Ambiente
El drama de vivir junto a un botadero de basura
En su memoria Amparo Capera guarda los buenos recuerdos anteriores al botadero de basura a cielo abierto que ubicaron junto a su vivienda. Ella, al igual que los demás habitantes del corregimiento Los Colorados, de Ortega, añoran los años en los que podían respirar un aire limpio, sin tener que comer con decenas de moscas revoloteando a su alrededor.
“La basura llegó de un momento a otro, hace 20 años, porque en ningún momento nos dijeron ‘aquí vamos a ubicar el botadero’. Todo fue de repente, no nos comunicaron, no hubo firmas, no hubo ningún aval ni conciliación. Fueron llegando sin más ni más”, cuenta Amparo.
Al botadero de Los Colorados, que mide una hectárea, llegan todos los residuos que se producen en el municipio de Ortega. Amparo explica que en un principio sus viviendas se encontraban a escasos 40 metros del basurero, y ahora, están solo a diez metros. Son casi 30 las familias damnificadas.
“Tiran la basura y no la tapan, por lo que se producen malos olores. Mi mamá sufre de asma que se agrava por esta situación y además mi abuela es diabética. Uno está comiendo y las moscas están encima, la vida se nos hace más difícil por tener la basura tan cerca de las casas“, relata Gina Yate, hija de Amparo que creció con el indeseable vecino que es el basurero.
Ellas lamentan que han acudido a la Alcaldía de Ortega, a Emportega E.S.P. y otras entidades, sin encontrar ninguna solución efectiva a su problema. “En el 2013 puse un derecho de petición ante el Ministerio de Ambiente, avisaron que vendría a reparar la entidad correspondiente; eso arreglan, tapan, para indicar que están haciendo una buena gestión, pero no es cierto. Es mientras vienen a supervisar, se van y sigue lo mismo. En estos momentos han tirado basura, le echan cal, pero continúa con el mismo olor”, añade Gina.
Para la comunidad de Los Colorados se ha vuelto indigno vivir allí, a causa del basurero. Les avergüenza llevar una visita, pues las aves de rapiña, los olores nauseabundos, las moscas y los tumultos de basura hacen parte del paisaje.
“Mi papá sufría de asma y murió por el botadero de basura. Pasó derechos de petición y nadie le prestó atención”, asevera Amparo Capera. Al tiempo pide enfáticamente que se reubique el tirado. La solución no es que tapen o maquillen la realidad, sino que, se lleven lejos de allí los residuos de los ortegunos.
El Cronista.co se trató de comunicar directamente con la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima), sin encontrar ninguna respuesta a este grave problema de salud pública. La Procuraduría Regional de Chaparral también es la llamada a intervenir en pro de esta comunidad, pero nadie les responde.
“Nuestra vida antes era tan hermosa, un ambiente sano, limpio, ahora es tan desagradable. Durante la pandemia encerrados y no tapaban la basura, era horrible. Y ni modo de vender e irnos. ¿Quién va comprar aquí? Ni regalado, y con razón, yo tampoco compraría al lado de un basurero”, sentencia Amparo Capera.
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