Más de 60 años lleva funcionando la tradicional Barberia Europa, por ella han pasado políticos, gobernadores, obispos, abogados, sacerdotes, médicos, educadores y ciudadanos del común quienes han ingresado hasta el local comercial, ubicado al lado de la catedral María Inmaculada, en pleno corazón de la ciudad.

“En ese entonces los hombres que llegaban hasta allí, exigían el corte de moda, hasta arreglarse la barba. Desde el más encopetado hasta el más sencillo de los caballeros de esa época pedían que su fundador Raúl Homez les cortara el cabello”, cuenta su actual dueño don Everardo Vallejo quien lleva con la barbería 48 años.

Añadió que “en 1.970 cuando compró la barbería, la crisis lo recibió, debido a que por esa época los hombres jóvenes utilizaban el corte “cordobés”, como un homenaje al desaparecido torero, Manuel Benítez, quien utilizaba su melena desarreglada y las patillas largas, igualmente la generación hippie que estaba en boga usando el pelo largo y sin afeitarse, bajando notablemente la clientela en la totalidad de las barberías de la ciudad.

“Recuerdo, relata este hombre de sonrisa amable, educado, cortés y refinado, que los Beatles impusieron más la moda de la melena larga especialmente en la juventud. Sin embargo, los señores de la época, llegaban con trajes de paño, eran elegantes, educados y le pedían los cortes tradicionales, los que siempre han estado de moda.

“Las épocas han cambiado, esto no es una peluquería, es una Barberia porque es sólo para hombres, aquí no se hacen peinados, ni se arreglan uñas, ni se hacen limpiezas de piel”, dice don Everardo, además es la única que existe en la ciudad de Ibagué, después de haber unas diez en el centro de la ciudad”.

Los cortes que se hacen aquí son el humberto, el argentino, y el americano, acompañados de otros que están en auge.

Actualmente dice, “las barberías están en crisis debido a la llegada masiva de venezolanos que conocen de cortes para hombres, regalando el trabajo, lo cual considera una competencia desleal y deshonesta”, porque uno cosa es tener necesidad y hambre y otra trabajar con precios más bajos”.

Dice que “ahora está de moda la barba y el bigote y que este debe ser llevado con mucha higiene, además quienes lo llevan son hombres jóvenes y adultos. Aquí no se permiten mujeres, salvo cuando acompañan a sus esposos, además la mayoría prefiere venir sin ellas, pues siempre les dicen a los barberos como deben ser peluqueados”.

Se siente orgulloso de sus sillas, una de ellas tiene 150 años y es americana, las otras dos cuentan con 75 años, las cuales las compró hace 50 años en Bogotá, siendo admiradas por su clientela. Por razones de salud se retiró hace 25 años, sin embargo, su trabajo le apasiona y permanece allí todo el día.

Se siente agradecido de Jaime Jaramillo quien fue su profesor en materia de corte de pelo para hombres, además recuerda que hace 50 años, los hombres nunca entraban a un salón de belleza, ahora si lo hacen especialmente arreglarse las uñas y las cejas.

Dentro de los personajes que ingresan a la barbería Europa están monseñor Flavio Calle Zapata y los demás obispos, igualmente varios ex gobernadores, congresistas y ex congresistas tolimenses, así como magistrados y en su momento monseñor José Joaquín Flórez y monseñor Sarasti (q.e.p.d.).

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Dentro de sus recuerdos está como el asentador de cuero que era utilizado para afilar las barberas, ahora se hace con cuchillas siendo más higiénico y más práctico.

Se siente orgulloso de sus cinco hijos, todos profesionales, a quienes los levantó a punta de este negocio, enseñándoles buenos modales y costumbres como el ser honestos y correctos en la vida.

Recuerda que aún hay madres de familia que le dicen que no cambie el estilo la barbería porque de manera confiada pueden enviar a sus hijos menores a cortarse el pelo.

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Su equipo de trabajo son tres barberos, uno de ellos lo acompaña desde hace 25 años, el otro hace 24 y el último de ellos 8 años.

Everardo Vallejo, oriundo de Santuario, departamento de Caldas, llegó a la ciudad de Ibagué hace más de 50 años y se enamoró de Ibagué, la ciudad encantadora que le abrió sus brazos, quedándose y echando raíces, dice que continuará con esta bella profesión hasta cuando Dios así lo determine.