Columnistas
El colombiano y su cultura
Por: Edgardo Ramírez Polanía
La cultura es la manera que se adquiere para perfeccionar el carácter y afinar el comportamiento, y en lo social la que mantienen las personas en sus relaciones con un medio ambiente en común.
La admiración del colombiano por su cultura y sus tradiciones en los últimos tiempos ha disminuido. Sin embargo, nuestro país ha permanecido en su música andina del Tolima con innumerables compositores e intérpretes de bambucos, pasillos, raja leñas y guabinas y Sanjuaneros. En las zonas costeras los currulaos, porros, cumbias, vallenatos, y en los Llanos el joropo, que son aquellos de mayor incidencia musical, pero es superada por la música extranjera entre ellos por el rock hasta en las festividades tradicionales. El colombiano tiene inclinación por lo extraño, lo extranjero, lo difícil de pronunciar, como Von Zanzerberguer, la colombiana a que se cambió el apellido y fue beneficiada con contratos por centenares de millones de pesos en contratos del Estado. Al contrario del mexicano, que se siente orgulloso de sus raíces y de sus ancestros indígenas, su música y su comida que se encuentra en todas partes.
El patriotismo en algunas manifestaciones como la literatura y la música se nota el esfuerzo de los novelistas, ensayistas y músicos que han avanzado hasta en el exterior y otros son absueltos por los críticos. ¿Pero cómo prescindir de ellos si tienen la compensación social de su popularidad en cerrados círculos de lectores y televidentes? Para la respuesta pueden existir muchas explicaciones pero pocas aplicaciones. Una de ellas, es aquella que en el cauce literario pueden entrar poetas y prosistas cuya exigencia no es la requerida, pero su popularidad determina un fenómeno de relación entre la obra y el vulgo, donde no existen significativas exigencias literarias de una sociedad que sólo los anima el contagio mental o los niveles colectivos del gusto que en la música sucede igual. La necesidad nacional de la gloria se hace extensiva al arte, como si el arte fuera una dependencia de la política o de la economía. El éxito de Gabriel García Márquez, es porque sus obras no contienen la imagen de zonas estériles, sino la mayor explosión creativa de elementos de la naturaleza diseñada dentro de un sistemático esquema de perfección. Un empeño discreto a suscitar emoción y ficción provinciana con los detalles de producir complacencia con libre facilidad, sin utilizar hechos históricos ajenos, sino propios a su identidad cultural.
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La cultura es indispensable para comprender lo escrito y dicho por los demás, un cierto sentido de humanismo, que fue donde se sentaron las bases culturales de la sociedad. Los pensadores humanistas trataron de comprender el sentido moral de las personas. No tenían un criterio religioso, al contrario desconfiaban de la ética católica y algunos de ellos desconfiaban de asuntos de la fe. Jamás dieron lecciones de moral, sino dejaban que sus lectores sacaran sus propias conclusiones, que es el razonamiento. Incluso Pascal que era creyente le gustaba entender los vicios y virtudes de la gente que dar consejos. Pero la contra reforma católica en que España era líder acabó casi en su totalidad con los reformistas. Los moralistas hacen lo contrario a lo que dicen. Hacen a un lado los argumentos del opositor y la emprenden con violencia contra la persona, la falacia que da por sentada la afirmación, tomando como cierto su propio argumento. Por eso, la lectura otorga conocimiento, tolerancia y capacidad de analizar los hechos y propuestas a través del análisis y los conceptos.
Los colombianos, decimos cómo deben ser las cosas y no tratamos de obtener resultados en el razonamiento, ni que ese empeño tenga repercusión en lo real. Todo es lo hablado o lo que se registra en el papel que a veces se trata de incumplir y no se arregla nada en la práctica dando origen a los grandes problemas sociales. Según las estadísticas en Colombia el 28.7% leen un libro al año y 8.9 leen diez o más. Mientras la venta de libros disminuye, avanza el consumo en la cerveza y licores, también inciden el precio de los libros y el avance de las nuevas formas de comunicación. Exponer de manera correcta y clara una idea, o un problema ayuda a entenderlo mejor. La confusión lingüística es con frecuencia una confusión cognitiva. La lectura otorga corrección y armonía en el lenguaje que son la base para expresarse y escribir bien. La elocuencia es una virtud excepcional de la inteligencia que va más allá del correcto uso del lenguaje, porque requiere mucha más información de lectura.
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Con el lenguaje sucede algo similar a las buenas maneras, hay un nivel básico y otro más elevado que construye no sólo el entendimiento con las personas con conocimientos, sino que sirven para mejorar el acercamiento y desenvolvimiento personal que servirán para su formación personal y profesional. El buen ejemplo es la mejor guía de comportamiento. Los seres humanos nos comportamos como vemos como se comportan los demás. Por eso, las entidades gubernamentales deben dar prioridad a la formación educativa y cultural si queremos un país en paz y de perfiles de progreso y convivencia nacional.
El problema colombiano parte de la falta de educación como instrumento de trabajo. El desempleo y la falta de garantías a los sectores más marginados o necesitados son el caldo de cultivo para la protesta social y la guerra.
El ministerio de Cultura debería impulsar en nuestros pueblos la construcción de bibliotecas y Casas de Cultura dotadas con computadores para la población que no tiene acceso a esa información. Promocionar en otras ciudades capitales eventos culturales como aquellos que se celebran en Cartagena la ciudad Heroica: La noche de los museos, El festival Internacional de poesía oral, El festival de Jazz, Festival Internacional de Cine, y Festival del Folclore entre otros. De la misma manera, se realiza el Festival del Mono Núñez en Ginebra Valle, en Ibagué El festival Folclórico colombiano y El festival de la música colombiana o el Festival de Bandas en La Vega, La feria de Manizales, que no permiten que se queden en el olvido nuestros ancestros.
El país requiere de una campaña para que haya educación y la gente lea, antes de mirar los novelones de narcos y prepagos que dan la vuelta al mundo causando desprestigio de nuestra sociedad.
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