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El asesinato de Jaime Garzón: una deuda pendiente con la verdad y la justicia
Jaime Garzón, periodista y abogado asesinado en 1999 por paramilitares y funcionarios del Estado Colombiano.
El 13 de agosto de 1999, el periodista, humorista y abogado Jaime Garzón fue asesinado en Bogotá, un hecho que estremeció a Colombia y despertó una indignación nacional sin precedentes. La presión de las movilizaciones ciudadanas y el eco internacional obligaron a la justicia a abrir un caso que, con el paso de los años, reveló vínculos entre paramilitares, organismos de inteligencia y miembros de la fuerza pública.
En entrevista con El Cronista.co, el abogado Luis Guillermo Pérez Casas, amigo y excompañero de Garzón en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional y quien, junto al Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, logró la condena de José Miguel Narváez como instigador del crimen. Narró que lo primero que intentaron los responsables fue inculpar a Garzón de ser guerrillero.
Según Pérez, la inteligencia militar pidió a un exguerrillero convertido en informante que declarara que Jaime era integrante de la guerrilla, pero el hombre, consciente del enorme cariño que la gente le tenía, se negó. “Al no encontrar cómo vincularlo judicialmente con la guerrilla, decidieron matarlo”, relató el abogado.
Qué le siguió al crimen de Garzón
De acuerdo con las investigaciones, Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, entonces jefe de la banda criminal 'La Terraza' y aliado de los paramilitares de Carlos Castaño, fue quien puso los sicarios para cometer el crimen. Una vez asesinado Garzón, comenzó a eliminar, uno por uno, a los integrantes de su propia banda para evitar que la Fiscalía conectara el asesinato no solo con los paramilitares, sino también con el DAS, la Policía y altos mandos del Ejército.
Según el abogado Luis Guillermo, que llevó el caso y logró la condena de José Miguel Narváez, exdirector del DAS, los testimonios apuntan a que la orden inicial habría venido de generales del Ejército, quienes recurrieron a Narváez, especialista en inteligencia militar y asesor de Fedegán, para que convenciera a los paramilitares de ejecutar el homicidio.
La justicia concluyó que Jaime Garzón estaba siendo interceptado ilegalmente por el DAS, que fue víctima de un operativo en el que se usaron recursos e inteligencia de una entidad oficial, con participación de la Policía y el Ejército, para garantizar la logística del crimen. Por lo que se trató de un crimen de Estado.
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Un retroceso con riesgo de impunidad
En junio de 2015, la Fiscalía retiró la tipificación del asesinato de Garzón como crimen de lesa humanidad, lo que abre la puerta a que el caso prescriba. “Esto implica que los generales señalados como determinadores podrían nunca ser condenados ni contar toda la verdad. Hay muchas cosas que aún no se saben”, advirtió Pérez.
Los generales señalados
En el proceso judicial y en declaraciones de testigos como ‘Don Berna’, han sido señalados como presuntos determinadores del crimen:
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Rito Alejo del Río (condenado por otro homicidio, pero no por este caso).
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Harold Bedoya (fallecido en 2017, sin condena por este crimen).
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Jorge Enrique Mora Rangel (sin condena).
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Mauricio Santoyo (condenado en EE. UU. por colaboración con paramilitares, señalado por encubrir el caso).
Pese a las décadas transcurridas, ninguno ha sido condenado por el asesinato de Jaime Garzón. La lucha por la verdad y la justicia sigue siendo, para quienes lo conocieron y defendieron su causa, una deuda pendiente con Colombia.
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