente a los visitantes.
“Lo cierto, es que este problema va más allá de la calidad de los materiales. Ejemplo de ello, es el tramo de la avenida Ambalá, inaugurado hace apenas dos años, que ya muestra unos huecos difíciles de tapar”, descripción que en días recientes hacía Óscar Viña Pardo, con la cual estamos totalmente de acuerdo. El problema es de calidad en las obras y a eso sumémosle que aquí no hay cultura de mantenimiento vial, pareciera que es mejor negocio dejar que se destruya por completo la vía y ahí sí entrar a intervenir. A propósito, ojo con la vía al aeropuerto, ya necesita mantenimiento, pero seguramente van a dejar que avance el deterioro.
Por lo pronto, insistir, tan mal estamos en Ibagué, que tapar un hueco o pavimentar una calle, se volvió la gran obra.
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