Por Óscar Viña Pardo

Comunicador Social - Periodista

Pese a los intentos de este medio por comunicarse con el gerente de la Terminal de Transportes de Ibagué, mostramos esa realidad no solo de la Terminal de Transporte sino de una ciudad que vive del informalismo, donde no hay políticas claras que permitan incluir el trabajo de estos a la formalidad con los requisitos plenos para quienes exigen el derecho al trabajo. 

El especial donde se incluían pregoneros, vendedores ambulantes, lustrabotas y vida cotidiana, mostraron esa cara de la ciudad que no vemos porque la invisibilizamos, porque nuestro afán nos lleva a reconocernos en nuestra inmediatez y no en esa lucha muchos colombianos realizan día a día por lograr sus objetivos, sobrevivir.

Frente a la nota hasta las empanadas deben pagar impuesto para ingresar a la Terminal de Ibagué estamos de acuerdo con nuestros lectores que claman por mayor orden, seguridad, disciplina y normas necesarias, que se ponen al lado de los empresarios que pagan arriendo, administración, seguridad, empleados con todos los requisitos de ley. Aplaudimos entonces la labor de la gerencia en proteger a los comerciantes legales que están en el conglomerado y esperamos que los que no están dentro del sistema puedan contribuir desde lo legal a las políticas planteadas por las directivas de esta empresa que si bien es cierto es pública, tiene que dar resultados sociales y económicos.

Nando Santos reclama de nuestro medio esa imparcialidad y le damos toda la razón, nuestro objetivo no es promover la informalidad, pero sí mostrar esa otra cara de la moneda, la de la marginalidad que muchas veces no tiene voz y son estos espacios de debate abierto donde nos permitimos construir escenarios posibles donde estas personas tenga el día de mañana un mejor futuro, con un aseguramiento total que los lleve a una vejez tranquila, situación que es complicada, más no imposible.

En la nota  Adiós a “Pregoneros” de la Terminal de Transporte de Ibagué por medidas severas de la administración se buscaba que las empresas de transportes, esas que se lucran de su voz a voz los tengan en cuenta a partir de la formalidad como ocurre en otras terminales. Nada tiene que ver las directivas de Ibagué con el tema. Pero es un llamado de auxilio para que la máxima autoridad en ese espacio busque alternativas si es posible para estas personas.

En la nota de A punta de trapo y betún mostramos dos historias de vida de personas que pagan la cuota correspondiente de administración del espacio privado dentro de la Terminal, pero que se convierten en ejemplo para aquellos que creen que la vida es fácil o que sin disciplina no se logran los objetivos. Es un relato muy humano que engrandece a las personas que trabajan en esta profesión que le permitió a Carlos Triviño y Pedro Hernández sacar adelante a sus familias.

En la última nota realizada por nuestra periodista Sandra Rincón, la noche en la terminal de transportes de Ibagué se refleja el día a día en esas horas donde salen los recorridos largos para Cúcuta, Bucaramanga, la Costa, Florencia, por nombrar algunos trayectos. Y como si lee en interlineado puede darse cuenta que la seguridad es valor invaluable dentro de la Terminal y se convierte en prenda de garantía para quienes hacemos uso de este espacio de manera frecuente.

Esperamos ahora poder hablar con el director ejecutivo de esta empresa y nos muestre los resultados obtenidos y el porque la Superintendencia del Ramo la considera dentro de las empresas pares en el país como una de las que cumple con los requisitos exigidos para su buen funcionamiento, esto en aras a la seguridad nuestra cuando nos desplazamos de un lugar a otro.