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Cuestión de generación: Ni lo van a entender, ni se los voy a explicar

Cuestión de generación: Ni lo van a entender, ni se los voy a explicar

Por Kevin Castañeda Vargas


Sin caer en generalizaciones, es evidente la marcada diferencia que existe entre una generación y otra, respecto a la interpretación, los motivos, los alcances, el tiempo y los espacios del Paro Nacional.

Mientras la juventud busca respuestas a la incertidumbre que acompaña su futuro, en un país que apenas camina, las otras generaciones infravaloran la coyuntura socioeconómica y olvidan que en democracia “ninguna institución es incuestionable”. Por esos dos elementos, muchos creen, equivocadamente, que el parcial retiro del proyecto de reforma tributaria dará muerte súbita al descontento ciudadano que se respira en las calles.

Existen 2 explicaciones históricas que darían cuenta del por qué muchos ciudadanos creen que ya fue suficiente, que esa no es la forma, que la institucionalidad nunca debe ser cuestionada, que cualquier expresión que rompa el relato hegemónico debe ser expulsada, castigada, perseguida y silenciada.


“Actualmente, el futuro del país se educa para salir del país, pues la migración es la opción más rentable y menos humillante para alcanzar una vida digna”.


En primer lugar, las generaciones anteriores alcanzaron parcialmente a vivir en el mundo de la “industrialización de sustitución por importaciones” y el “Estado de Bienestar”. Un modelo que abogaba por el desarrollo de la industria local y cubría derechos sociales como salud, educación, vivienda y pensión. Por eso, muchos mayores, pese a ser una generación poco educada, lograron hacerse con un terreno, una casa, una pensión y un nivel de consumo estable.  Este modelo fue removido paulatinamente en Colombia desde la “gran apertura neoliberal” de César Gaviria y fuertemente atacado en los últimos 20 años de uribismo. En este contexto, la nueva realidad dista de ese margen de posibilidades ofrecidas en el pasado.

Actualmente, el futuro del país se educa para salir del país, pues la migración es la opción más rentable y menos humillante para alcanzar una vida digna. La pensión es una ilusión, la salud es una mercancía, el empleo solo aparece con palanca y, el emprendimiento sucumbe ante las ventajas que los tratados de libre comercio ofrecen a las compañías extranjeras.

En segundo lugar, aunque las generaciones anteriores también se forjaron con un país en guerra, ni la guerra de ese entonces es la misma guerra de ahora, ni el cubrimiento absoluto que los medios hacían de esta, siendo participes activos, en donde explotaban pasiones y emociones para construir amigos y enemigos, se equipara a la conectividad global de nuestros días, ni a las herramientas virtuales (Redes sociales) que nos permiten contrastar fuentes, filtrar información y cuestionar versiones.

No es extraño que quienes forjaron el “orden contrainsurgente” y lo mezclaron con cada arista de la vida cotidiana, bajo el concepto de “revolución molecular disipada” hoy den tratamiento de guerra civil a las manifestaciones ciudadanas, y no es extraño que quienes fueron doblegados por la violencia y sometidos a 30 años de propaganda contrainsurgente, hoy vean en cualquier expresión ciudadana un enemigo para la democracia, deduciendo equivocadamente que esta se subsume y termina en las instituciones.

Cada quien es producto de su tiempo, de su contexto y de sus circunstancias. Aun así, pido a las generaciones pasadas hacer un paso al costado, o en su defecto, reivindicarse. Ustedes nos entregaron el país tal y como está, fue en su primavera cuando se aprobó la ley 100 de 1993, entre otras, fueron ustedes quienes eligieron mal en las últimas décadas. El cambio generacional de la política colombiana es implacable, su intervención sólo la retrasará o adelantará, pero nunca, la frenará. Se les extiende la invitación a repensar por un momento la realidad, revisar indicadores, revisar sus bolsillos, revisar sus aportes a pensión, revisar cuanto se demora la EPS en atenderlo y revisar qué futuro le espera a sus hijos…

Para terminar, oda a la generación de valientes que se niega con vehemencia a vivir en un país marcado por la miseria, la falta de oportunidades, la desigualdad y la violencia. Somos una fuerza imparable que no se enfrenta a un orden inamovible. ¿Hasta dónde llegaremos?, ¿Renuncia de Iván Duque, gobierno de transición y adelanto de elecciones?, ¿Fin del modelo neoliberal?, ¿Implementación de los acuerdos?, ¿Constituyente?, ¿reformas?... Frente a todo esto sólo hay una certeza: la rueda de la historia se está moviendo.

*Politólogo Universidad del Tolima


La columna escrita por Kevin Castañeda Vargas no representa la línea editorial del medio El Cronista.co 

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