Esa es la pregunta que se hacen los aficionados y los periodistas deportivos que ven cómo el empresario Boyacense le da un giro de 180 grados en el pensamiento de lo que quiere en la dirección técnica del equipo Pijao que debe enfrentar la Liga y su participación en la Suramericana.

Vuelve el equipo a la utilización de técnicos extranjeros y por séptima ocasión un Uruguayo estará el frente del equipo, en este caso un experimentado que por pocos días supera a Julio Comesaña en edad, pero que en títulos si le gana y lejos a todos sus compatriotas que han pasado por las filas del equipo.  No de tanta edad como Baudilio Jauregui, estratega que repitió temporadas en el equipo Ibaguereño. Otros han sido muy fugaces como Ricardo de León, Miguel Ángel Puppo y Francisco Salomone.

Todos siguen activos con excepción de De León ya fallecido. La mayoría ha estado muy poco al frente del onceno por diferentes circunstancias, unos por bajos resultados, otros por diferencias con la parte directiva. Pero en general sus resultados no han sido buenos, amén de buenas presentaciones y llegadas a las finales.

Hay que abonarles que han hecho diferencia en sistemas de juego y la forma como afrontan los partidos con el énfasis charrúa de partir de una buena defensa y después pensar en cómo armar un contragolpe que termine haciendo diferencia. Y quizás eso sea lo que quiere Camargo ya cansado del técnico nacional que se casa con algunos nombres y que por haber sido un igual en el terreno “perdona” fácilmente a sus jugadores y crea conflictos. Buscará además con la imagen de un ganador de torneos en su país y con las canas superar lo que el afro de Gamero no logró.

Es la línea de defensores del equipo para el 2017 una garantía para los deseos de Pérez y sus asesores? Ese es el interrogante para quién aspira a jugar a la “uruguaya”. ¿Hay esa compensación entre lo experimentado y lo bueno y ese bloque con dos o tres hombres en el medio? Fue lo que falló en la era del “sonero” y no permitió superar los escollos de la final en el 2016.  Por nombres no hay forma de asegurar grandes cambios, pero la llegada de nuevas caras permitirá que con el tiempo se resuelva el problema y en manos del estratega estará saber comunicar lo que quiere.

Será un equipo conservador, como fueron los que llevó a ser campeones con Peñarol en su país, muy seguramente. Es casi un hecho que estará en el lado opuesto de lo que hacía Gamero y que no será del gusto de quienes piden el fútbol espectáculo y se ganará todos los favores de quienes gustan del fútbol resultado. Y es que los campeonatos no se ganan jugando bonito ha dicho la historia y hoy con mayor razón se debate ese tema.

La expectativa es grande y la afición aspira a ver en una buena posición al club, pero al tiempo le preocupa que no se reforzó la columna vertebral para pensar hacer una buena Liga superando lo logrado en el 2016. Los goles siguen esperando a que piernas diferentes a la de Ángelo Rodríguez los hagan y el liderazgo del equipo a que aparezca el medio campista que surta a los que pueden finiquitarlos en el marco contrario. Comienza de visitante y frente a Jaguares este sábado en la tarde, equipo que busca hacer un torneo donde sume puntos y su joven aparición lo mantenga en la categoría.

El calor de Montería no es algo nuevo pero afecta y el terreno no es de los mejores haciendo de estos dos factores puntos a favor del local. Del entrenamiento a la realidad Gregorio Pérez comenzará una nueva historia del pensamiento “charrúa” en el fútbol del deportes Tolima que muy difícilmente se puede predecir.