José Miguel Santos Naranjo, un egresado de Ingeniería Electrónica de la Universidad de Ibagué, consiguió el récord mundial del mayor porcentaje en la detección de cáncer de pulmón. Un importante logro dentro del campo científico. 

Gracias a su trabajo en redes neuronales, acompañado por el ingeniero Manuel Guillermo Forero, pudo llegar a un 98 % de precisión en el diagnóstico de los nódulos en tomografías computarizadas según la plataforma mundial Grand Challenge; todo desde la especialidad del procesamiento de imágenes.

El porcentaje de precisión que obtuvo José Miguel es una hazaña, "ya que los nódulos tienen diferentes formas, dimensiones y texturas, lo que dificulta su identificación". Desde su trabajo en los semilleros de investigación de la Universidad de Ibagué, empezó una búsqueda exhaustiva en bases de datos públicas de imágenes médicas de tórax, con el propósito de obtener la mayor cantidad de datos.

De la etapa exploratoria pasó al uso de los programas ImageJ y ITK-Snap, para la revisión de exámenes, y luego, la valoración de las formas, la posición y el consenso de los nódulos. Ello motivó a un entrenamiento de tomas a partir de bases de datos entre positvas y negativas.

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"Sabíamos que iba a ser bien complicado, pero, para ser sincero, no pensábamos que tanto", confiesa Miguel. Cuenta que los exámenes que se toman en los hospitales podían ser revisados en un software, pero no ser procesados después de manera digital, lo que dificultaba más el trabajo. 

Por tanto, tuvo que intensificar el trabajo con las redes neuronales, para que se adaptaran a archivos de tres dimensiones; con los resultados de su investigación se abrieron espacios en congresos internacionales y revistas científicas reconocidas. 

Santos y Forero ahora trabajan en el semillero Lún para que el nivel de detección llegue al 100 %. "Con un software completo, un diagnóstico, en qué etapa está y dónde se localiza con exactitud", asegura. 

José Miguel es oriundo de Lérida, norte del Tolima. En su municipio se destacó como líder en procesos sociales y culturales. Su interés por las comunidades es el mismo que ahora impulsa sus deseos de aportar a las ciencias de la salud. 

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"He sido muy regionalista. No soy el estudiante perfecto y estoy muy lejos de eso, pero saqué adelante la carrera", sentencia.