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Ciclistas de Ibagué preocupados por la creciente inseguridad e intolerancia

Ciclistas de Ibagué preocupados por la creciente inseguridad e intolerancia

Temor entre los ciclistas han provocado los recientes hechos de intolerancia que se han presentado en su contra en diferentes vías del país. En la retina están frescas las imágenes de este puente festivo cuando un taxista arrolló a cuatro ciclistas en Bogotá, las de otro integrante de la ‘mancha amarilla’ que amagó con atropellar un deportista en Medellín o las de una furgoneta que en Cundinamarca lanzó a un biciusuario desde un puente vehicular causándole la muerte.

Sin embargo, el Tolima no es ajeno a esta problemática. De acuerdo con cifra del Instituto de Medicina Legal, el departamento se encuentra entre las siete regiones del país donde más mueren ciclistas.

Para Carlos Kaffure, cofundador de la Fundación Entándem, ahora los ciclistas y sus familias se la piensan dos veces cuando van a salir a las calles en sus ‘caballitos de acero’. “Igual no voy a dejar de montar en bici porque es mi pasión, pero no deja de ser preocupante porque el miedo está latente al ver que ocurren hechos tan seguidos. Antes salía a montar en las noches y ahora me toca muy temprano en las mañana porque me siento más seguro. En Ibagué he notado aumento en la agresividad de los conductores, es como si la gente hubiera salido con afán del encierro, conducen más rápido”, enfatiza él.

A Carlos le resultan inexplicable e indolente los siniestros viales que comprometen a ciclistas y, en los que, para colmo de males, los conductores huyen. “Cuando uno lleva buen tiempo montando en bici se tranquiliza ante la tensión en las vías, pero esas cosas alejan a las personas que están empezando a montar. Mucha gente se frenará al ver cómo está esto de peligroso”, agrega.

De otro lado, el excandidato a la Alcaldía de Ibagué y exconcejal de la ciudad, Camilo Delgado, es un ciclista activo y para él esta problemática es de vieja data. “La intolerancia de los conductores de vehículos y motocicletas no es algo nuevo, quizás ha tomado fuerza por los últimos acontecimientos, pero en Ibagué ya se han generado este tipo de circunstancias que han cobrado la vida de personas”.

Tanto Delgado como Kaffure recordaron que desde el 2016 fue creada la Ley 1811, que le permite a los ciclistas ocupar un carril, al igual que lo hacen los demás actores viales. Aseguran que es la falta de pedagogía y la ausencia de políticas públicas efectivas, lo que provoca que muchos conductores desconozcan los derechos con que cuentan los biciusuarios.

En el caso de Camilo Delgado, como figura pública muy ligada a la política local, reconoce los avances en materia de “bici infraestructura” en Ibagué. Empero, le preocupa las proyecciones que la administración de Andrés Hurtado tiene para promover el uso seguro y masivo de la bicicleta.

Las metas en el Plan de Desarrollo eran bastante precarias, por no decir que nulas. A través de algunos amigos que hacen parte del cabildo municipal se buscó avanzar en proyectos para establecer bici-estaciones en diferentes puntos de la ciudad. El sistema de bicicletas públicas desde la administración pasada quedó suficientemente soportada para su implementación. Era baja la cifra a invertir en nueva bici infraestructura, no podemos conformarnos con la que tenemos”, añadió Delgado.

Otro punto a tener en cuenta, es el robo de bicicletas en la capital tolimense. Cada semana se conocen nuevos casos de ciclistas víctimas de hurto a mano armada en distintos puntos de la variante, especialmente. “Hay robo de bicicletas porque hay gente comprando bicicletas robadas o repuestos. Si no existiera ese mercado, no existiría el robo a bicicletas. Hay que atacar el problema desde la raíz”, sostiene Carlos, miembro de la Fundación Entándem.

Una de las recomendaciones para evitar el hurto de bicicletas es salir a montar en grupo. Cada vez son más los colectivos de ciclistas que se unen para salir a recorrer las vías de Ibagué y el Tolima. Así se disminuyen las probabilidades de ser atracados. Aunque, el peligro continúa latente para quienes la usan como medio de transporte cotidiano, pues es complicado organizar un grupo para hacer diligencias o dirigirse al trabajo.

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