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Falleció Eduardo Lozano, guardián de la salud pública en el Tolima

Falleció Eduardo Lozano, guardián de la salud pública en el Tolima

Imagen de la secretaria de Salud del Tolima

Por Oscar Viña Pardo

Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo sabemos que Eduardo era, ante todo, un hombre de trabajo. Su presencia era constante en los pasillos de la Secretaría de Salud del Tolima, ubicada en el emblemático Palacio del Mango. Solo durante las vacaciones su escritorio quedaba en silencio; el resto del tiempo, estaba ahí: firme, afable, con su porte tranquilo y su mirada fija en los mapas de calor epidemiológicos, en las estadísticas, en las estrategias para reducir el impacto de las enfermedades endémicas que tanto afectan a la región.

Eduardo sabía de vectores como pocos. En los últimos diez años lideró, desde un enfoque ambiental, nuevas iniciativas centradas en la erradicación sostenible del mosquito desde sus criaderos en aguas limpias. Su conocimiento era profundo y siempre estuvo al servicio de los demás. No se cansaba de aprender ni de compartir lo aprendido.

A pesar de tener muchos compañeros, se le conocían pocos amigos cercanos. Uno de ellos fue el ingeniero Julio Quintero, su hermano del alma en el largo camino profesional. Juntos revisaban día a día proyectos sobre enfermedades como el chagas, la leishmaniasis, el dengue y la fiebre amarilla. Pasaban horas leyendo estudios, analizando experiencias exitosas en otras regiones del mundo, soñando con replicarlas en su tierra.

Vivía cerca de la Gobernación y casi siempre era de los primeros en llegar. Llevaba una bolsa verde, donde guardaba materiales de consulta que revisaba en casa. Para él, la jornada laboral no tenía horario. El tiempo lo marcaban sus dos grandes amores: su madre —a quien cuidó hasta su partida hace ya ocho años— y su trabajo.

Eduardo deja una huella imborrable, marcada por la honestidad, la disciplina y la adaptabilidad. Cuando los insecticidas dejaron de usarse como única medida contra los vectores, él fue pionero en promover el control larvario natural y en buscar alternativas que protegieran tanto al medio ambiente como a las personas.

Se nos fue Eduardo. El hombre de cabellera blanca y espíritu sereno. Se fue como vivió: trabajando, comprometido hasta el último día con la institución que lo vio crecer como profesional y como ser humano: la Secretaría de Salud del Tolima.

A su familia, compañeros y amigos, nuestras más sentidas condolencias. Su legado, sin duda, permanecerá.

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