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El sacrificio clandestino de ganado en Colombia crece 21% y el Tolima se ve en la encrucijada

El sacrificio clandestino de ganado en Colombia crece 21% y el Tolima se ve en la encrucijada

Tolima enfrenta aumento del sacrificio clandestino de ganado pese a su tradición ganadera.

El departamento del Tolima, que ocupa un lugar relevante en la producción ganadera nacional, enfrenta una doble tensión: por un lado, mantener la formalidad sanitaria del sacrificio de bovinos; y por otro, contener el aumento del sacrificio clandestino que se propaga en sus municipios.

Aunque el Tolima ocupa el puesto 14 en cadena de producción de ganado a nivel nacional, y cuenta con tradición en este sector, las condiciones no han sido suficientes para frenar la informalidad en el sacrificio. Hace más de diez años se impulsó la organización de la cadena de faenado ganadero en el departamento con el objetivo de asegurar productos cárnicos que cumplieran los requisitos de la Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima). Sin embargo, los resultados, según sindicatos y gremios locales, están por debajo de lo esperado.

En el departamento, se han reportado al menos dos mataderos de carácter nacional o provisional —por ejemplo la planta del Fondo Ganadero del Tolima en la zona industrial de Ibagué-Espinal— además de un matadero de carácter local. No obstante, la cifra exacta de mataderos oficiales certificados puede variar según normativa nacional, y no se ha encontrado un listado público completo con los nombres y municipios de todos ellos.

La ausencia de controles suficientes en municipios más alejados permite que proliferen “un sinnúmero de mataderos clandestinos”, advierten productores. Esta preocupación fue expuesta recientemente en una reunión que congregó al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y Fedegán, donde presentaron la “Encuesta de Caracterización de la Actividad Ganadera 2023-2024”.

Según Fedegán, en 2013 el sacrificio de bovinos en mataderos autorizados alcanzó 4,1 millones de cabezas, mientras que en 2024 la cifra estimada es de 3,2 millones: una caída del 21,9 %. Ese descenso, explican, implica que un número mayor de animales estaría siendo sacrificado en condiciones informales. Fedegán estima que “al menos un millón y medio de animales se estarían sacrificando de manera clandestina o informal”.


“Ahora se roban más el ganado, hay más mataderos informales y hay más criminalidad asociada al sacrificio informal de bovinos en el país”, alertó José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán.

Y aunque el consumo de carne continua en aumento —por efecto del crecimiento poblacional—, explica Óscar Cubillos, director de planeación y estudios económicos de Fedegán, “la gente sigue consumiendo carne, pero se está surtiendo mucho del circuito de la clandestinidad”.

En cifras nacionales, hace una década el hato ganadero rondaba los 22 millones de cabezas con una población de cerca de 40 millones de personas; hoy, con más de 50 millones de habitantes y alrededor de 30 millones de bovinos, la informalidad en el sacrificio ha cobrado mayor protagonismo.

Respecto a la sanidad animal, en el segundo ciclo de vacunación contra fiebre aftosa y brucelosis de 2024, el país logró una cobertura de 99,3 % de los predios y 99,5 % de los bovinos, lo que demuestra nivel de control sanitario. Entre el primer ciclo de 2023 y el segundo de 2024 hubo un crecimiento de 815.519 cabezas de ganado. De esa población, 66 % corresponden a hembras (predominantemente de tres a cinco años) y en machos la categoría de uno a dos años agrupa más de tres millones. Durante ese último ciclo, 57,2 % del ganado se destinaba a doble propósito, 33,4 % a carne, 7,9 % a leche y 1,6 % exclusivamente para genética.

Otro indicador relevante es el aumento de personas dedicadas a la ganadería: al terminar el ciclo más reciente se registraron 697.153 ganaderos frente a 685.001 al inicio del primer ciclo. En el primer ciclo de 2024 se superó la cifra de 700.000 ganaderos. En el Tolima, aunque no se publican datos exactos de esta magnitud para el departamento, se observa una tendencia similar al envejecimiento del productor rural: según la directora del DANE, Piedad Urdinola Contreras, “se está viviendo el envejecimiento del campo, tenemos mucha más población por encima de los 40 años”.

Estos datos llevan a varios retos para el Tolima en el corto plazo:
•    Fortalecer la formalización del sacrificio bovino mediante mayor inspección y certificación de mataderos.
•    Crear y difundir un registro claro de mataderos autorizados en el departamento con sus municipios y nombres.
•    Combatir la criminalidad asociada al robo de ganado y al sacrificio clandestino.
•    Garantizar que la carne consumida en el Tolima provenga de canales seguros y certificados para proteger la salud pública.

En conclusión, aunque el Tolima cuenta con tradición ganadera y algunas infraestructuras oficiales para el sacrificio, el incremento de la informalidad y el vacío en la supervisión en municipios rurales genera una alerta real para la salud pública, la formalidad económica y el bienestar del sector. Se requiere una acción conjunta entre gremios, autoridades locales y nacionales para recuperar la confianza y garantizar calidad en la cadena cárnica.

Este artículo fue elaborado con ayuda de la inteligencia artificial.

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