En el sector del Cañón del Combeima se adelantan una serie de procesos de sensibilización y educación ambiental, con el objetivo de que los habitantes de esta zonar de la capital tolimense, protejan la migración de halcones y gavilanes, conocidos comúnmente como Águilas Cuaresmeras, que siempre para esta época con la llegada de la Semana Santa, se ven en riesgo debido a las acciones de algunos cazadores y malos hábitos ambientales de algunos ciudadanos.

En este sentido, tanto instituciones ambientales como ciudadanos consientes sobre la importancia del cuidado de estas especies y del medio ambiente, se han mostrado preocupados debido a que actualmente la tala indiscriminada, la pérdida de bosque y la cacería continúan siendo las más graves amenazas que afrontan estas aves que benefician al ecosistema de la región, al regular la proliferación de plagas que representan amenaza para la salud pública.

En ese sentido, funcionarios como Luis Alfredo Huertas, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Ibagué, indicó que efectivamente la caza de estos animales perjudica el sector turístico, pues miles de personas acuden al Cañón del Combeima para realizar el avistamiento de estas especies.

“Hacemos un llamado los ciudadanos para que se abstengan de realizar cualquier tipo de actividad que ponga en peligro a estas especies y perjudique el medio ambiente de este sector. Igualmente a las autoridades para que nos ayuden a protegerlas", señaló Huertas. (Ver: Águilas cuaresmeras en la mira)

De igual manera, estudiantes de algunas instituciones educativas aledañas al sector del Cañón del Combeima, por estos días están adelantando labores para sensibilizar a los habitantes de los corregimientos de Villarrestrepo, Juntas y varias veredas, en el cuidado y la protección que deben tener hacia miles de aves migratorias originarias de Estados Unidos y Canadá, que durante la Cuaresma y Semana Santa descansan y duermen en su espesa vegetación.

Las Águilas Cuaresmeras, visitantes que vuelan a más de 2.500 metros de altura y a 50 kilómetros por hora aprovechando los vientos ascendentes para planear y gastar menor energía. Así las llaman en Tolima porque solo se ven en la temporada de recogimiento y devoción y en realidad son gavilanes con peso de más de una libra y alas enormes, que se alimentan de insectos, ranas, serpientes, murciélagos y ratones.

Habitantes del Cañón del Combeima recuerdan que años atrás se veían pasar silenciosas a millones de estas aves, “pero últimamente disminuyeron, tal vez por temor a los cazadores sin corazón". Este sector se ha convertido en el lugar a donde vienen a morir algunas águilas cuaresmeras, pues es uno de los pocos, por no decir el único sector de América en el que son cazadas.

Por eso no es de extrañarse que fieles a su instinto de supervivencia, estas aves poco a poco hayan cambiado de ruta y no pasen por allí las grandes bandadas que hace una década oscurecían el cielo para la época de cuaresma. Es así como hoy en día las nuevas generaciones de jóvenes tolimenses no tendrán la oportunidad de observarlas si ésta actividad ilegal continúa desarrollándose.