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Víctor Jara, canto, lucha y consecuencia

Víctor Jara, canto, lucha y consecuencia

Por Sandra Rincón R. - Santiago de Chile.


Hoy hace 50 años, Chile fue violentada, golpeada y agredida por una dictadura militar implacable y sangrienta, que acabó y exterminó la democracia que ejercía el mandatario de entonces Salvador Allende.

Desde ese 11 de septiembre de 1973, el país austral no volvió a ser el mismo, con el asesinato de grandes defensores de la paz, como el cantautor Víctor Jara, el poeta Pablo Neruda y miles de chilenos y chilenas, que fueron detenidos desaparecidos y otros que debieron recurrir al exilio, por la cruel persecución que se apoderó por 17 años.

Han trascurrido más de 20 mil días y la memoria de Víctor Jara, uno de los mayores iconos del golpe de Estado que padeció Chile, sigue presente en muchos chilenos y chilenas, que interpretan sus melodías, cargadas de contenido social, donde se reclama la igualdad social, la paz, el amor, que este hombre de 40 años, reclamaba y que siempre fueron un peligro para el dictador Augusto Pinochet quien en complicidad con el gobierno de los Estados Unidos de Richard Nixon, presidente de la época, asaltaron y saquearon el pensamiento, la dignidad de un pueblo que reclamó la justicia.

Aunque el negacionismo haya invadido a las nuevas generaciones, estrategia utilizada por la derecha republicana, no se ha logrado borrar el recuerdo, el sufrimiento y la persecución desatada, así como la muerte, las torturas y las desapariciones. Una de cuyas víctimas, sin duda, fue Víctor Jara, quien fue abusado y asesinado recibiendo 44 disparos que acabaron con su vida, pero no con su legado.

Víctor Jara, marcó la llamada “Nueva Canción Chilena”, movimiento de renovación folclórica, donde la tradición se nutrió de innovaciones musicales desde 1960, consolidándose a fines de esa década con importantes folcloristas, compositores e investigadores, de la mano de Violeta Parra, Margot Loyola, Gabriela Pizarro, Héctor Pavez, Patricio Manns y Rolando Alarcón, además con la influencia poética de Nicanor Parra, Gabriela Mistral y Pablo Neruda.

Este personaje emblemático, además de ser uno de los mejores exponentes de ese género musical, pasó por la vicerrectoría de la facultad de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. Participó en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, el que ganó con el tema “Plegaria a un labrador”.

En 1973, debido al golpe de Estado, ocurrido el 11 de septiembre, esta línea social y política fue violentamente truncada, generando el exilio y la represión de muchos de sus integrantes, por lo que el movimiento siguió desarrollándose en el exterior. Sin embargo, las canciones siguieron escuchándose, de modo clandestino, en Chile.

En consecuencia, “la canción sigue siendo un arma de lucha, la canción auténtica, la revolucionaria, tiene que cambiar al hombre para que este cambie el sistema. Este intento de búsqueda de los compositores sigue estando comprometido con la realidad de Chile”, decía Víctor Jara, en una entrevista con al diario La Nación, en 1971.

Su lucha, durante los 60 y 70 fue ardua, este cantautor, que además fue actor y director de teatro, fue ferviente opositor del gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva, por la represión de los carabineros contra pobladores de Puerto Montt al sur de Chile, donde murieron 11 personas, entre ellas varios niños, en 1966.

Durante el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende y a partir de 1970, Víctor Jara asumió una posición definida, convirtiéndose en férreo militante del “socialismo a la chilena”. Una vez instalado el gobierno de la Unidad Popular, Jara fue nombrado embajador cultural. Participó activamente en diversos trabajos voluntarios para resistir huelgas de grupos contrarios a Allende, junto con la búsqueda de fortalecer el gobierno.

El autor de canciones como “El derecho de vivir en paz” y “Te recuerdo Amanda”, entre otras melodías reconocidas mundialmente, ingresó en 1953 al coro de la Universidad de Chile, pero su primera opción fue el teatro, carrera que estudió entre 1959 y 1961. Se consolidó como uno de los mejores directores de la escena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica.

Casado con Joan Jara, de nacionalidad inglesa y de profesión bailarina, la cual ha sido una luchadora social, manteniendo viva la memoria de Víctor, buscando que los responsables por el asesinato de su compañero a manos de 7 militares, ya identificados, paguen por el crimen ejecutado al otro día del golpe, cuando fue detenido en la Universidad Técnica junto a docentes y alumnos y llevados al Estadio e Chile (hoy llamado Estadio Víctor Jara).

Allí, en ese recinto, fue torturado, castigado con alevosía por militares, recibiendo golpes en el rostro y en las manos, de acuerdo con investigaciones del juez Manuel Vásquez. Después de 3 días de humillaciones, cuando se dispuso el traslado de los detenidos al estadio Chile, el cantante fue separado de los prisioneros y llevado a los camarines, asesinado, y arrojado posteriormente a la vía pública, junto a otros cadáveres, donde fue reconocido por personas de buena voluntad. Desde allí fue trasladado al Instituto Médico Legal, avisada a su esposa. Posteriormente, fue sepultado por la familia, en secreto, en el cementerio General de Santiago.

“Víctor, se transformó en el testimonio de la brutalidad del golpe de Estado y el naciente régimen militar, convirtiéndose en un mártir de la causa política representada en la Unidad Popular y en el espíritu que haría a generaciones identificarse con la cultura popular chilena”, según Memoria Chilena.

Los condenados por el asesinato

Luego de 50 años de búsqueda de justicia por parte de su compañera sentimental – Joan - y de sus dos hijas, las cuales se han mantenido casi en el anonimato, como medida de protección. Desde 1973 hasta 1997, no se investigó, reinando la impunidad por este crimen, hasta que hace algunos años (2016) se dictaminó como culpable principal a Pedro Pablo Barrientos, exmilitar chileno, declarado responsable de la tortura y el asesinato de Jara.

Este sujeto había huido de Chile hacia los Estados Unidos en 1990. Hoy se tramita la extradición. Hace unos meses, el juez Roy Dalton, del Distrito Central de la Florida, lo despojó de la ciudadanía estadounidense.

Por su parte, la Sala Penal de la Corte Suprema de Chile, sentenció a penas entre 10 y 15 años de cárcel por homicidio calificado y secuestro de Víctor Jara a los exmilitares Nelson Haase Mazzei, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto, exgeneral del Ejército chileno. A su vez, Rolando Melo Silva fue condenado por un exfiscal militar a una pena de 8 años y dos días por el delito de encubrimiento de homicidio y secuestro.

La Corte, además, rechazó el recurso de apelación, interpuesto por los apoderados de los condenados, por considerar que Víctor Jara era una persona pública, fue identificado por los militares, sufrió agresiones físicas y verbales, fue atacado con 44 impactos de bala provenientes de una pistola calibre 9.23 milímetros, de acuerdo con las pericias balísticas.

“Somos cinco mil”

A 50 años de su muerte, Víctor Jara volvió a cantar, el tema “Somos cinco mil” poema de su autoría, escrito minutos antes de ser asesinado, que ha sido adaptado a través de la Inteligencia Artificial. Esta canción póstuma ha sido emitida el 8 de septiembre del presente año, 8 días después de haber sido sentenciados los asesinos del cantautor. En ella, relata el dolor al que fue sometido y menciona a distintas personas que arriesgaron su vida, con tal de que este escrito pudiese salir a la luz pública.

El papel donde plasmó la canción pasó por cajas de fósforos y suelas de zapatos en el centro de detención, hasta lograr escapar de las paredes que aprisionaban al artista.

La hazaña de publicar el trabajo, fue realizada por un equipo de productores y músicos y las herramientas tecnológicas, reviviendo uno de los escritos más emblemáticos de Jara, creando un verdadero regalo cultural a la historia musical de Chile. En cuanto a la voz, se cargaron horas y horas de entrevistas y canciones con Jara, para así programar la Inteligencia Artificial, reconstruyendo su voz de manera precisa.

Este trabajo, permite a las futuras generaciones acercarse un poco más a la época de dolor que marcó al país y que no alcanzaron a vivir 17 años de dolor.

Sin duda, Víctor Jara, a 50 años de su asesinato, sigue vivo en el corazón del pueblo chileno y, al igual que Salvador Allende, son auténticos héroes en la historia de este país.

Poema

Somos cinco mil aquí

En esta pequeña parte de la ciudad

Somos cinco mil

¿Cuántos seremos en total en las ciudades y todo el país?

Solo aquí diez mil manos.

Que siembran y hacen andar las fábricas.

¡Cuánta humanidad con hambre, frío pánico y dolor, presión moral, terror y locura!

Seis de los nuestros se perdieron en el espacio de las estrellas

Un muerto, un golpeado, como jamás creí se podría golpear a un ser humano

Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores, uno saltando al vacío, otro golpeándose la cabeza contra el muro, pero todos con la mirada fija de la muerte.

¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!

Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada.

La sangre para ellos son medallas.

La matanza es acto de heroísmo.

¿Es este el mundo que creaste Dios mío?

¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?

En estas cuatro murallas sólo existe un número que no progresa.

Que lentamente querrá la muerte.

Pero de pronto me golpea la consciencia y veo esta marea sin sentido  y veo el pulso de las máquinas y los militares mostrando su rostro de matrona llena de dulzura.

Y Méjico, Cuba, y el mundo

¡Que griten esta ignominia!

Somos diez mil manos que no producen.

¿Cuántos somos en toda la patria?

La sangre del Compañero Presidente golpea más fuerte que bombas y metrallas.

Así golpeará nuestro puño nuevamente. Nuevamente.

Canto, que mal me sales cuando tengo que cantar espanto.

Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto.

De verme entre tantos y tantos momentos del infinito en que el silencio y el grito son las metas de este canto...de este canto…de este canto.

 

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