Hace 39 años se presentó una de las mayores tragedias de la Comuna Cuatro de Ibagué con la explosión del tanque de agua del IBAL ubicado en el Cerro de Piedra Pintada, que hoy en día colinda con el Hospital Federico Lleras por la carrera sexta. En ese entonces, todo el Limonar fue inundado por miles de litros de agua, lo que causó la destrucción parcial de algunas viviendas y el volcamiento de vehículos de la zona.

Tras varios años, en el cerro de Piedra Pintada que funciona como distrito seis de la empresa de acueducto y alcantarillado IBAL y que le brinda agua a más de 100 barrios, construyó dos tanques con una capacidad de almacenamiento de alrededor de 5 mil metros cúbicos de agua. Entonces la lucha entre los habitantes del sector y la empresa comenzó.

A la par de la búsqueda de seguridad del tanque y por ende de las viviendas aledañas a este, se discutía el uso y el estado de un sendero peatonal que une el barrio Limonar con el barrio Piedra Pintada Parte Alta y que se encuentra ubicado entre el Cerro de Piedra Pintada y el Hospital Federico Lleras Acosta.

En 2012, la comunidad vecina del tanque de agua del IBAL, representada por Amparo Rivera Ospina, entonces presidenta de la Junta de Acción Comunal del Barrio Limonar, presentó una serie de quejas respecto del estado del mismo, obras de afectación a la estabilidad del talud y descuido de las zonas aledañas, razón por lo cual la Personería Municipal de Ibagué instauró una acción popular en contra del IBAL y del municipio, con el objetivo de recuperar, adecuar y estabilizar el sendero peatonal de esta zona.

A pesar de que el recurso falló a favor de la comunidad, el IBAL no cumplió a cabalidad las pretensiones de protección de la zona y, de acuerdo a la comunidad, dejó trabajos a medias sin velar realmente por la seguridad del cerro. Por otro lado, el municipio se encargó de adecuar el espacio para crear un sendero con sus debidas escaleras en la zona, además de evitar que el corredor fuera cerrado por la construcción de un conjunto residencial en Piedra Pintada.

En 2014, el entonces director del Grupo de Prevención y Atención de Desastres, José Félix Salgado, reseñó las anomalías que había con este cerro, recomendando realizar un manejo de aguas lluvias y escorrentía en el entorno del suelo para mitigar la saturación de suelos, mantenimiento de gaviones, construcción de zanjas de coronación y reforestar los taludes que rodena al tanque y prohibir cualquier construcción en la pata el cerro.

A pesar de las recomendaciones Salgado y la acción popular interpuesta, no se realizaron adecuaciones significativas al sendero y al cerro de Piedra Pintada, entonces en 2022, debido a las fuertes lluvias, se presentó un nuevo deslizamiento de tierra que arrasó con gran parte del sendero peatonal, destruyó parte de los muros que separaban a este del Hospital Federico Lleras y quedó hecho un muladar toda la zona.

Existe temor porque un posible deslizamiento de gran envergadura acabaría con el cuarto frío y una de las calderas del centro de salud.

Después de ello, el IBAL enmalló algunas zonas, colocó un muro de contención de tan solo unos seis metros en uno de los lados del cerro e instaló un nuevo gavión de rocas a la pata del cerro. Posteriormente, las excusas del IBAL aludían a recursos insuficientes para hacer las obras correspondientes y hoy en día el sendero se ha convertido en un vertedero de basura, maleza, eses humanas y animales, y un lugar donde abundan los habitantes de calle.

“Han sido muchas las luchas por este sendero que es tan importante para nosotros. En su momento fue la iluminación, en otro que no lo cerraran las constructoras, que no se nos viniera encima el cerro, ahora está totalmente abandonado y es un corredor que diariamente usan niños y personas mayores. Solo falta que en esta nueva temporada de lluvias se repita la tragedia, se deslice el talud y se nos caiga el tanque”, comentó Amparo Rivera, líder barrial.

El próximo 7 de mayo de 2024 se tiene prevista una audiencia pública jurídica por los derechos a la protección a la vida, sendero peatonal, muros de contención, drenaje de aguas lluvias en épocas de invierno y posible erosión del cerro de Piedra Pintada.