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El tolimense que representará a Colombia en concurso internacional de música

Andrés Felipe Varón, músico y maestro ibaguereño.
Andrés Felipe Varón no escogió al clarinete, en realidad el instrumento lo escogió a él. Y lo escogió para cambiarle o tal vez incluso hasta para salvarle la vida. Pasó de ser un niño que sufría por una complicada condición congénita, a ser maestro de música y clarinetista de la Banda Sinfónica Nacional de Colombia.
A sus 26 años, el joven ibaguereño acaba de ser admitido para representar a Colombia en el Festival Internacional de Clarinete Yuuban, que se realizará en Veracruz, México. En el concurso, que se realizará del 12 al 16 de mayo de este 2025, se presentarán los mejores 15 clarinetistas del mundo que se presentaron, entre ellos Andrés Felipe.
Su cupo lo ganó gracias a un video en el que mostró su talento con el clarinete. Así clasificó a las semifinales del concurso. Y será uno de los dos colombianos que representará al país, junto a Daniel Arévalo, de Cundinamarca.
“Mi interés, más allá del concurso, es conocer a personas que están en el siguiente nivel del mundo musical, laboral y académico. Yo quiero seguir ese camino y el concurso me parece la mejor manera de conectar con este tipo de personas. Estoy muy feliz y seguro de lo que vengo haciendo”, manifiesta Andrés Felipe.
La historia de Andrés Felipe
El músico ibaguereño es Maestro en Artes Musicales con énfasis en Interpretación de Clarinete de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. El clarinete llegó a su vida por un capricho del destino. Por una de esas volteretas impredecibles que terminan marcando profundamente la existencia de un ser humano.
El instrumento llegó a Felipe en el colegio ‘Amina Melendro de Pulecio’, también conocido como el Conservatorio de Ibagué, donde hizo toda su formación de primaria y secundaria.
La primaria estuvo marcada por los primeros acercamientos a la flauta dulce, los ejercicios corporales y el coro infantil. Cuando pasó a primero de bachillerato o grado sexto, debía escoger un instrumento, pero se le pasó la fecha en que debía hacerlo.
“El día que llegué había muchas menos plazas para escoger el instrumento. Terminé escogiendo el clarinete porque no había más. Había soñado con otros instrumentos como el saxofón, el piano o violonchelo, pero el clarinete es lo que había, me tocó”, recuerda Felipe entre risas.
En realidad, ese episodio cambió su vida. Felipe nació con dextrocardia con situs inversus, una anomalía congénita que se caracteriza por la inversión de la posición del corazón y de los órganos del pecho y el abdomen. Es decir, Felipe tiene sus órganos hacia el costado contrario de la mayoría de personas. Su corazón apunta hacia la derecha y otros como el colon, el páncreas o el apéndice también se ubican en el costado contrario.
“Tenía esa malformación de mi tórax y tenía muchos problemas: era disfónico, hablaba y me ponía rojo, se me salían las venas, tenía dificultades para respirar, y el clarinete llegó a mi vida como una terapia. Al ser un instrumento de viento, no solo debía soplar sino también aprender a respirar”, cuenta.
Para el niño con un dilema físico en sus entrañas, el clarinete fue un bálsamo. El instrumento que había mirado con cierto desprecio al principio, pasó a convertirse en un elemento esencial de su existencia. “Fue lo más adecuado para mí en ese momento de mi vida. Fue lo mejor que me pudo haber pasado porque fue una terapia física que me ayudó muchísimo a compensar las carencias físicas que tenía. Quedaron atrás el cansancio y el agotamiento por mi deficiencia respiratoria”, agradece.
Las personas que llegaron a la vida de Felipe gracias a la música también dejaron una profunda huella en Andrés Felipe. Como el profesor de la Escuela de Música del Conservatorio del Tolima, Fernando Chamorro, quien lo alentó a perseguir la excelencia.
Luego, vino el turno de la formación profesional. Si bien su deseo en principio era formarse como músico de la Universidad Nacional, otro giro del destino lo llevó a la Universidad Distrital de Bogotá, donde conoció al profesor José Gómez, otro de sus grandes mentores. “Agradezco a Dios que mis profesores han sido grandes seres humanos. He sido un afortunado, ellos jugaron un papel muy importante en mi formación y mi carrera”, destaca.
Esa formación integral ha llevado a que Andrés Felipe, por ejemplo, resultara ganador de competencias como el Concurso de Jóvenes Solitas con la Orquesta Sinfónica de Colombia y el Concurso Jóvenes Solistas del Banco de la República. Es decir, en su momento fue el mejor clarinetista joven del país.
Sin embargo, fue hasta finales de 2023 cuando llegó su mayor logro hasta ahora. De entre 500 músicos jóvenes del país resultó elegido para hacer parte de la Banda Sinfónica Nacional de Colombia, que regresaba a escena después de 21 años.
“Es uno de los logros más importantes, no solo por lo que representa la institución, sino también pro la responsabilidad con el país. Nosotros lideramos el movimiento cultural de bandas de Colombia a través de jornadas pedagógicas de todo el país y con conciertos”, explica.
Andrés Felipe también considera que sus raíces jugaron un papel trascendental para llegar hasta donde lo ha hecho. Su paso por los Conservatorios de Ibagué y el Tolima fueron decisivos.
“Puedo dar fe de que el proceso de iniciación musical en Ibagué, hasta ese momento, era de muy alta calidad. Fue muy importante en mi proceso de formación, porque pude tener conocimientos técnicos e interpretativos, a los que la mayoría de músicos solo pueden acceder en un pregrado”, resalta.
No obstante, reconoce que la calidad de la formación musical en Ibagué ha caído en el último tiempo. Para el joven músico ibaguereño, en su ciudad natal faltan espacios donde tantos profesionales de música puedan desempeñarse.
“Ibagué construyó muy bien su reputación de Capital Musical, pero no puede descuidarla. Y no desde los procesos, si no desde los espacios. Más del 70 % de los profesionales egresados en Ibagué emigran, ¿Por qué será? Ese título de Capital Musical se debe fortalecer y no descuidar”, sentencia.
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