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Claudia, la diseñadora de su cuerpo

Claudia, la diseñadora de su cuerpo

Con una disciplina espartana, la mujer se levanta a las cuatro de la mañana a preparar  sus tres primeros alimentos que normalmente consisten en carbohidratos, proteínas, verduras y frutas. 

Estos varían dependiendo de la etapa en que se encuentre ejercitando las partes de su cuerpo: volumen, definición o mantenimiento. 

Es un ritual que lleva acorde al trabajo para el desarrollo muscular que persigue. Las horas de consumo son las cinco, siete y diez de la mañana. 

Pareciera que cada porción de alimento estuviera sincronizada con la rutina que va a realizar en el gimnasio. 

Es una forma y un  estilo de vida que se ha creado para hacerle culto al cuerpo, aplicando una simetría en cada unos de sus músculos o de las partes del cuerpo que quiere perfeccionar. 

Ella es Claudia Mercedes Martínez Berrio, de 33 años, radicada en Ibagué desde hace 10, nacida en Gigante (Huila), casada y madre de tres hijos.

Es una mujer de 1.50 de estatura, que recuerda que su visita al gimnasio empezó con el objetivo de bajar de peso, al considerarse gorda, pero que rápidamente fue consumida por ese ambiente de ejercicios, pesas, máquinas, aparatos y música que encierra el entorno de estos centros, donde van las personas en búsqueda de salud y de porte físico.

En este marco, Claudia, aconsejada por su esposo Jaider Lima, busca el gimnasio y comienza a vivir su pasión.

 Desde entonces, el padre de sus hijos, su amigo, compañero y confidente, se constituye en punto de apoyo y  para que su amada pueda moldear su cuerpo y se convierta en una deportista de competencia del fisicoculturismo
"¿Quién no se quiere ver bien en el espejo? ¿Quién no quiere tener un buen cuerpo?", se pregunta Claudia. 

Y señala que para conseguir esto se necesitan sacrificios, disciplina, inversión de tiempo y de dinero, "porque del fisicoculturismo no se vive. Se necesitan de otros ingresos".   

Esteroides anabólicos 

"Tengo tres años de estar asistiendo al gimnasio de manera disciplinada, y dos participando en competencias de categoría de figura o fitness", dice Claudia, quien al preguntársele por el uso de esteroides anabólicos dice que nunca los ha usado porque se considera una "atleta limpia"; y aunque no censura ni está en contra de quienes los usan, si advierte que los deportistas que los consumen "deben de estar guiados por un médico o una persona experta, para que no se vayan a llevar desagradables sorpresas que les pueden causar enfermedades y hasta la muerte". 

Los esteroides anabólicos son, según definición del diccionario: "versiones sintéticas (artificiales) de testosterona, la principal hormona sexual en los hombres. Es necesaria para desarrollar y mantener las características sexuales masculinas, como el vello facial, la voz profunda y el crecimiento muscular". 

Algunos fisicoculturistas los usan para acelerar el crecimiento muscular sin ningún control médico o de especialistas en el tema, y de ahí, parten los problemas de salud que pueden causar hasta la muerte.  

El gimnasio

Claudia, la mujer que quiere tener cuerpo de gladiador, es una persona que resume su vida en la humildad, disciplina, creatividad y fuerza de voluntad para romper cartabones y estereotipos. La que no cree en imposibles y piensa que con el esfuerzo todo se puede. 

Esta es la impronta que exhibe en el gimnasio Muscle Fitness, lugar donde pasa gran parte de su tiempo, entrenando dos horas diarias, y como profesora o instructora impartiendo conocimientos y destreza a quienes llegan deseosos de hacer de sus cuerpos una obra de arte. 

Este escenario es uno de los cuatro que  se encuentran ubicados en el barrio Gaitán de Ibagué; cuenta con más de 30 máquinas básicas y de polea y ofrece servicios de artes marciales, pesas; zona de cardio,  entrenamiento personalizado y rumba. 

Tiene un promedio de 150 alumnos o afiliados, y se constituye en un lugar no solo de encuentro sino de salud y recreación.

 Es un sitio que contribuye al rescate de muchachos y  muchachas, mujeres y hombres del ocio y posiblemente de vicios. 

Estos lugares, pese a no contar con ningún apoyo oficial, se han diseminado por muchos barrios de la capital del Tolima, y pueden ascender a más de 100, donde se cobran mensualidades que oscilan entre los 30 y los 70 mil pesos, según la categoría del lugar, dice Dairo  Alexander  Serrano, propietario y atleta del gym  Muuscle Fitness. 

Además, añade el fisicoculturista, que debido al nulo apoyo del gobierno para estas actividades, el número de deportistas de competencia es muy reducido. "De los 150 que tiene nuestro gimnasio en los actuales momentos, solo tres saldrían a torneos, ya que la absoluta mayoría viene por razones de bajar o controlar peso y de salud; son pocos los que están dispuestos a hacer sacrificios para salir a competir", dice Serrano.

Fitness se mueve 

Pese al panorama pintado tanto por la fisicoculturista Claudia Mercedes Martínez Berrio, y el empresario y atleta Dairo Alexander Serrano, el deseo personal de los asistentes a estos centros de ejercicio físico básicamente se fundamentan en logros psíquicos, fisiológicos, prevención de enfermedades, estéticos y de figura corporal.

Y para esto nada mejor que los gimnasios y centros de salud dotados con equipos tecnológicos de alta gama. La industria del Fitness (Conjunto de ejercicios gimnásticos especialmente indicados para conseguir y mantener un buen estado físico, según definición de la (RAE), crece incesantemente en toda América Latina, especialmente en Colombia. 

Se calcula que en el país existen más de 2.500 gimnasios, grandes, medianos y pequeños, en las diferentes ciudades, donde asiste cerca del tres por ciento de la población colombiana, un millón 500 mil  personas, cifra que según los entendidos en deportes va en aumento. 

En estas circunstancias, los gimnasios tiene un mercado asegurado, siempre y cuando se cumplan estos pronósticos. 

Así las cosas, determinar cuál es el mejor espacio para hacer ejercicio: si en casa, al aire libre o en un gimnasio, puede ser una pregunta frecuente y con múltiples respuesta y perspectivas. Sin embargo, está claro que en el mundo moderno se impone con fuerza la idea de ejercitarse a través de equipos profesionales y altamente capacitados y con buena tecnología. 
Y para ellos está la industria fitness recorriendo el mundo con el incentivo de llevar a las personas ofertas de alta gama que les permitan trabajar su cuerpo con mayor intensidad, seguir rutinas especializadas y, además, ser consciente del proceso que llevan. 

El final 

Al final aquellos que se destacan después de los esfuerzos y las penurias, que deja el gimnasio simplemente se piensa en hombres y mujeres, enfundados en sudaderas, y en ocasiones de competencias, dorso desnudo ellos, en bikinis ellas, van en busca del desarrollo máximo de sus cuerpos, tanto en volumen como en definición de su musculatura.

 Los fisicoculturistas (o simplemente culturistas) pretenden retomar una cultura milenaria de adoración al cuerpo humano, tomando como modelo ciertos héroes de la mitología griega o romana como los gladiadores o tal es el caso de Hércules.

Y esta grandiosidad que viene de caminar siglos de historias y culturas, termina en un desfile de  participantes que se detienen frente a un jurado, donde condensan toda su musculatura y se retuercen como si fueran a reventar, solo con el ánimo de impresionar a los jueces para recibir un premio que en el fondo no representa nada frente al titánico recorrido que han tenido que hacer para llegar a este podium.
 
A los atletas, en el interior de su existencia les quedará la pregunta ¿Valió la pena el esfuerzo que hicimos?
Mientras quienes los ven desde el desconocimiento y sentados en las sillas se preguntarán ¿Por qué llevar el cuerpo hasta esos límites?

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