La tragedia de la creciente de los ríos se repite una y otra vez, olvidamos que los afluentes así estén secos por un tiempo, cuando se crecen súbitamente retoman los caminos por donde transitaron dejando una huella imposible de borrar. Casas inundadas, o peores aun casas que ya no volverán porque se las llevó el río.

Lo del río Combeima y quebradas que lo alimentan no es nuevo. La memoria de su recorrido se encuentra en el Plan de Ordenamiento Territorial, en los archivos de los medios de comunicación; en los relatos de vida cotidiana, tradición oral. Pero, no aprendemos, la raza humana en sus necesidades se asienta donde pueda sin contemplar el mediano plazo, donde se pierde todo lo construido, dejando a sus residentes sin esperanza. 

Benjamín Limón, profesor de la universidad Autónoma de Nuevo León de México, una de las mayores preocupaciones que deben tener autoridades y ciudadanía se centra en el cambio climático, por la escasez de alimentos y por otros problemas ambientales y su relación con el hombre. 

El agua tiene memoria. Si hacemos algo en contra del agua, tarde o temprano la naturaleza encuentra los cauces para cobrarlo. Recordemos que las primeras grandes civilizaciones nacieron entre los ríos Tigris y Éufrates”, acotó el profesor Limón. 

Los seres humanos estamos conectados de manera directa con el agua, gracias al agua se construyen ciudades y dependiendo de la misma oferta hídrica entre una a otra ciudad pueden cambiar las formas de pensar, de producir el alimento. Su diferencia está en la preservacion y cuidado de lo más importante en el siglo XXI, el agua. 

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“Tenemos mucho que aprender de los castores y su construcción de pequeñas represas, pero manteniendo el equilibrio ecológico al no detener en su totalidad el flujo de agua. Y no solo a los animales, también tenemos que aprender de todos los errores que ha cometido la especie humana”.

El río Combeima sigue hablando en la parte alta y baja de ese gran Cañón que depredamos y seguiremos depredando cada vez que construimos asentamientos humanos que invaden las cuencas, pensando que será el mejor vividero, y no es así, por eso debemos respetar sus trayectos y toda la vida que genera por donde pasa.